Este artículo se publicó hace 15 años.
La ONU edulcoró su último informe sobre calentamiento
Estados Unidos, China, Rusia y Arabia Saudí vetaron la inclusión de un diagrama "incendiario" en el 'dossier' sobre el cambio climático presentado en 2007
La verdad científica sobre el calentamiento global se encuentra, en teoría, en los informes publicados periódicamente por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. Sin embargo, la ciencia se mueve a un ritmo muy diferente al de la política, y cada nuevo dato publicado por los investigadores de todo el mundo convierte estos informes en papel mojado. Las conclusiones del IPCC, fruto de interminables discusiones para lograr un consenso, van siempre por detrás de los últimos datos. Y la situación se agrava si, además, los informes de la ONU no incluyen todo el conocimiento disponible.
Un grupo de 15 científicos pertenecientes al propio IPCC ha denunciado que el organismo de la ONU edulcoró su último informe, hecho público en abril de 2007, por las presiones de los delegados de países interesados en perpetuar el actual sistema basado en la quema de combustibles fósiles.
Estos investigadores han publicado en el último número de la revista PNAS, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, un diagrama cuyo nombre, burning embers (brasas ardientes), expone a las claras cuál es la situación que dibuja del planeta. El gráfico muestra, mediante un sencillo gradiente de color, el riesgo de perder ecosistemas únicos, como arrecifes de coral y glaciares tropicales; el incremento de eventos meteorológicos extremos, como inundaciones y sequías; e incluso el impacto en las vidas humanas o en los mercados.
Pese a que el penúltimo informe del IPCC, publicado en 2001, ya tenía un diagrama de brasas ardientes, con datos mucho menos alarmantes, su inclusión en el último documento del panel de científicos fue descartada a última hora por las presiones de Estados Unidos, Rusia, China y Arabia Saudí, según la acusación realizada por el climatólogo Stephen Schneider en el diario The New York Times.
El investigador, de la Universidad de Stanford, explica que el diagrama fue suprimido porque los representantes de estos países, todos grandes productores o voraces consumidores de combustibles fósiles, lo consideraron "incendiario". Sin embargo, aceptaron su sustitución por descripciones escritas de los niveles de riesgo en función del incremento de la temperatura. "Evidentemente, las palabras son menos poderosas que una imagen", apostilla Schneider.
Otro de los autores del diagrama, Joel Smith, aclara a Público los detalles de una guerra de gobiernos en el seno del IPCC. Cuando el diagrama de brasas ardientes fue presentado en uno de los plenarios, los representantes de Bélgica, Reino Unido, Alemania y otros países europeos apoyaron con firmeza su inclusión en el informe de síntesis del IPCC, utilizado por los gobiernos para elaborar sus políticas de lucha contra el cambio climático. Pero el búnker formado por los principales emisores de dióxido de carbono vetó su presencia por considerarlo "opinativo", pese a que era una simple actualización del ya incluido en 2001.
"Con el gráfico pretendíamos mostrar los aspectos del calentamiento que preocupan a la gente, cómo los cambios de temperatura afectarán a las cosas que preocupan a las personas", explica Smith, también miembro del IPCC. "Se puede decir que el diagrama refleja la opinión de los autores, pero tiene validez científica, es ciencia revisada por otros investigadores", añade.
El propio presidente del IPCC, el economista indio Rajendra Pachauri, ha terciado en la polémica. En un mensaje de correo electrónico enviado al periodista Andrew Revkin, de The New York Times, Pachauri se alegra por la resurrección del diagrama de brasas ardientes: "Algunos científicos implicados [en la elaboración del informe] dudaban de la validez científica del diagrama, y yo, simplemente, no pude lograr que se aprobara".
Las credenciales de los padres del gráfico de la discordia, no obstante, no parecen muy sospechosas. Entre la quincena de autores hay reputados científicos de las universidades estadounidenses de Princeton y Stanford, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la Universidad de Toronto (Canadá) y del Instituto de Potsdam para la Investigación de las Consecuencias del Cambio Climático, en Alemania. "Me alegro de que reaparezca este diagrama, y espero que esto conduzca a discusiones y debates", sentencia Pachauri.
Algunos autores de los anteriores balances del IPCC se reunirán la semana que viene para intercambiar los últimos datos científicos sobre el calentamiento, de cara a la elaboración del próximo informe, que se publicará previsiblemente alrededor de 2013. Para entonces, Joel Smith, actualmente en una consultoría medioambiental en EEUU, espera que su incendiario diagrama "deje de ser controvertido" y sea una herramienta más para la elaboración de las políticas de lucha contra el cambio climático.
Los ‘lobbies’ escépticos se multiplican en EEUUEl nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha repetido hasta la saciedad, a lo largo de la campaña electoral y en sus primera comparecencias en el Congreso, que transformará la manera en la que EEUU utiliza la energía “para salvar al planeta de los estragos del cambio climático”. Pero no se lo van a poner fácil. La organización no gubernamental Center for Public Integrity ha presentado un informe que revela que los grupos de presión que buscan teledirigir en el Senado las políticas de lucha contra el calentamiento global se han triplicado. Alrededor de 770 compañías contrataron unas 2.340 personas en 2008 para influir en las políticas federales, lo que supone un aumento del 300% en apenas cinco años.
Según los expertos del Center for Public Integrity, estos datos implican que un 15% de los miembros de todos los lobbies que pululan por Washington emplearon al menos una parte de su tiempo en presionar a los senadores para conseguir sus intereses en el ámbito del cambio climático. Los grupos de presión, según la ONG, gastaron el año pasado más de 70 millones de euros en tratar de coaccionar a los senadores. La Cámara de Comercio de EEUU y la Asociación Nacional de Manufacturadores son importantes actores que se oponen a la acción contra el calentamiento, a juicio de la ONG.
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