Este artículo se publicó hace 14 años.
Cómo colarse en casa de la reina sin invitación
Un documento de Greenpeace explica a la policía danesa cómo se planeó la protesta en palacio. Usaron calcetines para sujetar las credenciales y walkie-talkies de juguete. La policía les guió hasta el recinto. Algunos
"La policía se sintió burlada y pagamos los platos rotos". Las palabras de Juantxo López de Uralde nada más salir de la cárcel danesa donde había pasado 20 días recluido en aislamiento se comprenden mejor si se conocen los detalles de cómo consiguieron cuatro activistas de Greenpeace colarse en el palacio real danés, donde cenaban la reina y 117 jefes de Gobierno que asistían a la Cumbre del Clima en Copenhague (COP15).
Un documento enviado por la ONG a la policía danesa el pasado 23 de diciembre, y al que ha tenido acceso Público, detalla cómo se planeó el acto de protesta. Describe que las matrículas eran en realidad pegatinas, las credenciales iban sujetas con calcetines y los supuestos guardaespaldas llevaban auriculares y walkie-talkies comprados en una tienda de juguetes. Según el documento, los coches de Greenpeace sólo tuvieron que unirse al resto de vehículos oficiales que se dirigían al Palacio de Christianborg. La policía les escoltó hasta el palacio y los activistas entraron sin que nadie les pidiera una identificación.
Los ecologistas fabricaron las matrículas falsas con adhesivos
Según el texto, que no identifica a las personas que tomaron parte en la maniobra, el primer paso fue entrar en la web del COP15 para saber qué coches debían usar.
La página describía varios modelos esponsorizados por la cumbre, como el Mercedes Clase S, uno de los vehículos que eligieron. Alquilaron este y otros dos coches en Holanda y Alemania y condujeron a Copenhague.
Allí inventaron nuevos números de matrícula que comenzaban por FZ 45, el número especial asignado a los coches que participaban en la cumbre, tal y como informaron varios medios de comunicación daneses. Se imprimeron nuevos números en papel adhesivo. Uno de ellos era el 007, "en referencia al intrépido miembro del servicio secreto británico que siempre llega con un estilo impecable", detalla el informe. "Para ser francos, no hicimos un gran trabajo", continúa. Las pegatinas quedaron abombadas y los números no eran de la misma fuente que las matrículas oficiales ni eran reflectantes, por lo que apenas se veían.
Después copiaron la credencial que identificaba el país de procedencia de cada dignatario tras observar la del coche de la delegación de Surinam, aparcado cerca del Teatro Real el día antes de la cena. A falta de adhesivo, la identificación con el lema Alerta planetaria. Greenpeace autorizado, se sujetó con calcetines. Los otros dos coches llevaban insignias con el lema Delegación de Greenpeace.
Una sirena de seis eurosEl 17 de diciembre, los tres vehículos esperaron aparcados cerca del palacio hasta que pudieron unirse a otros coches oficiales camino de la residencia real. Dentro de uno de ellos iban el jefe de Estado Juantxo López de Uralde vestido con esmoquin, y su falsa consorte, Nora Christiansen, ataviada con un vestido adquirido en un H&M de Copenhague. Los guardaespaldas también iban de esmoquin y llevaban auriculares y walkie-talkies comprados en una tienda de juguetes. Uno de los vehículos tenía una sirena azul que había costado 50 coronas danesas [6,5 euros] en Internet.
Poco después, la caravana consigue unirse a otros vehículos oficiales y sigue las instrucciones de varios policías que les guían hasta la entrada del palacio. "A ninguno de los participantes se les pidió la identificación", asegura el documento. "La policía simplemente guió nuestros coches con gestos". Los dignatarios de Greenpeace, junto a un guardaespaldas, "salieron del vehículo y caminaron con calma por la alfombra roja".
Un policía se acercó al primer coche e indicó al conductor dónde aparcar. Una vez estacionados los coches , "el resto de ocupantes bajaron con calma y salieron del recinto".
Los agentes no pidieron la identificación a los activistas
Mientras, los dos "VIPs de Greenpeace" desplegaron frente a la prensa acreditada los carteles con el lema: Los políticos hablan, los líderes actúan. Antes de ser sacado de palacio, el falso guardaespaldas reclamó ante las cámaras "que los líderes aprovechasen esa oportunidad histórica para tomar decisiones y parar la amenaza del cambio climático". Una nota final del escrito confiesa: "Estamos bastante sorprendidos de haberlo logrado".
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