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Darwinismo artístico

Una exposición muestra cómo el padre de la biología evolutiva influyó sobre los artistas del siglo XIX

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

Después de que Charles Darwin diera a conocer su teoría sobre la evolución de las especies, pocos pintores volvieron a plasmar a Adán y Eva. La nueva posición del hombre en el mundo y las ideas sobre la selección natural no sólo removieron los cimientos de la ciencia y la religión, también alimentaron la fantasía de los artistas con nuevos temas.

Una exposición, que comienza el próximo martes en el Museo Fitzwilliam de Cambridge (Reino Unido), muestra cómo el padre de la biología evolutiva influyó sobre los artistas del siglo XIX.

Desde los paisajistas estadounidenses hasta los impresionistas afincados en París, los pintores acogieron las implicaciones de la nueva biología en su arte. Muchas veces de forma simplificada o exagerada, ideas como la lucha por la supervivencia, la adaptación al medio o la acción de las fuerzas de la naturaleza sobre el entorno fueron recogidas en escenas de lucha entre animales o paisajes erosionados por los elementos.

Con los científicos como Darwin, los fósiles encontrados empezaban a tener un lugar en la historia. Los artistas buscaron más allá del Paraíso en el tiempo para imaginar un mundo prehistórico en permanente cambio que no aparecía en la Biblia.

La exposición Charles Darwin, Ciencia Natural y Artes Visuales, impulsada por el museo y el Yale Center for British Art, incluye más de 200 obras de varios museos e instituciones de EEUU y Europa. Entre las fotografías, cerámicas, litografías, cuadros y esculturas, hay trabajos de afamados artistas como Monet, Degas, Cézanne o Landseer. Pero hay muchos otros menos conocidos, como Liljefors o Rop.

La muestra está dividida en siete áreas. Comienza con una serie de piezas que resumen el estado del arte en la juventud de Darwin, desde ilustraciones de botánica hasta vajillas con motivos naturales.

Otras cinco secciones repasan algunas de las consecuencias de la teoría darwinista, como la relación del hombre con los simios o la relevancia de lo sexual en la selección natural. Una última etapa recoge materiales del propio Darwin y obras que lo representan.

Aunque el rastro de Darwin en algunos artistas y obras es más evidente, el influjo en la modernidad del impresionismo es más difícil de percibir. Sin embargo, según los responsables de la muestra, los paisajes de Monet muestran cómo buscaba las cualidades primigenias de la naturaleza en las formaciones geológicas deformadas por la erosión y los volcanes. Por su parte, la visión que Degas tenía de la sociedad parisina de su tiempo se entiende mejor a la luz de su conocimiento de las teorías de Darwin.

Más evidente es el influjo de la nueva ciencia en autores como Redon, Cormon o Bock. Sus temas, de un interés casi etnográfico, son los pueblos primitivos y, en una versión imperialista de la humanidad, su retraso cultural frente al hombre blanco.

Las ideas darwinistas serían usadas para apuntalar diversas teorías raciales. El desarrollo cultural del hombre desde un estado animal fue inseparable de la teoría racial en el XIX, la edad del imperialismo.

 

 

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