Este artículo se publicó hace 14 años.
La polémica del tóxico del biberón
Un grupo de científicos internacionales pide que se prohíba el bisfenol A, una sustancia presente en muchos plásticos
El pasado 7 de abril, un grupo de científicos de Reino Unido, EEUU e Italia firmó una petición, dirigida al Gobierno británico, para que se prohibiera el uso de un compuesto químico, el bisfenol A (BPA), en cualquier plástico usado para fabricar biberones o contenedores de alimentos. Una semana después, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicaba una nota informativa en su página web manifestando que no había "razón alguna" para tomar medidas respecto a dicha sustancia "en este momento". La organización ecologista Greenpeace, por su parte, exigía al Ministerio de Sanidad que adoptara "medidas preventivas urgentes para evitar la contaminación por esta sustancia que se encuentra en algunos envases y biberones".
La controversia en torno a la seguridad del BPA no es nueva. Diversos trabajados publicados en revistas científicas de prestigio han asociado el bisfenol A con problemas para la salud, que abarcan desde un mayor riesgo de cáncer de mama hasta complicaciones cardiovasculares, pasando por trastornos endocrinos. La mayoría de estos estudios se han realizado en animales pero, en 2008, la prestigiosa revista JAMA comparó las tasas de diabetes y enfermedad cardiovascular en adultos según los niveles de BPA presentes en la orina. Los resultados demostraban que las personas con niveles más alto de este químico tenían un mayor riesgo de las enfermedades evaluadas.
El plástico se usa en envases de alimentos y en biberones
Sin embargo, ninguno de los estudios ha podido replicarse, y ese es el argumento utilizado por los fabricantes de este omnipresente plástico se fabrican unas cinco millones de toneladas al año a la hora de defender su producto. La directora técnica de Consumo de la asociación europea de fabricantes de materia prima plástica, Plastic Europe, Alicia Martín, explica que los productores de BPA conocen los estudios pero que "lo importante es que se puedan reproducir".
Autoridades sanitariasEsta especialista considera que los fabricantes son "los primeros interesados" en que sus productos sean seguros, por lo que su trabajo se basa siempre "en los resultados de las evaluaciones de riesgo de los organismos internacionales". Sin embargo, son precisamente estas autoridades las que han contribuido, en parte, a la psicosis en torno al BPA, ya que han anunciado con frecuencia revisiones de seguridad del producto.
Greenpeace reclama a Sanidad «medidas preventivas urgentes»
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) analizó el BPA en 2002, 2006 y 2008. En todos los casos, el dictamen fue el mismo. La exposición al químico que se puede generar por el contacto con productos relacionados con el consumo dista mucho de ser tóxica. De hecho, según la EFSA, un bebé de tres meses con un peso de seis kilos tendría que consumir cuatro veces el número de biberones diarios recomendados para alcanzar la ingesta diaria tolerable de BPA.
Pero ¿por qué se revisa tanto la seguridad del BPA? Según el director de la AESAN, Roberto Sabrido, el trabajo de esta agencia es constante y esas revisiones "se hacen con muchísimos componentes".
La FDA, el organismo que regula los fármacos y medicamentos en EEUU, también ha evaluado el BPA en varias ocasiones. En la última de ellas, el pasado mes de enero, el veredicto no fue del todo favorable al componente químico. "La FDA comparte la preocupación del Instituto Nacional de Toxicología de que estudios recientes dan motivos de preocupación sobre los efectos potenciales del BPA en el cerebro, el comportamiento y la próstata de fetos, bebés y niños", se puede leer en su página web. Sin embargo, el organismo afirma que hay ciertas "incertidumbres" en la interpretación global de estos trabajos, por lo que está realizando "estudios adicionales".
En enero, la FDA de EEUU reconoció que existen estudios preocupantes
En España se han realizado algunos trabajos para evaluar los efectos del BPA en la salud. El director del Institut Català de Recerca de lAigua (ICRA), Damià Barceló, ha analizado la presencia en aguas de este químico y recuerda que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino lo incluyó en su lista de sustancias candidatas a la revisión científica. Esto, explica Barceló, quiere decir que hay que regular los niveles de BPA en el agua. "Aunque todavía no hay límites establecidos, se sabe que su actividad estrogénica se sitúa en el orden de los 10-100 microgramos por litro de agua. A estos niveles puede afectar el sistema endocrino de los organismos acuáticos, especialmente peces".
Riesgo para la saludEl Catedrático de Fisiología de la Universidad Miguel Hernández (Elche) Ángel Nadal es más contundente con respecto al riesgo para la salud humana. Para este experto, que ha demostrado en ratones los efectos tóxicos del compuesto, el problema está en que no se pueden realizar estudios en humanos, "excepto epidemiológicos", porque no sería ético. Pero, según los trabajos en animales, considera que, si se consume en el embarazo, el feto, cuando crezca, tendrá más riesgo de ser obeso y de sufrir dolencias cardiovasculares. "Es difícil establecer una relación causal", reconoce.
En cualquier caso, el científico aboga por "usar el principio de precaución" y preferiría "que se prohibiera, porque hay alternativas". Aún en el caso de que no se haga, el experto apunta que no se debe calentar ni ponerlo en el lavavajillas. Además, cree que cuando un envase de plástico pierde su transparencia, el riesgo de migración del BPA es mayor.
El número 7 indica los envases con BPAUn simple número permite distinguir de qué está hecho un plástico
En la mayoría de los envases de plástico, se puede observar un triángulo grabado en relieve. Dentro se encuentra un círculo con un número. Si el número es el 7, el bisfenol A habrá servido como materia prima para fabricarlo.
Dinamarca ha prohibido su consumo sólo temporalmente
A principios de este mes, Dinamarca decidió ignorar las recomendaciones de la EFSA y prohibir el uso de productos con bisfenol A en niños menores de 3 años hasta que el organismo europeo saque su nueva evaluación, prevista para este año.
Sin el tóxico
Varias empresas ya han prescindido del bisfenol A, incluidos los seis mayores fabricantes de biberones de EEUU.
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