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El legado del 'Sputnik'

La carrera que comenzó hace 50 años impulsó el ecologismo  y la creación de Internet, si bien su concepción inicial distaba bastante de estos propósitos altruistas.

DANIEL MEDIAVILLA

El primer vehículo de la carrera espacial no se creó para conseguir nada bueno; más bien, todo lo contrario. En los años cincuenta del siglo pasado, cuando sólo habían pasado diez de Hiroshima, la capacidad de la bomba atómica se recordaba con nitidez y tanto soviéticos como estadounidenses querían tener de su parte el poder nuclear. En la Unión Soviética, Andrei Sakharov y su equipo trabajaban a destajo en el desarrollo de la bomba de hidrógeno. Sólo faltaba encontrar un medio para colocar la cabeza nuclear en suelo americano.

Cuando los estadounidenses escucharon en sus transistores el pitido del Sputnik, muchos no se dieron cuenta de que aquélla era una señal ominosa. Los soviéticos habían logrado lanzar un satélite con escasa utilidad, pero habían probado la eficacia de los cohetes R-7, un vehículo capaz de colocar una cabeza nuclear a 8.000 kilómetros de distancia. La carrera espacial había comenzado y fue, desde el principio, una lucha por la supervivencia. La guerra, sin embargo, siguió rumbos que hacen recordar hoy el lanzamiento del Sputnik como un momento más luminoso de lo que se anticipaba en 1957.

Y es que los últimos 50 años de carrera espacial han dejado su huella. Gracias a los cambios que se produjeron tras el lanzamiento del satélite soviético, la ciencia tiene una mayor presencia en el espacio público, la humanidad es más consciente de la fragilidad del planeta y la sociedad de la información ha transformado el mundo hasta un punto que nadie podría haber anticipado en el inicio de la carrera espacial.

Otro punto de vista

Para empezar, un año después del evento, como recuerda el historiador de la ciencia Robert Hatch, de la Universidad de Florida (EEUU), “el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Educación de Defensa Nacional, e inyectó más de 1.000 millones de dólares en cuatro años para mejorar la educación del país”.

Salir de la Tierra también proporcionó un nuevo punto de vista. El director del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), Fernando González, lo explica así: “Una de las virtudes que tiene el espacio es que nos permite cambiar la forma de ver el planeta, sin fronteras, viendo que tenemos que resolver los problemas de forma global”. Esta nueva perspectiva proporcionó un gran impulso a los movimientos ecologistas e inspiró a pensadores como James Lovelock, creador de la teoría Gaia.

Otro cambios atribuible, en cierta medida, a la carrera espacial, comenzó en febrero de 1958. Con un impulso que también se puede atribuir al Sputnik se creó la Advanced Research Projects Agency (ARPA). Nació para ser el motor tecnológico del Departamento de Defensa y fue el origen, junto con ARPANET, de lo que después sería Internet. Junto a la Red, la presencia en el espacio permitió colocar satélites esenciales en las telecomunicaciones. Cincuenta años después del lanzamiento es curioso recordar que todo comenzó, al menos en parte, buscando formas para matar más y mejor.

Visitas más populares que científicas

La carrera por ver quién pisaba primero la Luna marcó la edad dorada de la era espacial. Sólo hay que mirar la caída de los presupuestos de la NASA: tocó techo en 1966 y se mantuvo hasta que Neil Armstrong llegó al satélite. Diez años después, se había reducido a un tercio. Los proyectos para que los humanos visiten mundos extraños suponen una inyección de dinero en los planes espaciales.

Ahora, de nuevo, la NASA tiene planes para viajar a la Luna —en este caso para instalar una base— e incluso se plantea la posibilidad de enviar humanos hasta el lejano Marte. Pero no todo el mundo está de acuerdo con esos planes.

El Nobel de Física Steven Weinberg afirmaba hace dos semanas que el “carísimo” programa espacial tripulado “no ha producido nada de valor científico”.

Expertos como Steinn Sigurdsson, de la Universidad de Pensilvania, se quejan además de que las misiones tripuladas “le restan inversión a otro tipo de proyectos con satélites que proporcionan mucho más valor científico”.

En el presupuesto de este año y de 2008 de la agencia estadounidense está previsto un incremento del 3%. El aumento dedicado exclusivamente a ciencia será del 1%.

Sin embargo, algunos investigadores temen que los planes de regresar a la Luna a partir de 2020 provoquen, como ya ha sucedido en otras ocasiones, un recorte en la financiación de otros proyectos con más interés científico, aunque con un menor tirón popular.

Este año, el programa de satélites Beyond Einstein [más allá de Einstein] sufrió, según indica Sigurdsson, las consecuencias de primar las misiones tripuladas. Un gran número de científicos planteaba que el grupo de satélites Constellation X, dedicado al estudio de los agujeros negros, era el más interesante para su desarrollo. Finalmente, se optará por JDEM, otro proyecto que requiere una menor financiación.

La Guerra Fría también se libró fuera de la Tierra 

1961
El primer ser humano que salió del planeta. El cosmonauta Yuri Gagarin orbitó la Tierra a bordo de la nave ‘Vostok I’ el 12 de abril de 1961. Su misión apenas duró una hora y media.

1965
Alexei leonov inaugura los paseos espaciales. En marzo de 1965, la URSS se apuntó un tanto en su pelea contra EEUU. Alexei Leonov salió de su nave, ‘Vosjod II’, y realizó la primera caminata espacial.

1965
Primeras fotografías del planeta rojo. La sonda estadounidense ‘Mariner 4’ sobrevoló Marte la noche del 14 al 15 de julio. Suyas son las primeras imágenes de la superficie marciana.

1969
Neil armstrong pone
el pie en la luna. Los astronautas de la NASA Neil Armstrong y Edwin Aldrin dejaron su huella en el satélite terrestre el 20 de julio de 1969. Su compañero, Michael Collins, permaneció en el ‘Apolo 11’.

1986
El desastre del ‘challenger’ conmociona al planeta. El 28 de enero de 1986, el transbordador espacial ‘Challenger’ voló en pedazos. Miles de escuelas de todo el mundo retransmitieron la muerte de sus siete tripulantes en directo.

2003
Un ‘taikonauta’ en el espacio. El astronauta Yang Liwei lideró la primera misión espacial china.  

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