Este artículo se publicó hace 12 años.
El impacto de las caravanas radiactivas es "irrelevante"
Un equipo de científicos calcula por primera vez el riesgo radiológico del futuro desfile de camiones con residuos nucleares al almacén de Cuenca. La dosis del individuo más expuesto es similar a la recibida en un puente a&e
España, un país novato en el transporte de residuos altamente radiactivos, tendrá que empezar a mover unas 6.700 toneladas de desechos atómicos dentro de cinco años, cuando esté construido el almacén temporal centralizado (ATC) en Villar de Cañas. Para trasladar el uranio quemado en el reactor burgalés de Garoña a este depósito de Cuenca, los camiones cargados con contenedores de acero tendrán que recorrer 450 kilómetros atravesando grandes municipios como Madrid, Alcalá de Henares, Burgos y Torrejón de Ardoz. Los que salgan de la central tarraconense de Ascó recorrerán 475 kilómetros, pasando cerca de poblaciones como Valencia, Castellón de la Plana, Torrent y Sagunto. Y así siete itinerarios kilométricos por la península, desde las siete centrales con residuos hasta el depósito central de Villar de Cañas.
Antes de que el Gobierno de Mariano Rajoy decidiera ubicar el depósito en este pequeño pueblo de Cuenca, la empresa pública que gestiona los residuos radiactivos en España, Enresa, minimizó el riesgo de este trasiego de desechos nucleares por España. "En el mundo se han realizado más de 30 millones de kilómetros de transportes de residuos de alta actividad. No se ha producido incidente radiológico alguno", afirmó Enresa.
No se han producido incidentes en el transporte de estos residuos
Ahora, por primera vez, un equipo de científicos de la Universidad Politécnica de Madrid ha calculado el impacto radiológico anual que tendrá este desfile de caravanas radiactivas hacia Villar de Cañas. El individuo más expuesto, un conductor que adelante a un camión en la carretera y permanezca durante un tiempo en paralelo, recibirá una dosis de 4,12 microsieverts al año, según las estimaciones de los autores a las que ha tenido acceso Público.
"Es una dosis equivalente a la que recibe una persona que viaja en avión entre Madrid y Barcelona", explica el ingeniero industrial José Antonio Calleja, principal autor de la investigación. Un paisano que se quede mirando a los camiones desde el arcén recibirá una dosis todavía más irrisoria: unos 0,0072 microsieverts al año. "Todos sabíamos que los impactos radiológicos iban a ser despreciables, pero había que cuantificarlos", resume Calleja. Un ciudadano normal recibe en España, por fuentes naturales como los rayos cósmicos o el gas radón del subsuelo, unos 2.700 microsieverts al año. Con las tablas de la Comisión Internacional de Protección Radiológica en la mano, los investigadores han calculado el detrimento de la salud de los ciudadanos expuestos al paso de las caravanas radiactivas. El impacto radiológico, estiman, supondría que 4,15 de cada 10.000 millones de personas expuestas desarrollaría un cáncer. "La probabilidad no es nula, pero es muy remota, inapreciable", sostiene Calleja.
Su equipo, coordinado por el catedrático de Ingeniería Química Fernando Gutiérrez, ha elaborado una aplicación informática de libre acceso en internet (http://impactoradiologico.com) en la que cualquier persona puede conocer la dosis que recibirá cuando los residuos pasen por su pueblo. La dosis individual máxima se ha calculado considerando la población de los núcleos por los que circularán los camiones, en un radio de 15 kilómetros, y eligiendo "conservadoramente" al individuo más próximo. A partir de los 15 kilómetros la emisión de los desechos se confunde con la radiación natural.
"El problema es si ocurre un accidente", alertan los autores
El riesgo nunca es cero"Los resultados son muy tranquilizadores en condiciones normales, el problema es si ocurre un accidente, como que choque una avioneta con el camión en ruta", señala Gutiérrez. "El riesgo nunca es cero. Hay accidentes que parecen imposibles, pero también se decía que lo que ha pasado en Fukushima no podía ocurrir", advierte.
Los contenedores de acero que se emplearán en España han superado ensayos extremos, como el choque contra una locomotora a más de 130 kilómetros por hora. Las radiaciones ionizantes que logran escapar de este cascarón, si no hay grietas, "no son relevantes", según los autores. Aunque un mismo conductor manejara los 50 camiones de residuos radiactivos que, se calcula, surcarán España cada año, apenas recibiría una dosis anual de 34.481 microsieverts al año, una cifra por debajo del límite legal de 50.000 microsieverts anuales para un trabajador del sector nuclear.
"Ya sabíamos que las emisiones del transporte son muy pequeñas, lo importante es el riesgo de que haya un accidente o un sabotaje", subraya el físico Francisco Castejón, de Ecologistas en Acción. A su juicio, la operación de descarga de los camiones en el ATC de Villar de Cañas es "un punto vulnerable" en el que se pueden producir fugas radiactivas.
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