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MicroARN, las riendas que ponen freno al cáncer

El científico Joan Massagué revela un mecanismo clave en la metástasis tumoral

JAVIER YANES

El principal peligro del cáncer reside en la capacidad de las células de saltar las fronteras entre tejidos cuando se rompen las barreras fisiológicas de regulación. El poder para actuar sobre los entresijos moleculares de este comportamiento celular alterado es la meta del científico catalán Joan Massagué, uno de los más prestigiosos investigadores del mundo en el campo de la biología del cáncer.

Desde su laboratorio del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (EEUU), Massagué ha aportado grandes contribuciones a los mecanismos moleculares de la metástasis. El pasado año publicó en Nature la identificación de varios genes que confieren capacidad invasiva a las células del cáncer de mama.

En los últimos años ha cobrado importancia un nuevo tipo de elementos reguladores de la vida celular. Se trata de los microARN, pequeñas cadenas moldeadas a partir del ADN que promueven o inhiben la traducción de la información genética a proteínas. Recientes investigaciones han demostrado que, entre las funciones celulares controladas por los microARN, se encuentran aquéllas de las que depende la metástasis tumoral. Varios estudios han mostrado que numerosos tumores humanos tienen reducidos los niveles de estas moléculas.

Policía de tráfico molecular

El último descubrimiento de Massagué, que hoy publica Nature, detalla este mecanismo en las células del cáncer de mama que invaden otros órganos. Los científicos compararon los perfiles genéticos de dos poblaciones celulares de cáncer de mama humano que diferían en su capacidad de provocar metástasis. Lograron así identificar un pequeño número de microARN que estaban ausentes en las células agresivas. Al restaurar tres de estos elementos –llamados respectivamente miR-126, miR-206 y miR-335–, las células metastásicas eran incapaces de invadir el hueso y el pulmón en ratones. Los investigadores comprobaron en muestras de pacientes que la ausencia de estas moléculas, en especial de miR-335, se correspondía con una mayor agresividad del cáncer.

Por último, dado que los microARN no son verdaderos actores en la transformación maligna, sino agentes de tráfico en este proceso, el estudio ha logrado también localizar seis genes regulados por miR-335, alguno de ellos previamente implicado en la migración celular. Según Massagué, este panel de genes permitirá predecir la agresividad de los tumores y plantear posibles vías terapéuticas.

 

Los enfoques que profundizan en la metástasis, más que en el crecimiento tumoral, están rindiendo interesantes posibilidades que para Massagué definen una “edad de oro de la oncología”. En abril de 2007 el científico definió cuatro de los genes implicados en la metástasis del cáncer de mama, a los que se han unido otros dos llamados ID1 e ID3. 

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