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Detectadas ondas acústicas en los Pirineos procedentes de la explosión del volcán de Tonga

El análisis del Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC) y el CSIC han identificado dos ondas acústicas: una primera que llegó a la cordillera pirenaica a las 21 horas, y otra segunda, registrada cinco horas más tarde.

20/01/2022
Imagen de la erupción de volcán de Tonga. Tonga Geological Services / ZUMA P / DPA / Europa Press

El sismómetro del Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC), situado a 17.000 kilómetros de Tonga, ha registrado la llegada de ondas acústicas de la violenta explosión del volcán submarino que provocó un tsunami en el Pacífico el pasado sábado, según un comunicado del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los datos obtenidos por el sensor sísmico instalado en el LSC y gestionado mediante un convenio de colaboración por el instituto GEO3BCN del CSIC, muestran la llegada de ondas sísmicas a tan solo 20 minutos después de la explosión, que viajaron a unos 8 kilómetros por segundo.

Tras 16 horas más tarde, se produjo la llegada de la primera onda de presión, la cual provocó una deformación detectada por el sismómetro. En concreto, el análisis del LSC, elaborado por el sismólogo del CSIC, Jordi Díaz, ha identificado la llegada de dos ondas acústicas: una primera que alcanzó los Pirineos a las 20:00 UTC en la ruta más corta entre Tonga y la cordillera pirenaica, y otra segunda, registrada 4 horas más tarde tras recorrer el globo en dirección contraria.

Los datos obtenidos en el LSC permiten identificar la deformación de suelo producida por el segundo paso de las ondas de presión, unas 36 horas más tarde, que alcanzaron los Pirineos después de haber circunvalado nuevamente la Tierra y viajado un total de 57.000 kilómetros.

Según el CSIC, es relativamente habitual detectar dos o tres de estos pasos en los sensores sísmicos situados en zonas con poco ruido ambiente, aunque la detección sísmica de la deformación de terreno producida por el segundo paso de las ondas acústicas es un hecho excepcional que pone de manifiesto la gran energía liberada por la explosión.

La variación de la presión atmosférica generada por la erupción del volcán de Tonga se propagó por todo el planeta como una onda de choque con una velocidad cercana a los 1.100 kilómetros por hora y con una variación de presión al paso de la onda de entre 1 y 8 milibares.

Este súbito cambio de la presión provocó variaciones del nivel del mar en muchos lugares del planeta, incluyendo localidades del litoral valenciano y balear, con oscilaciones de hasta 50 centímetros de altura. La energía de la fuerte explosión del volcán submarino ha sido estimada por la NASA en unos 10 megatones, unas 500 veces mayor que la bomba nuclear detonada en Hiroshima a finales de la Segunda Guerra Mundial.

Según Naciones Unidas, cerca de 84.000 personas, que representan el 80% de la población de Tonga, han sido afectadas por la erupción de volcán y el posterior tsunami, que ha dejado un total de tres fallecidos.

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