Este artículo se publicó hace 16 años.
El futuro y la obra de arte hechos robot
El MoMA presenta una colección tecnológica que ahonda en los vínculos de la obra artística con el desarrollo tecnológico
“Es tímido”, comenta uno de los vigilantes del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). El técnico que está a su lado le corrige: el software de WizKid ha sufrido un error y el robot yace boca abajo, con su cabeza colgando fuera del borde de la mesa. Cualquiera podría pensar que está deprimido.
Uno de sus creadores, Frederic Kaplan , explica que este robot-ordenador pretende revolucionar la forma en la que el hombre se relaciona con la máquina, y para ello revolucionar la forma en que la máquina se relaciona con el hombre. WizKid no tiene teclado, no tiene ratón y no obedece a los comandos por los que se rigen el común de los ordenadores.
Su sistema de seguimiento integrado es capaz de identificar a un ser humano e interactuar con él, no utiliza un diálogo verbal pero, dotado de movimiento y una pantalla que emula gestos, WizKid se muestra curioso e intuitivo cuando percibe a su alrededor la presencia humana, respondiendo a los estímulos externos con precisión y empatía.
WizKid tiene como objetivo acabar con la barrera física que el actual diseño de los ordenadores supone para el uso de su potencial real. El objetivo de Kaplan y el de su colaborador Martino d’Esposito es liberar a la máquina de su soporte estático y hacerlo realmente disponible allí donde se necesita, presente en la cocina para dar instrucciones sobre la preparación de un plato, asistiendo en una tienda a la clientela o instruyendo de forma interactiva a visitantes en un museo.
El presente de WizKid y su futuro está determinado por los actuales avances de reconocimiento gestual, presencial y su capacidad de visión, que le confieren una diferenciación básica respecto de un ordenador tradicional.
Funciones en desarrollo
Kaplan lo define como una pantalla de ordenador con una cámara, unida a un cuello robot y, si bien su apariencia pueda recordar a la de un ordenador, “se trata de un robot capaz de mirar en diferentes direcciones e interactuar cara a cara con el usuario”, explica.
Wizkid todavía está muy lejos de la versatilidad del ficticio robot de La guerra de las galaxias C-3PO, y su funcionalidad hasta el momento es más reducida que la de ASIMO , el robot creado por Honda. A diferencia de éstos, WizKid no trata de imitar a ser humano físicamente: no tiene brazos, no tiene piernas, apenas un cuerpo que contiene todos los circuitos y mecánica del cuello robot responsable de sostener sus órganos de interacción, compuestos por su monitor a modo de rostro y su cámara como si fueran ojos.
Uno de los aspectos más sorprendentes de Wizkid es cómo logra emocionar a los visitantes que se detienen ante él. No sólo se muestra inquisitivo, examina, valora el entorno en el que se mueve, incorpora otros personajes a la relación con sus interlocutores y crea vínculos de comunicación que nutren su memoria y le hacen si bien no más inteligente en cada ocasión, sí más acertado en la atención que presta.
Para crear este efecto fue necesario incorporar al equipo de científicos y técnicos que han trabajado en la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Suiza), del que forma parte Fréderic Kaplan, el saber de Martino d’Esposito, procedente de la Universidad de Arte y Diseño de la misma ciudad y experto en diseño de objetos de hogar y mobiliario. WizKid, al igual que el resto de las creaciones en las que ha participado d’Esposito, intenta comunicarse con aquellos que lo utilizan, “echar una mano sin perder, no obstante, su identidad de objeto”. El reto, por tanto, ha sido crear algo original “un ordenador con el que comunicarse de manera más natural manteniendo su forma no humana, su personalidad de robot. “La idea era que sus gestos fueran los que le humanizaran, no su apariencia”, resume.
300 objetos de 'diseño y mente'WizKid, esta especie de ordenador robot capaz de interactuar con las personas, forma parte de un conjunto más amplio de objetos tecnológicos que el MoMA ha agrupado bajo la colección ‘Design and elastic mind’, que explora la relación entre diseño, ciencia e innovación, y cuya exhibición permanecerá abierta al público hasta el próximo 12 de mayo. ‘El diseño y la mente elástica’ es una muestra de los últimos avances que se han realizado en diseño, además de una pincelada de lo que puede deparar el futuro, explorando la relación que se establece en este campo entre ciencia y diseño en el mundo contemporáneo.
Un total de más de 300 objetos, entre instalaciones, y obras conceptuales sintetizan la más avanzada de las investigaciones científicas con el medio ambiente, la sostenibilidad del hábitat, así como las limitaciones y aspiraciones de la naturaleza humana. Objetos mínimos del tamaño de un teléfono y obras de arte que simulan a la naturaleza introducen al visitante en un mundo a veces futurista a veces retro que abre la imaginación de cara al futuro y pone de manifiesto la necesidad humana de dotar al objeto de un estímulo emocional a través del arte.
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