Este artículo se publicó hace 12 años.
Los lagos 'alienígenas', la última carrera antártica
Rusos y británicos reviven la pugna de Scott y Amundsen por ser los primeros en alcanzar las aguas profundas que esconde la Antártida. Esas lagunas ocultan seres aislados desde hace millones de años
¿Hay vida en Europa? Frente a lo que pudiera esperarse, la respuesta no depende de Alemania. Serán rusos, británicos e incluso estadounidenses quienes señalen las probabilidades de que el satélite de Júpiter llamado como el viejo continente albergue seres vivos bajo su superficie glacial. Aunque los contendientes lo niegan, la carrera está lanzada; todos quieren ser los primeros en encontrar alienígenas en la Tierra; esos bichos que llevan 15 millones de años de evolución paralela a la que ha vivido el planeta, aislados en los centenares de lagos que la Antártida esconde bajo kilómetros de hielo.
Es una pugna que arrancó hace décadas y ahora estamos en pleno sprint. Los investigadores están a punto de cruzar la meta justo cuando se cumple un siglo de la primera gran carrera antártica, la que enfrentó al británico Robert Scott y al noruego Roald Amundsen por alcanzar el Polo Sur.
El equipo ruso pretende alcanzarla meta antes del 6 de febrero
Los rusos llevan la delantera. Han escogido el lago Vostok, bajo la base rusa homónima en la que se han registrado las temperaturas más bajas del planeta. Situada a 3.500 metros sobre el nivel del mar, se han medido hasta 90º centígrados bajo cero. Por eso, los investigadores que tratan de alcanzar los lagos deben aprovechar al máximo estos días de verano antártico, con tan sólo 30º bajo cero. Esa diminuta ventana de actividad que se abre cada año, de noviembre a febrero, es una de las razones de que esta empresa lleve en marcha desde 1990. Las primeras elucubraciones sobre esos lagos bajo el hielo las realizó en el siglo XIX el pensador ruso Pedro Kropotkin, quien además de padre del anarcocomunismo fue científico y explorador.
Mientras lee este artículo, los investigadores del Instituto de Investigación Ártica y Antártica de San Petersburgo (AARI) pueden estar penetrando las últimas resistencias heladas entre su broca y las inéditas aguas del Vostok, mayor que el lago Victoria y uno de los más profundos de la Tierra. Según anuncian, deberían atravesar el hielo cualquier día.
A pesar del secretismo con el que Rusia está llevando esta expedición, un portavoz del AARI, Sergey Lesenkov, confirmó ayer a este diario que "el objetivo no se ha alcanzado por el momento". Y explica: "Nadie sabe exactamente cuánto queda por perforar. Esto se debe al hecho de gran espesor del glaciar, más de 3.740 metros". El margen de error en el cálculo del espesor es de aproximadamente 20 metros. La perforadora avanza estos días a unos 1,7 metros diarios, lo que ubicaría el sensor de la punta de la broca a cinco o 15 metros del objetivo, según los últimos cálculos publicados. "Lo más probable es la meta se alcance este verano del hemisferio sur", asegura. Ya pueden apresurarse: el último avión saldrá el 6 de febrero, antes de que llegue de nuevo el mal tiempo.
"No es una carrera; estamos haciendo ciencia", aseguran los británicos
El plan ruso es permitir que el agua suba por la cañería abierta unos 50 metros, dejar que se congele y volver de nuevo en diciembre a recoger ese hielo. Tratan de evitar que se les acuse de falta de asepsia. Los métodos soviéticos empleados al comienzo de la perforación, como el uso de queroseno para proteger el boquete, pusieron en entredicho la limpieza del proyecto. Por eso, en lugar de llevar hasta el agua algún artefacto contaminante, dejarán que el salga para recogerla helada. Eso sí, para el verano de 2012-2013 el grupo ruso pretende sumergir en el Vostok un robot submarino que explore a placer sus aguas. Los rusos reconocen la presión de ser los primeros en llegar después de los repetidos fracasos de su programa espacial, según explicó recientemente a Nature el responsable del programa ruso, Valery Lukin.
Cuando empezó a trabajar en el proyecto de explorar los lagos antárticos hace más de una década, el equipo británico escogió el lago Ellsworth, a 2.600 kilómetros del lago Vostok y mucho más pequeño. Oculto debajo de una capa helada de 3.400 metros, los investigadores del British Antarctic Survey pretenden alcanzarlo usando la manguera más larga del mundo, de 3,5 kilómetros, para asegurar un trabajo más limpio que el del equipo ruso al penetrar el hielo con agua hirviendo a presión.
Ciencia vs Carrera"Es lo más parecido a un ecosistema extraterrestre", dice otro investigador
La semana pasada la primera fase de su programa: llevar hasta allí las 70 toneladas de equipos que serán necesarios para completar su misión el próximo verano. Los han dejado junto al lugar elegido para la perforación, y a pesar de su tamaño y de estar protegidos frente a las bajas temperaturas, necesitarán la ayuda del GPS para encontrarlo cuando regresen el próximo noviembre. Es decir, que empezarán a trabajar antes que los rusos. Sin embargo, el líder de la expedición británica, Martin Siegert, niega que exista una carrera como la de Amundsen y Scott: "No lo veo así. No estamos interesados en explorar el lago, o de ser el primero en llegar allí. Estamos interesados en hacer ciencia, respondiendo a las preguntas sobre la vida en el lago y los registros climáticos de los sedimentos", defiende.
"Las condiciones de los dos lagos son comparables, por lo que es probable que veamos microbios similares", aventura Siegert, geofísico de la Universidad de Edimburgo. Los dos equipos, junto al futuro equipo de EEUU, coinciden en que las muestras que recojan darán claves sobre las condiciones de vida en planetas helados como Europa o Encélado, satélite de Saturno.
Antonio Camacho, profesor de Ecología Evolutiva de la Universidad de Valencia, explica que los microorganismos que encontrarán "diferirán genéticamente del resto del planeta. Tras millones de años de aislamiento, habrán seguido una evolución desconocida; es lo más parecido a un ecosistema extraterrestre", afirma este investigador, que ha trabajado en varios lagos antárticos.
Camacho no cree que se encuentre nada mayor a un microbio: "No habrá peces ni ranas ni nada de eso; si lo hubiera, sería portada de Nature y Science durante semanas". Y no le cabe ninguna duda de que se trata de una carrera: "Está claro que hay clanes científicos enfrentados. Todos quieren ser los primeros". La bandera de cuadros comienza a agitarse a finales de año.
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