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Darwin revive en Nueva York

El Jardín Botánico de la ciudad recrea el jardín inglés donde vivió y trabajó el biólogo británico

ISABEL PIQUER

Algunas personas recorren el mundo y no aprenden nada. Otras miran por la ventana de su casa y descubren los secretos del Universo. Charles Darwin, ni qué decirlo, era de las segundas. Y para demostrarlo, el Jardín Botánico de Nueva York ha recreado el jardín de su residencia en Downe, en los alrededores de Londres, donde pasó 40 años observando las plantas y consolidó su teoría de la evolución.

La idea del Botánico -esa venerable institución del Bronx que los turistas olvidan con demasiada frecuencia- es explicar cómo Darwin apuntaló los descubrimientos que hizo durante sus cinco años de periplo a bordo del HMS Beagle con la meticulosa observación de la naturaleza que crecía a su alrededor.

'No creo que nada me haya dado más satisfacción en mi vida científica que averiguar el sentido de la estructura de estas plantas', decía Darwin. Sentado en su escritorio, ahora reproducido al detalle, rodeado de sus instrumentos de observación, fue elaborando la teoría que cambió el mundo. 'Hay que imaginarse una casa preciosa con jardines, no jardines formales, sino una especie de laboratorio viviente, donde Darwin desarrollaba sus experimentos', cuenta David Kohn, experto en el biólogo británico y comisario de la exposición.

Darwin descubrió que las plantas, al igual que los animales, son criaturas sensibles, capaces de responder a las condiciones que les rodean y actuar ante elementos como el Sol, el roce o la gravedad.

El viaje de las especies

'Si eres consciente del mundo que te rodea, el siguiente paso es intentar entender cómo funciona. Cómo todo llega a combinarse', dice Dennis Stevenson, vicepresidente de los laboratorios de investigación del Botánico. 'Eso llevó a Darwin a ver toda la diversidad en términos de organismos, algo que ahora llamamos biodiversidad. Y siguió haciéndose preguntas: ‘¿Cómo puedo explicar todas estas diferencias? ¿Cómo las especies han cambiado a través del tiempo y viajado de continente a continente?', relata.

El Botánico ha reproducido incluso el cultivo de malas hierbas que Darwin utilizó para experimentar las teorías de Thomas Malthus sobre crecimiento de población y escasez de recursos. 'Los organismos que crecen en un medio ambiente determinado crecen muy rápido hasta que lo agotan. Y cuando agotan el medio ambiente, se crea una competición por los recursos. Y la consecuencia es que alguna especies sobreviven y otras no', explica Kohn.

Darwin contó su experimentación botánica en varios libros publicados tras El origen de las especies, libros sobre la fertilización de las orquídeas, las plantas trepadoras o el poder de las flores. 'Cada planta se convirtió en un objeto de estudio', añade Kohn, y concluye: 'Las estudiaba con atención y siempre encontraba una forma de descubrir cosas que otros no habían visto'.

 

“Estamos a punto de mudarnos a una casa que hemos comprado”, escribía Darwin en 1842, a propósito de su residencia familiar en Downe, cerca de la capital inglesa. “Además de la casa, hay 18 acres de terreno, bastante bueno, que he podido obtener a buen precio. Lo mejor de todo es que es muy rural. Creo que nunca he estado en un paisaje tan perfectamente tranquilo”, precisaba sobre el lugar donde viviría y trabajaría el resto de su vida. Allí criaría el biólogo británico, con su mujer y compañera, Emma Wedgwood, a sus 10 hijos. Viviría la publicación, rodeada de polémica, de su obra central, ‘El origen de las especies’, en 1859, después de un largo y tortuoso proceso de incubación. Y allí moriría, en 1882, a la edad de 73 años, tras haber convencido a la mayor parte de la comunidad científica de que la selección natural era más lógica que el Antiguo Testamento.

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