Este artículo se publicó hace 16 años.
Fósiles de 14 millones de años, en el metro de Madrid
En la sabana cálida y seca del mioceno madrileño vivían mastodontes, rinocerontes y osos-perro
Cuentan que, con ocasión de su visita a Madrid, el actor Danny de Vito hizo notar lo agradable que sería la ciudad cuando hubiesen “encontrado el tesoro”. Pero si las intensas perforaciones en el suelo de la capital causan molestias a sus vecinos, al menos están ayudando a los científicos a encontrar ese tesoro: una buena parte del patrimonio histórico y natural que quedó sepultado por la proliferación urbanística. El último hallazgo ha aflorado en la estación del metro de Vía Carpetana de la línea 6, donde unos trabajos de mejora han sacado a la luz un yacimiento de fósiles de grandes vertebrados fechados en 14 millones de años.
El director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el director gerente de Metro, Ildefonso de Matías, abrieron hoy el yacimiento a los periodistas para presentar los hallazgos, situados en el foso practicado para construir cuartos técnicos y ascensores de acceso, unos cinco metros bajo el nivel del suelo.
Tesoro fósilEn el recinto excavado, de apenas 20 metros cuadrados, los paleontólogos han podido recuperar unas 1.500 piezas desde el pasado marzo, cuando la detección de un nivel de arcilla rico en fósiles fue comunicada a la Dirección General de Patrimonio Histórico para iniciar los trabajos. Según la arqueóloga de la Comunidad de Madrid Pilar Mena, los restos corresponden sobre todo a grandes vertebrados que reflejan cómo era el ecosistema madrileño en el mioceno medio, entre 13,8 y 14,1 millones de años atrás.
Según expuso el director de la excavación, David Sancho, de la empresa Paleoconsult, la mayoría de los fósiles corresponden al Anchitherium, un caballo con tres pezuñas originario de Norteamérica que fue el primer representante del grupo de los equinos en el mioceno europeo. Al mismo orden de los perisodáctilos –animales con pezuñas impares– pertenecen los antiguos rinocerontes, cuyos restos se han hallado también en Carpetana.
En el recinto se ha desenterrado también un colmillo y otros restos de gonfoterio –un mastodonte, pariente de los elefantes–, además de fósiles de cérvidos, bóvidos, tortugas gigantes y de un carnívoro del tamaño de un lobo llamado Hemicyon. Sancho explicó que la cima de la pirámide trófica en la cuenca del Manzanares, por entonces una sabana cálida y seca, estaba ocupada por un predador y carroñero con una morfología a medio camino entre un oso y un perro.
Además de los grandes vertebrados, los científicos han rescatado una gran cantidad de fósiles de plantas y de microfauna, como dientes de ratones. Varias toneladas del sedimento recogido serán lavadas y procesadas en el laboratorio antes de trasladarse a su destino final, el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Sancho prevé continuar la excavación durante un mes más en el recinto actual y en otro colindante, donde espera desenterrar en torno a otro millar de piezas. Los trabajos se ven dificultados por las recientes lluvias que, según Sancho, “han anegado el yacimiento y nos han obligado a achicar el agua antes de seguir excavando”.
Siglos de historia bajo el suelo de una ciudad
El Anuario de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas de la Comunidad de Madrid , accesible en Internet, recoge los yacimientos excavados en la región entre 2001 y 2006. La base de datos recoge un total de 1.506 registros que cubren desde el periodo terciario –que comenzó tras la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años– hasta la época moderna. Hasta 2006, en la región se habían estudiado 20 yacimientos del terciario. Los fósiles, similares a los del nuevo enclave de Carpetana, han permitido detallar cómo era la fauna madrileña del periodo.
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