El Gobierno alemán acaba de anunciar que en 2022 ninguna de las 17 centrales nucleares actualmente en funcionamiento se mantendrá en operación en el país. Angela Merkel ha revocado el acuerdo parlamentario de principios de septiembre de 2010, alcanzado por el partido democristiano CDU y el partido liberal FDP, por el que se prolongaba, en una media de 12 años, la operación del parque nuclear alemán. Esta decisión llega a raíz del accidente en la central japonesa de Fukushima Daiichi.

La energía nuclear en Alemania supone casi un 25% de la electricidad que se consume en el país. Desde el punto de vista ambiental, de acuerdo con la Confederación de la Industria Alemana BDI, un rápido abandono de la energía nuclear supone el aumento anual de las emisiones de gases contaminantes en más de 70 millones de toneladas de CO2.

La decisión no puede ser trasladada a otros países

A pesar de que Alemania tiene alrededor de un 30% de capacidad de interconexión eléctrica con sus países vecinos, renunciar a la energía nuclear supondrá el uso de centrales térmicas de carbón para producir la energía eléctrica que deje de producirse. No contar con la energía nuclear en el mix de generación eléctrica en el horizonte 2022 supondrá, según el BDI, un coste acumulado de 33.000 millones de euros. Esta decisión pone en peligro la continuidad de la industria pesada y supone una amenaza para el mantenimiento del empleo. Esto motivará, a su vez, undesequilibrio en el suministro de la mayor parte de los países del continente europeo.

Confío en que esta decisión que acaba de tomar Alemania se reconsidere muy pronto, ya que la operación a largo plazo iba a permitir a su industria disponer de una tecnología de generación de electricidad fiable, estable, competitiva y respetuosa con el medio ambiente. Y es una decisión que no puede ser trasladada a otros países por su carácter coyuntural y la capacidad de interconexiones en la red de Alemania.