Nuevas tecnologías aplicadas al juego en casa

La tecnología aplicada a los videojuegos va un paso más allá de la potencia gráfica y la jugabilidad. Los creadores quieren publicar títulos que proporcionen una experiencia cada vez más realista sin limitarse al procesador, la memoria o la tarjeta gráfica de la consola o el ordenador. Los juegos de conducción son la estrella en el desarrollo y venta de periféricos, aunque las nuevas propuestas van un paso más allá de los volantes y joysticks tradicionales.

The Renegade es una silla comercializada por la compañía Ultimate Game Chair que incorpora los altavoces en el propio asiento y 12 motores que la hacen vibrar durante el juego, por lo que el fabricante también la considera una silla para masajes. Además, se puede conectar el MP3 para utilizarlo como sistema de sonido. Con un aspecto menos elaborado y un precio más reducido, otro tipo de asiento es GFlex, de Pyramat, un sistema de apariencia sencilla que también incluye los altavoces. Diseñado como un accesorio portátil, incorpora una entrada de audio para conectar el sonido de la consola, el ordenador o la pantalla.

The Nethrone es otro ejemplo de cómo los fabricantes se esfuerzan para crear nuevos prototipos innovadores. Diseñado hace un par de años por Eran Baruhe como un sistema ergonómico a medio camino entre trabajo y placer, lleva un paso más allá el concepto de accesorio para jugar.

Sus detractores lo han comparado con un potro de tortura, aunque su creador insiste en la idea de que cada una de las piezas son ajustables para dar más libertad al usuario. El sillón también tiene función de masaje y, pese a las críticas por su aspecto, su precio es uno de sus mayores inconvenientes, ya que ronda los 2.000 euros. Se le pueden acoplar accesorios para juegos y funciona con un motor eléctrico.

Otra forma de ver las imágenes la proporciona el accesorio TripleHead2Go, un conector externo que permite ampliar la imagen convencional de una a tres pantallas mediante un software propio, alcanzando una resolución combinada de hasta 3840x1024. El sistema es compatible con 150 juegos como Quake, Flight Simulator o Age of Empires.

El triunfo de la sencillez

Según los expertos, el mercado real para este tipo de sistemas es reducido. "Los accesorios complicados, los que suponen mobiliario o vestuario específico, no suelen funcionar comercialmente", explica Carlos Rosales, gerente de Herederos de Nostromo, empresa que comercializa accesorios informáticos y de videojuegos.

"El accesorio se usa para manipular el juego mejorando la experiencia lúdica. Deben ser simples de manejar y proporcionar algún elemento extra a esa experiencia. Los accesorios de sonido, siendo éste un elemento importante en la inmersión en el juego, son siempre demandados", añade.

Y es que es difícil encontrar a un usuario dispuesto a invertir una media de 1.200 euros adicionales a lo que le ha costado la consola o el ordenador. Además, según los propios fabricantes, son sistemas muy resistentes, lo que provoca que los usuarios que se deciden a adquirirlos apenas los renueven, como sí sucede cuando el precio es menor.

La clave para algunas compañías, más que en lanzar sistemas muy elaborados que además requieren de una gran inversión para producirlos, consiste en comercializar accesorios sencillos pero originales, tal y como demuestra la popularidad alcanzada por el juego Guitar Hero, que incluye una guitarra de plástico con cinco botones a modo de cuerdas. Aunque a priori parecía difícil que el usuario se sintiera identificado con una guitarra de plástico, la iniciativa resultó ser un éxito. "No siempre es necesario hacer un accesorio realista para que a la gente le guste. En ocasiones es mejor ser original", matiza Carlos Mcilwain, jefe de producto de Activision.
"El mercado español es muy tradicional, es raro que se venda algo que no sean volantes, joysticks y joypads", afirma Martín Moncalvillo, director de GameProTv , web especializada en videojuegos. En EEUU pronto saldrá a la venta un accesorio para el videojuego Call of Duty que consiste en un chaleco con pequeñas bolsas de aire por las que el usuario siente un golpe cada vez que recibe un disparo. Se venderá en España, pero Moncalvillo apunta que la mayoría de los accesorios elaborados no se importan porque no hay un público masivo lo suficientemente excéntrico.