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Morir en forma de diamante

Una estrella llega al final de su vida transformada en un planeta de estructura cristalina

TEGUAYCO PINTO

Hace ya algunos años, una empresa del sector funerario incluía en su catálogo la posibilidad de convertir las cenizas de un difunto en un diamante. Esta curiosa iniciativa ha encontrado un símil cósmico gracias a las observaciones de un equipo internacional de astrofísicos. Los investigadores han descubierto una estrella que, tras su muerte, ha terminado convertida en una diamante de proporciones planetarias.

La realidad, según explican los autores del estudio, publicado en Science, es que este planeta no es más que el resultado de 'un conjunto de circunstancias especiales que han permitido a una estrella convertirse en un planeta exótico', afirman. Los investigadores se encontraban observando un púlsar localizado en la Constelación de la Serpiente, situada dentro de la Vía Láctea, a unos 4.000 años luz de la Tierra.

Este tipo de objetos no son más que estrellas de neutrones, otro tipo de cadáver estelar, que giran a una velocidad de varios cientos de vueltas por segundo y emiten pulsos en radio. Al analizar la señal emitida por dicho objeto, los científicos advirtieron que existía una pequeña anomalía que se repetía de forma sistemática y concluyeron que se debía al efecto de otro objeto que orbitaba alrededor del púlsar, formando lo que se conoce como sistema binario.

Un púlsar devoró parte de otra estrella y la transformó en ‘joya’

Los astrofísicos asumen que la mayor parte de estos púlsares han ganado la energía que les permite girar a mucha velocidad gracias a una estrella, compañera de la que absorben materia. De esta forma, el sistema más habitual es el formado por un púlsar y una enana blanca. Así que, teniendo en cuenta que el púlsar, de apenas 20 kilómetros de diámetro y más masivo que el Sol, posee un campo gravitatorio muy intenso, los investigadores concluyeron que el planeta de diamante no era sino el remanente de una estrella muy masiva cuyas capas externas fueron devoradas por el propio púlsar.

Del análisis de la señal, los científicos dedujeron que este remanente orbitaba a gran velocidad en torno al púlsar y debía de tener un diámetro cinco veces mayor que el de la Tierra, pero con una densidad mucho mayor. 'Este último dato fue crucial y nos dio pistas sobre la historia del planeta', afirma Matthew Bailes, científico de la Universidad Tecnológica de Melbourne (Australia) y responsable de la investigación. Teniendo en cuenta la elevada densidad del planeta y sabiendo que las enanas blancas están compuestas esencialmente por carbono, Bailes afirma que, 'seguramente, el material habrá cristalizado, es decir, se ha convertido en un diamante'.

«Es un fenómeno extremadamente raro», afirma el autor del estudio

El investigador reconoce que el proceso sufrido por la estrella para que haya terminado convertida en un planeta 'es algo extremadamente raro' y asegura que 'tan sólo el 1% de las estrellas de neutrones podrían hacerle eso a su compañera'. Para que la estrella consiga sobrevivir a la atracción del púlsar, 'debe orbitar a mucha velocidad y tener la masa adecuada', explica.

Casualidades o no, un planeta hecho de diamante es algo lo suficientemente atractivo para hacer funcionar la imaginación de cualquiera. La posibilidad de que el planeta acabe chocando contra la estrella de neutrones y provoque un lluvia de diamantes en el espacio, ofrecería, sin duda, un espectáculo digno de cualquier obra de ficción. Sin embargo, Bailes afirma que 'el sistema será estable durante los próximos mil millones de años', así que la lluvia de diamantes tendrá que esperar.

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