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Un huevo aclara el sexo de los pterosaurios

Hallado un 'Darwinopterus' que murió junto a su embrión

NUÑO DOMÍNGUEZ

Un día del Jurásico medio, un pterosaurio se rompió el ala izquierda en pleno vuelo sobre un tupido bosque del noreste de China. Cayó en un lago, donde probablemente murió, y su cuerpo quedó depositado en el fondo. Unos 160 millones de años después, los investigadores que han analizado su fósil no dudan de que era una hembra. Lo mismo podría haber hecho cualquier estudiante de primaria, pues, por primera vez en este grupo de reptiles, los restos incluyen un huevo que el animal nunca puso.

'Por el desarrollo del huevo sabemos que esta hembra iba a ponerlo en cuestión de horas', explica a Público David Unwin, experto en pterosaurios de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y coautor del análisis de este fósil, del género Darwinopterus. En 2009, Unwin y sus colaboradores chinos eligieron el nombre para celebrar el 150º aniversario de la publicación de El origen de las especies de Charles Darwin.

El fósil hubiera fascinado al padre de la teoría de la evolución, pues permite identificar machos y hembras. Muestra que las féminas Darwinopterus tenían las caderas más anchas que los machos, probablemente para facilitar la puesta de huevos. La pterosauria, a la que el equipo ha apodado como Mrs. T —Señora T— no luce la típica cresta que aparece en otros fósiles.

Unwin y su equipo coligen que el atributo lo llevaban sólo los machos para apabullar a sus rivales o encandilar a hembras como la encontrada en China. La cresta servirá ahora para distinguir machos de hembras en muchas de las 140 especies de pterosaurios conocidas, opina Unwin.

'Es un descubrimiento muy importante', opina Mark Witton, un paleontólogo de la Universidad de Portsmouth famoso por sus ilustraciones de pterosaurios, que no ha participado en el estudio. Advierte de que la cresta podría tener usos diferentes según la especie. El hallazgo descarta que las crestas ayudasen al vuelo, según Michael Habib, paleontólogo de la Universidad de Chatham (EEUU). 'Aún puede ser que ayudasen a regular el calor', añade.

El fósil de la Señora T también demuestra que la sexualidad ptserosauria era de reptil y no de ave. Sus huevos no tenían cáscara dura y estaban mucho menos desarrollados en el momento de la puesta. 'Los enterraban y después ganaban hasta el doble o el triple de su tamaño antes de que naciese la cría', señala Unwin. Ese tipo de reproducción exigía menos esfuerzo que en los dinosaurios, de los que las aves heredaron sus huevos con cáscara dura, apunta. Lo que tal vez nunca se sepa es qué le partió el ala a la señora T. 'Pudo ser un volcán, pues el fósil conserva ceniza y polvo de una erupción', concluye Unwin.

 

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