Este artículo se publicó hace 16 años.
Marte fue propicio para albergar vida
La geología confirma que el agua era muy abundante hace 4.000 millones de años
La presencia de agua en Marte en tiempos pasados parece ya aceptada por la corriente científica mayoritaria, pero subsisten las dudas sobre la magnitud de este fenómeno: ¿era una humedad dispersa o extendida, transitoria o permanente? Y sobre todo, ¿pudo sostener la vida?
La última aportación se publica hoy en Nature. Un equipo de la Universidad de Brown (EEUU) ha emprendido un estudio de la mineralogía del planeta rojo, basándose en las imágenes espectrales tomadas por la sonda Mars Reconnaisance Orbiter. La conclusión es rotunda: la huella del agua está en todas partes. Los científicos han localizado un antiguo delta que sería el lugar ideal, dicen, para buscar posibles restos de vida pasada.
La clave está en un tipo particular de minerales que abundan en la Tierra, los filosilicatos. Este grupo incluye la mica, el talco o los minerales de arcilla. Su estructura en láminas y su composición los convierte en trampas para el agua, que deja su rastro en la roca.
¿Vidas paralelas?En Marte, los filosilicatos se describieron por primera vez en 2005 gracias a las imágenes captadas por la sonda europea Mars Express. Los científicos mostraron entonces que estos minerales estaban muy extendidos en terrenos creados en el periodo más remoto de la historia marciana, el noaquiano, entre 4.600 y 3.800 millones de años atrás, precisamente cuando la vida en la Tierra daba sus primeros pasos. Sin embargo, era prematuro involucrar al agua en el origen de estos minerales, que podía ser, por ejemplo, volcánico.
Los nuevos datos han permitido al equipo de Brown, dirigido por el geólogo planetario John Mustard, comprobar que las variedades de estos minerales son mucho más ricas de lo sospechado, y sus ubicaciones, más extensas en superficie y profundidad. Además, han identificado algunos de estos yacimientos como sedimentarios, es decir, depositados por el agua. “Los resultados apuntan a una rica diversidad de ambientes noaquianos propicios para la vida”, concluyen. “No era la caldera hirviente de hoy. Fue un ambiente benigno y rico en agua”, añade Mustard.
¿Dónde residiría esta vida? Una estudiante de Mustard, Bethany Ehlmann, sugiere una pista en otro artículo en Nature Geoscience: en el cráter Jezero, un antiguo lago, se conservan deltas fluviales donde se depositaron silicatos parecidos a arcillas. Según Ehlmann, si hubo vida allí, este fango pudo ser un cementerio para toneladas de microorganismos cuya firma biológica aún podría detectarse.
La ‘Phoenix’ rasca el hielo, «duro como una acera»Entre los 34 y los 78 grados bajo cero a los que trabaja la sonda ‘Phoenix’, en el ártico marciano, el hielo no está precisamente para picarlo con un punzón. “Es como perforar una acera”, lo describe Ray Arvidson, científico de la misión. Tras sufrir problemas mecánicos que quizá restrinjan el uso del analizador de gases, los responsables de la ‘Phoenix’ tratan de recoger una muestra de hielo que permita por fin su examen químico. El problema es la rápida velocidad a la que se subliman –se convierten en vapor– los pedazos pequeños. El brazo robótico está rascando la capa de hielo para que los científicos puedan precisar este dato y así asegurarse de que la próxima muestra, que debería ser la definitiva, se deposite en la estufa analizadora antes de que se evapore.
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