Este artículo se publicó hace 13 años.
Fuga de Almaraz
Una falsa alerta desata el caos en el pueblo nuclear y cuestiona los planes de emergencia
El pueblo de Almaraz, con dos reactores atómicos, se convirtió ayer en la versión cacereña de Springfield, la ciudad de la serie Los Simpson, que gestiona de manera esperpéntica su central nuclear. A las diez de la mañana, el sistema de megafonía de Protección Civil empezó a vociferar: "Emergencia nuclear, acudan a los puntos de encuentro". Sin saber todavía que era una falsa alarma, los 48 ancianos de la residencia geriátrica Catalina Curiel, muchos de ellos con alzhéimer, sordos y postrados en sillas de ruedas, siguieron desayunando bajo la alerta nuclear.
Según una empleada del centro, pasaron entre cinco y diez minutos hasta que el Ayuntamiento, regido por la alcaldesa Sabina Hernández, del PP, comunicó a la residencia que era una falsa alarma. "Las personas mayores están en su mundo. Ni se enteraron", señala la trabajadora. Nadie inició una evacuación.
Muchos ciudadanos no conocían los puntos de encuentro para la evacuación
"No se oye nada"En la central, propiedad de Endesa, Iberdrola y Gas Natural, no pasaba nada, pero el pueblo estaba en alerta nuclear por un supuesto error todavía no aclarado en la megafonía de Protección Civil, que se activa de forma manual para evacuar el pueblo en caso de emergencia en la central. Con la central de Fukushima todavía desbocada, muchos de los 1.200 habitantes de Almaraz se temieron una catástrofe. El Consejo de Seguridad Nuclear solicitó ayer una investigación a la Guardia Civil para "identificar responsabilidades".
"Algunos han cogido a su familia, la han metido en el coche y han escapado a Talavera", explica Pilar, trabajadora del hogar en Almaraz desde hace nueve años. Talavera está a 83 kilómetros por carretera. "Desde que vivo aquí, nunca se ha hecho un simulacro. Decían por megafonía que acudiéramos a los puntos de encuentro, pero nadie sabía dónde estaban", critica.
En algunos barrios la megafonía de emergencia no se escuchó
A las diez de la mañana, Pilar (que no quiso dar su apellido) se encontraba limpiando una vivienda cerca de la casa cuartel de la Guardia Civil, a un kilómetro de la central. "En mi barrio sí se oye la megafonía, pero cerca de la casa cuartel no se oye nada. La gente no sabía que había una emergencia nuclear", añade Pilar.
Mientras unos barrios seguían su vida por fallos en la megafonía, en otros la gente se amontonaba en las calles intentando averiguar dónde estaban los puntos de encuentro. Muchos acabaron en la plaza del Ayuntamiento, donde los funcionarios intentaban avisar a todo el mundo de que se trataba de una falsa alarma. La Policía Local recorrió el pueblo en busca de los ciudadanos que estaban en plena evacuación por su cuenta hacia Talavera, Navalmoral de la Mata u otros núcleos. El caos fue mayor, según Pilar, porque muchos niños acababan de salir a los alrededores del pueblo de excursión y sus padres se encontraron de repente sin hijos y en medio de una emergencia nuclear. Varios ciudadanos acabaron en el centro médico con crisis de ansiedad.
Rafael Bermejo, conserje del Colegio San Andrés, se encontraba cortando setos cuando se activó la megafonía de emergencia. Con el ruido de la maquinaria, no escuchó la alarma hasta pasados unos minutos. "Ahora nos lo tomamos a risa, pero nos hemos acojonado. Yo he ido a mi casa porque tengo dos hijos, uno de ellos minusválido, los he metido en el coche y me he ido a Navalmoral", explica.
Varios vecinos huyeron a toda prisa hacia Talavera, a 83 kilómetros
Planes obsoletos"En mi casa ni se habían enterado porque, entre el viento y que no funciona bien, la megafonía se oye como un murmullo, y eso que estamos a un par de kilómetros de la central", denuncia Bermejo. La propia alcaldesa aseguró ayer a Canal Extremadura que los planes de emergencia "están obsoletos y hay que ponerlos al día por la Dirección General de Protección Civil". En las mismas declaraciones, Hernández lamentó los "momentos malísimos" vividos por los vecinos y lanzó una sospecha: "No me gustaría pensar que ha sido un acto de sabotaje".
Para Francisco Castejón, portavoz de Ecologistas en Acción, el esperpento escenificado ayer en Almaraz es "una demostración de que los planes de emergencia son un fracaso". Según Castejón, "el desastre de Fukushima nos ha enseñado que los primeros momentos de un accidente son fundamentales. ¿Y si la emergencia de ayer hubiera sido real?".
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