Este artículo se publicó hace 14 años.
Las células malignas se disfrazan para evitar al sistema inmunitario
Los tumores se ocultan de las defensas imitando a los nódulos linfáticos
Ander Izagirre
Cuando las células empiezan a multiplicarse de forma descontrolada, el sistema inmunológico va a por ellas. Así, cuando se forma un tumor, las defensas del organismo han fallado en su papel. Aunque se barajan múltiples hipótesis para esta bajada de guardia, tantas como para el origen del cáncer, un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Suiza) describe hoy en Science una posible explicación a este fenómeno.
Según explica el equipo liderado por Melody Swartz, el tumor se escapa de las defensas engañando al organismo, y lo hace imitando al tejido sano: en concreto, a los nódulos linfáticos, estructuras que, en forma de habichuela, se encuentran localizadas a lo largo de los vasos linfáticos, formando grupos en el cuello, las axilas, el abdomen y las ingles.
Los científicos probaron su tesis en ratones con melanoma
Estos nódulos, que tienen compartimentos especializados donde se congregan las células inmunes, presentan una proteína que atrae a las células T y las programa para llevar a cabo sus funciones defensivas.
El equipo de Swartz se centró en el estudio de dicha proteína el receptor de quimioquina CCR7 y observó, en ratones con melanoma, que algunos tumores eran capaces de segregar dicha proteína para transformar la capa externa del tumor en tejido similar al de los nódulos linfáticos.
Dicha capa externa atraería, como la de los nódulos originales, a las células T, pero estas serían reprogramadas para reconocer al cáncer como tejido amigo. El sistema inmune, por lo tanto, no ataca al tumor y las células siguen multiplicándose.
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