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Arranca el 'gran hermano' marciano

Seis candidatos a astronautas inician mañana una misión simulada al planeta rojo

NUÑO DOMÍNGUEZ

Tres rusos, dos europeos y un chino se encierran en una nave espacial durante 520 días y se imaginan que van a Marte. Podría ser el comienzo de un chiste, pero se trata de Mars 500, un proyecto de investigación único en el mundo que analizará desde mañana los efectos de un viaje tripulado al planeta rojo.

Cien equipos científicos estudiarán día y noche el comportamiento y funciones vitales de los seis voluntarios. Los resultados no sólo serán claves para planear viajes reales, sino también para investigar nuevos tratamientos para enfermedades terrestres como la depresión.

'Nunca se ha hecho nada parecido', explica a Público Patrik Sundblad, jefe de la Unidad de Ciencias de la Vida de la Agencia Espacial Europea (ESA). Esta organización es la encargada de controlar el funcionamiento de la misión junto al Instituto de Problemas Biomédicos de Moscú, donde se encuentra el búnker de unos 180 metros cuadrados en el que se realizará el estudio. 'Este experimento nos dará una oportunidad única de estudiar los impactos psicológicos en la salud física', detalla Sundblad. El coste del proyecto ronda los ocho millones de euros.

La escotilla de la instalación de aislamiento se cerrará mañana a las 13.30 hora local (11.30 hora peninsular española). Si todo sale bien, no se abrirá hasta dentro de un año y medio. Los seis voluntarios se prepararán entonces para dejar la Tierra y zarpar rumbo a Marte, mientras un centro de control les da las primeras instrucciones.

'Los enemigos serán el estrés y el aburrimiento', dice un psicólogo

Durante la misión harán exactamente lo mismo que si su viaje fuera real. Justo en el ecuador de este viaje a ninguna parte, tres de ellos entrarán en un módulo que imita una cápsula de aterrizaje. Enfundados en trajes espaciales rusos bajarán a la superficie y tomarán muestras de su suelo en un habitáculo cubierto de arena y con un falso cielo estrellado, explica Sundblad. Se intentará que sea lo más parecido a Marte, aunque la temperatura, la menor gravedad y la radiación solar son imposibles de reproducir en este caso. Un mes después la tripulación volverá a reunirse para regresar a casa.

Cada faceta de la vida de los voluntarios será objeto de medición y estudio. Dos ingenieros y un médico vigilarán día y noche las dinámicas de grupo, los estados de ánimo de cada participante y su impacto en su rendimiento, así como su salud psicológica.

'Los grandes enemigos van a ser el estrés, el aburrimiento y la bajada de rendimiento', explica el neuropsicólogo de la Universidad de Cádiz Gabriel González, que participa en el único experimento español que se llevará a cabo en Mars 500. Junto a expertos de la Universidad de Valencia, la Politécnica de Valencia y la Universidad Jaume I, ha desarrollado un programa de realidad virtual para ofrecer a los astronautas paseos por un parque o experiencias placenteras que ellos mismos pueden programar. 'Intentamos comprobar si así se puede mejorar la calidad de vida y controlar los niveles de estrés y ansiedad', explica González.

También se probarán otros remedios, como suplementos dietéticos de omega-3 o el uso de luz azul. 'Se ha propuesto que la sensibilidad de nuestros ojos al espectro electromagnético es lo que nos dice cuándo es de día y de noche y con esta luz vamos a probar esa teoría', explica Diego Urbina, uno de los dos participantes de la ESA. 'En potencia, la luz azul podría ayudar a personas que durante el invierno sufren depresión debido a la falta de luz solar', añade.

Incluso la comida esconde experimentos. Los platos congelados de la empresa alemana Apetito que degustarán los astronautas durante la primera mitad de la misión llevarán cargas de sal altas, medias o bajas. 'Los resultados pueden ayudar a las autoridades a regular cantidades máximas de sal por ley', señala Urbina.

Los seis voluntarios fueron seleccionados entre 200 candidatos en función de su edad, estudios universitarios y condiciones psicológicas y físicas, explica Sundblad. Para la anterior misión, de 105 días, hubo más de 5.000. La diferencia se debe en parte a que el plazo de inscripción ha sido menor en esta ocasión, argumenta el experto.

Los elegidos llevan en Moscú desde febrero preparándose para su vida en el módulo y aprendiendo a realizar las pruebas y análisis que llevarán a cabo. También han sido adiestrados en resolución de conflictos. 'En caso de que haya un accidente o una pelea deberían ser capaces de solucionarlo por sí mismos', cuenta Sundblad. Espera que no haya problemas, basándose en estudios anteriores sobre personas que pasaron 14 meses en una base antártica en condiciones 'aún peores'. Los participantes son libres de abandonar en todo momento. En caso de que se ponga en riesgo su vida, los organizadores también podrán abrir la escotilla. 'No podemos permitir que se hagan daño', concluye Sundblad.

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