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Descubrimiento arqueológico Cómo un meteorito llegó a ser la daga de Tutankamón

Se identifica con la descrita en una lista de regalos de un rey extranjero al abuelo del faraón.

El arqueólogo británico Howard Carter examina el tercer ataúd de Tutankamón, el de oro macizo.
El arqueólogo británico Howard Carter examina el tercer ataúd de Tutankamón, el de oro macizo. WIKIPEDIA

¿Si la capacidad tecnológica para usar el hierro como metal preferido se alcanzó en la mayor parte del mundo avanzado de la época alrededor de hace 3.200 años, cómo es que se encontró en la famosísima tumba del faraón egipcio Tutankamón un lujoso puñal con empuñadura y vaina de oro y hoja de hierro? El joven faraón reinó entre 1361 y 1352 antes de la era actual, bastante antes de que se popularizara el hierro en armas y herramientas.

La explicación a esta pregunta es relativamente simple: se aprovechó material extraterrestre, de un meteorito férrico. Estas rocas espaciales son los meteoritos menos frecuentes pero los más grandes y pesados de los que han estado llegando a la Tierra desde tiempos inmemoriales. El origen meteórico se sospechaba desde hace 50 años y se reforzó prácticamente en un análisis de 2016 porque, aunque la tumba se excavó hace casi un siglo, no ha sido hasta estos últimos años cuando la daga (una de dos halladas allí) se ha podido analizar con más detalle con tecnologías avanzadas. La información obtenida en el último análisis, que se acaba de publicar, confirma el origen meteórico y completa también datos históricos de aquella época.

La daga más antigua con hoja de hierro de meteorito se encontró el siglo pasado en Anatolia (Turquía)

Este no es el único ejemplo de la utilización durante la Edad del Bronce de meteoritos ricos en hierro como fuente de este elemento de características muy deseables, recuerdan los autores del actual estudio, que publican en la revista Meteoritics and Planetary Science. La daga más antigua con hoja de hierro de meteorito se encontró el siglo pasado en Anatolia (en la actual Turquía) pero está muy mal conservada. Se cree que la tecnología necesaria estuvo disponible desde hace al menos 4.300 años en esa región, que fue también pionera en la fundición de mineral de hierro.

28/02/2022. La daga de Tutankamón por ambas caras en la actualidad. Abajo, tras ser hallada hacia 1925 en la tumba del faraón.
La daga de Tutankamón por ambas caras en la actualidad. Abajo, tras ser hallada hacia 1925 en la tumba del faraón. T. Matsui

El caso es que, como la daga del rey Tut está muy bien conservada, los investigadores japoneses, liderados por Tomoko Arai, han llegado a algunas conclusiones interesantes al analizarla químicamente sin contacto en el Museo del Cairo. El hierro de la hoja es de alta calidad, lo que indica una tecnología madura que no existía en Egipto en aquella época. La estructura atómica del hierro y del níquel, además de confirmar que procede de un meteorito, señala a un tipo concreto, una octaedrita. Los puntos negros parecen corrosión pero en realidad son inclusiones de otros minerales comunes en estos meteoritos. Por otra parte, la escasa deformación en su estructura atómica respecto a la original de un meteorito indica que la daga se forjó a baja temperatura, entre 700 y 1.100 grados.

Un objeto tan lujoso que mereció ser enterrado con el joven faraón a su muerte hacia los 20 años de edad

En cuanto a su origen histórico, dado que los datos indican que en Egipto no se trabajaba el hierro en aquella época, todo apunta a que procede de otra zona. La única mención al hierro en los importantes documentos de Amarna figura en una lista de regalos que mandó al faraón Amenhotep III de Egipto (abuelo de Tutankamón, que reinó entre 1417 y 1379) Tusratta, rey de Mitani, en Anatolia. "Una daga, con hoja de hierro, su funda de oro, con dibujos, su empuñadura …. con incrustación de lapislázuli genuino, su pomo de piedra. Se han utilizado 42 gramos de oro" reza la traducción del acadio, el idioma internacional de la época.

La descripción coincide en gran medida con la daga de Tutankamón, que tiene el pomo de cristal de roca y en la empuñadura lapislázuli y otras gemas, como malaquita, sobre oro. Un objeto tan preciado por los descendientes de Amenhotep III y tan lujoso que mereció ser enterrado con el joven faraón a su muerte hacia los 20 años de edad.

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