Este artículo se publicó hace 14 años.
Un festival de teatro entre residuos
Industria organiza un viaje exprés para periodistas al ATC de Holanda, modelo para el almacén español
Es difícil imaginar al rey Juan Carlos de Borbón inaugurando un almacén de basura radiactiva en Yebra o en Ascó, decorado por Miquel Barceló, y tras haber disfrutado de una obra de teatro en la que los niños del pueblo representaran el papel de residuo nuclear. Pero eso es, con otros protagonistas, lo que ocurrió en la pequeña localidad de Borssele, al suroeste de Holanda, el 30 de septiembre de 2003.
Aquel día, la reina Beatriz, una de las monarcas más ricas de Europa, entró engalanada con una pamela y un collar de perlas en una nave industrial de color naranja chillón cuyas paredes de 1,7 metros de hormigón, según sus gestores, pueden resistir el impacto de un caza F-16 para presionar un botón que simbolizaba el fin del desperdigamiento de los desechos atómicos en su país. La reina sonreía, sin temor a la radiactividad. Pero hizo trampa. El edificio estaba vacío: las toneladas de uranio y plutonio de los cuatro reactores holandeses no llegaron hasta más de un mes después.
El almacén temporal centralizado (Habog, por sus siglas en holandés, o ATC, en castellano) de Borssele es el modelo para el que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con el apoyo del resto de partidos políticos, quiere construir en España. Tanto que el Ministerio de Industria invitó ayer a unos 30 periodistas españoles para que comprobaran, acompañados por el secretario de Estado de Energía, Pedro Luis Marín, que el llamado "cementerio nuclear" por los ecologistas no muerde.
Unos 500 españoles han visitado el almacén, invitados por Enresa o el Ministerio
A primera vista, el Habog no parece muy temible. Según Hans Codée, el director general de la agencia holandesa de residuos radiactivos, Covra, el depósito atómico es "probablemente el lugar más seguro de Holanda" e incluso "una obra de arte". El artista William Verstraeten diseñó para este ATC una fachada de color naranja brillante que irá perdiendo intensidad hasta llegar al blanco dentro de un siglo, como metáfora del enfriamiento y la pérdida de radiactividad de la basura nuclear que hay en su interior.
En la fachada principal, Verstraeten colocó las tres letras más célebres de la ciencia, E=mc2, la ecuación formulada en 1905 por Albert Einstein para indicar la equivalencia entre masa y energía. El edificio se ha convertido en un lugar tan emblemático que en el verano de 2008 acogió el festival de teatro de la provincia. Y, como subraya Codée entre risas, "la gente del pueblo pagó la entrada" para ver una comedia sobre unos contenedores de uranio y plutonio gastado.
Refinerías y térmicasLos 22.000 habitantes de Borssele, como los de Yebra o Ascó, están acostumbrados a la energía nuclear. En el gigantesco polígono industrial en el que se levanta el Habog hay una planta atómica, la única comercial que queda en Holanda tras el cierre en 1997 de la de Dodewaard, además de una refinería de petróleo, una central térmica de carbón, molinos eólicos y una fábrica de aluminio. El alcalde de Borssele, el socialista Jaap Gelok, anima a sus homólogos españoles a mirar sin miedo al ATC.
"Muchos creen que las centrales nucleares espantan al turismo, pero no es cierto. Luchen por el ATC", dice. A diferencia del caso español, donde el Ministerio de Industria ha prometido casi ocho millones de euros anuales para los pueblos cercanos al ATC, Borssele no recibe un euro. La empresa pública Covra paga al municipio lo que cualquier otra instalación industrial.
El Ministerio de Industria quiere pensar que en España se repetirá la historia del almacén holandés. Cuando se lanzó la convocatoria para acoger los desechos radiactivos en 1994, dos municipios dieron un paso adelante. El Gobierno escogió Borssele porque el terreno disponible en el otro pueblo lindaba con una refinería y suponía un peligro añadido. Hubo muchas protestas. Greenpeace, incluso, consiguió paralizar la construcción del ATC durante dos años. "Pero cuando la gente vio lo que era el famoso almacén nuclear, después de mucha información, se acabaron las protestas", recuerda el alcalde.
'Easy Rider'"Yo mismo era un antinuclear convencido en la década de 1970, cuando los residuos se tiraban en bidones al mar del Norte. Llevaba melena y mi película favorita era Easy Rider. Ahora estoy orgulloso de tener el Habog en mi municipio, y me sigue gustando Easy Rider", bromea Gelok, que es casi un profesional en la venta de las bondades del almacén nuclear. Desde que el Gobierno de Zapatero descongeló el proceso de selección del emplazamiento del ATC, unos 500 ciudadanos de pueblos atómicos, sobre todo de Yebra y Ascó, alcaldes, políticos y periodistas han visitado el Habog, en viajes pagados por Enresa, la Asociación de Municipios con Centrales Nucleares (AMAC) o el Ministerio de Industria.
"Hasta ahora hay dos candidatos, que no es un mal número. En Holanda también hubo dos"
"A la vista de esta instalación, queda claro que los países más preocupados por el medio ambiente y el futuro son los que más se preocupan por los residuos. Éste es el modelo que está impulsando el Gobierno", declaró ayer el secretario de Estado de Energía tras su tour por el ATC de Borssele que no incluyó el pueblo. "Hasta ahora hay dos candidatos, que no es un mal número. En Holanda también hubo dos", señaló, aclarando que ni Ascó ni Yebra parten, de entrada, con ventaja. Fuentes de Enresa apuntan que no se descarta que alguna aldea diminuta, con un solo partido político representado en el Ayuntamiento, convoque el viernes un pleno municipal a última hora para solicitar in extremis la sede del ATC.
Reducir los residuosLa aceptación del almacén español, no obstante, puede requerir una mayor labor pedagógica que la que necesitó su hermano holandés. Industria no descarta construir otro reactor nuclear en el centro tecnológico de Enresa asociado al ATC. La nueva unidad atómica española no estaría destinada a producir energía, sino a investigar la transmutación, una tecnología que permitirá reducir la radiotoxicidad de los residuos nucleares. Pero nadie habla de este posible reactor experimental para no avivar la polémica. "De momento, no hay reactor", explica Jorge Lang-Lenton, director de la División de Administración de Enresa.
Borssele también puede ser un modelo para el Gobierno de Zapatero en otros aspectos. En enero de 2006, el tripartito que componía el Ejecutivo holandés decidió dar marcha atrás y anular el apagón nuclear del país, previsto para 2013, y prorrogar la vida de la central de Borssele hasta 2033, cuando cumpla 60 años de vida. La planta atómica tiene una potencia instalada de 485 MW y fue inaugurada en 1973. Casi como la de Santa María de Garoña, en Burgos, que Zapatero quiere cerrar en 2013.
La decisión de dotar a España de un ATC se remonta a 2004¿Qué es un almacén temporal centralizado (ATC)?
Se denomina almacén temporal centralizado (ATC) a las instalaciones diseñadas para guardar en una única ubicación todos los residuos radiactivos de alta actividad producidos en España. Es una instalación pasiva, porque no produce energía y no es contaminante. Es temporal por la duración del almacenamiento, 60 años, tras los cuales se buscaría otra ubicación, como el almacenamiento geológico profundo.
¿Qué se ha hecho hasta ahora con los residuos?
En la década de 1970 y hasta 1982, España optó por reprocesar en el extranjero el combustible gastado de las centrales de primera generación, Vandellós I, José Cabrera y Santa María de Garoña. España se comprometió a acoger de vuelta, entre 2010 y 2015, diversos residuos de media y alta actividad resultantes del reprocesado del combustible de la central nuclear de Vandellós I. Los primeros deberán llegar antes del 31 de diciembre de 2010 y, si no, el Estado habrá de hacer frente a 60.000 euros diarios de penalización. Excepto los residuos de estas tres centrales, todo el combustible gastado que se ha generado en el parque nuclear español se almacena en las piscinas de las correspondientes centrales.
¿Cuándo se planteó la construcción de un ATC en España?
En diciembre de 2004, la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados aprobó una resolución que instaba al Gobierno, junto con la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), a desarrollar los criterios necesarios para instalar en España un ATC que albergara el combustible gastado de las centrales nucleares.
¿Cuáles fueron los siguientes pasos?
En mayo de 2006, se presentaron las conclusiones de la Mesa de Diálogo sobre la Energía Nuclear en España, que consideraba que el ATC era la mejor opción para la gestión de residuos radiactivos. Un mes después, se aprobó la creación de una Comisión Interministerial para establecer los criterios que deberá cumplir el futuro emplazamiento del ATC y se dio luz verde al VI Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR). En julio de 2006, se abrió el periodo de información sobre la convocatoria pública para optar al emplazamiento del ATC, que se cerró en febrero de 2007.
¿Cuándo se sabrá dónde estará situado?
El plazo de presentación de candidaturas a los ayuntamientos voluntarios para albergar el ATC concluye el próximo 31 de enero. El nombre se conocerá en unos cuatro meses.
¿Cuáles son las ventajas de ser sede del ATC?
La principal razón es económica. Se prevé que la inversión total en el ATC será de 700 millones de euros. Según el Ministerio de Industria, la construcción de las instalaciones del ATC requerirá de alrededor de 500 trabajadores fijos durante los primeros cinco años, que es la duración estimada de la primera fase del proyecto (que en su conjunto durará 14 años).
¿Cuánto cuesta y quién lo paga?
Entre 1985 a 2070, los gastos de gestionar los residuos radiactivos ascienden a 13.018 millones de euros, con cargo al Fondo para la Financiación de las Actividades del PGRR. Hasta 2009, los ingresos de este fondo provenían de tres vías: la tarifa eléctrica, las centrales nucleares y otras instalaciones, como los explotadores de las instalaciones
radiactivas generadoras de residuos.
¿Por qué hay oposición a ser sede del ATC?
Los opositores al proyecto creen que es una estrategia para eludir el debate sobre el cierre de las centrales nucleares y prolongar su vida. Además, opinan que existen riesgos no suficientemente aclarados en el transporte de residuos. / AINHOA IRIBERRI
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