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La mancha volcánica de El Hierro toca tierra

El barco oceanográfico 'Ignacio Lozano' analiza su composición, seis días después de que comenzara el proceso eruptivo. Los vulcanólogos aún ignoran si está saliendo magma de la grieta

J. MARTÍN / N. DOMÍNGUEZ

Investigadores de Involcan (Instituto Volcanológico de Canarias) confirmaron a Público que la mancha provocada por los gases y las erupciones submarinas en El Hierro tocó tierra, alrededor de las seis de la tarde, en la punta de La Restinga. Este pueblo, de 500 habitantes, fue desalojado el pasado martes por su cercanía al fenómeno eruptivo. Los investigadores aún desconocen los detalles de la mancha y su evolución.

Precisamente, para conocer esos detalles, llegó al puerto de La Estaca de Valverde el barco oceanográfico Ignacio Lozano, del Instituto Canario de Ciencias Marinas. A primera hora del sábado zarpará del puerto herreño rumbo a la gran mancha provocada por el proceso eruptivo que comenzó el pasado lunes, frente al aún desierto pueblo de La Restinga.

Esta embarcación ha sido recibida con satisfacción por los científicos que trabajan en la isla, ya que podrá resolver muchas de las dudas que aun planean entre los vulcanólogos que están siguiendo esta crisis. ¿Qué sustancia química está saliendo del fondo del mar? ¿Está saliendo magma de la grieta, o sólo gases? En estos trabajos participan investigadores del Instituto Español de Oceanografía, Involcan, Instituto Geográfico Nacional, Plataforma Oceánica de Canarias y las dos universidades de las islas.

'Llegamos con cierto desconocimiento', dice el jefe de la campaña

Carlos Barreda, responsable científico de esta campaña, confesó que es la primera vez que afronta una situación similar. 'Llegamos con cierto desconocimiento porque es un fenómeno que no hemos visto nunca, pero con ganas de medir en la zona', explica. Para realizar los trabajos de investigación, el barco lleva a bordo instrumental que podrá medir la columna de agua que está bajo la mancha volcánica. 'Tenemos capacidad para medir hasta 1.500 metros de profundidad, suficiente para trabajar en la zona'. Barreda ha reconocido que la metodología de trabajo es la misma que en otras campañas. 'Como en otras ocasiones, algunas de las muestras de las aguas que extraigamos serán analizadas en el barco y otras serán enviadas a los laboratorios de las universidades canarias'.

Para realizar estos trabajos, los seis científicos que irán a bordo utilizaran botellas nansen y niskin, instrumentos muy conocidos en oceanografía que permiten recoger muestras de agua a diferentes profundidades y realizar estudios de temperatura, salinidad, oxígeno, nutrientes o trazadores. Aunque la tripulación tiene una gran experiencia en estudios zoológicos, por ahora no realizarán investigaciones sobre cómo están afectando estas emisiones a la fauna del lugar. 'Nuestra prioridad es realizar análisis químicos y físicos de la mancha que está al sur de la isla para poder completar los estudios vulcanólogicos'. Los expertos, conocedores de la toxicidad de los gases volcánicos, llevan a bordo máscaras de gas, guantes, botas y trajes especiales.

El barco partirá hacia el sur de la isla para situarse sobre la zona de emisión volcánica, donde harán una primera aproximación para planificar los trabajos de investigación. 'Sabemos cuándo llegamos pero no cuándo nos iremos', dice el científico. Para completar los trabajos del Ignacio Lozano, a mediados de la próxima semana llegará a la isla del meridiano el buque del Instituto Español de Oceanografía Ramón Margalef. Esta embarcación también podrá realizar trabajos biológicos, físicos y químicos, pero su mayor aportación será poner imágenes a este proceso eruptivo y, por fin, observar directamente lo que está sucediendo bajo las aguas herreñas. Esto lo logrará con un robot submarino de última generación, dotado de una potente iluminación y varias cámaras.

El tipo de erupción que está sucediendo en El Hierro puede dar lugar a grandes explosiones de vapor de agua e, incluso, a que la isla amplíe su territorio con zonas de lava emergida, explica José Luis Fernández-Turiel, geólogo del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera y experto en el vulcanismo de Canarias.

La erupción podría provocar que la isla amplíe su territorio 

La emergencia de un nuevo terreno unido a la isla fue precisamente lo que sucedió durante una erupción submarina en la isla de Faial, en el archipiélago de las Azores, muy similar a la herreña. Entre el 16 y el 27 de septiembre de 1957, se registraron 200 terremotos. Poco después el mar comenzó hervir, se registraron tremores y comenzaron a aparecer erupciones de vapor de agua y ceniza. 'Allí se registraron dos erupciones que se fueron acercando a tierra', explica Fernández-Turiel, quien recalca que, en aquel caso, la profundidad a la que se encontraba el punto de salida de magma al mar era de menos de 100 metros. Según los últimos datos, la erupción de El Hierro está en profundidades de entre 600 y 150 metros.

En estos casos donde hay erupciones en aguas poco profundas, el magma, que está 'a unos 1.200 grados, convierte el agua en vapor de forma muy rápida', explica Fernández-Turiel. Ese contacto expande el volumen de agua '1.600 veces', ocasionando explosiones. La erupción en Faial, que se extendió hasta 1958, destruyó 300 casas y ocasionó la evacuación de unas 2.000 personas, de las que muchas emigraron a EEUU y Canadá. Tras el proceso volcánico, la isla había ganado unos 2,5 kilómetros cuadrados.

Los vulcanólogos llaman a este tipo de fenómenos erupciones surtseyanas, por el nombre de la isla de Surtsey, surgida en 1963 frente a la costa sur de Islandia tras otra erupción. Esta sucedió a 130 metros y duró cuatro años.

'Es difícil que la erupción de El Hierro dure, porque parece ser pequeña; en este sentido, no se parece al escenario de Surtsey', opina Fernández-Turiel que, sin embargo, advierte de que no hay forma de predecir al detalle cómo evolucionará la erupción.

El buque puede medir hasta 1.500 metros de profunidad

'Cada volcán es diferente y se comporta de acuerdo con sus reglas propias, por lo que entender uno no nos dice nada del siguiente', alerta Ryan Portner, investigador del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey, en California. Las erupciones subacuáticas, más frecuentes que en tierra, son también mucho más difíciles de detectar y estudiar, especialmente aquellas que suceden en aguas remotas y profundas. Portner apunta que hay tres métodos para hacerlo. El primero es una red de sensores instalados en el fondo marino, algo que no existe en El Hierro. El segundo es usar un robot sumergible del tipo que viajará el lunes. El tercero es la detección de 'agua de mar caliente con una composición química extraña', señala Portner. En el caso de El Hierro, durante los primeros días las autoridades concluyeron que había una erupción por una gran mancha de color verde claro debida a los elementos químicos que contendría el magma, así como peces muertos. Portner opina que son 'buenos indicadores', pero que podrían deberse también 'a un proceso hidrotermal no asociado con volcanismo'. Según el investigador, es necesario tomar muestras de la mancha y encontrar partículas magmáticas para confirmar que ha habido erupción.

Descartar uno u otro origen es uno de los 'retos más difíciles cuando suceden erupciones como estas', explica Robert Tilling, vulcanólogo del servicio geológico de EEUU. Las fuentes hidrotermales son chimeneas en el fondo marino por las que sale agua y compuestos químicos a altas temperaturas. Suceden en zonas volcánicas en las que el magma está ceca de la superficie. Los miles de terremotos registrados en El Hierro no valen para descartar una u otra opción, apunta Tilling, pues ambos 'pueden ir asociados a terremotos'.

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