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Rusia construye la primera central nuclear flotante

El complejo estará terminado en 2012. Los ecologistas denuncian la amenaza de contaminación radiológica porque creen que es imposible controlar la explotación en el mar

ANDRÉS PÉREZ

El proyecto existía desde hace décadas, pero hasta ahora, sólo en algunos planos. Desde mayo pasado, sin embargo, ya es una realidad. Un consorcio de algunas de las más importantes empresas rusas está construyendo, en unos astilleros de San Petersburgo, la que será la primera central nuclear flotante del mundo, cabeza de serie de toda una gama con la que quieren conquistar mercados.

El anuncio fue efectuado discretamente en mayo, y luego más triunfalmente en octubre, por Sergei Zavyalov, jefe del proyecto bautizado como 'centrales nucleares flotantes' conocido por sus siglas en inglés, FNPP en el gigantesco consorcio ruso Atomenergoprom, y en una de sus ramas, la empresa Rosatom.

'La primera central estará terminada en 2012 y la llevaremos a Kamchatka [extremo norte del Pacífico ruso] para que entre en servicio en 2013', explicó el director de FNPP en Atomenergoprom. 'Y estamos planificando la construcción en serie de este tipo de centrales para instalarlas en áreas remotas', añadió, donde suministrarán electricidad, calor y agua potable desalinizada. La construcción de la segunda central flotante empezará en otoño de este año.

Al principio, la comunidad mundial del átomo no dio demasiado crédito al anuncio de los avances. Cierto es que no faltan proyectos idílicos de centrales de bolsillo, más pequeñas que las actuales, o incluso de centrales invisibles tan pequeñas que estarían enterradas y serían prácticamente imperceptiblesde firmas privadas japonesas, estadounidenses y chinas. ¿Por qué no una quimera de central flotante rusa?

Y es que, de hecho, los rusos llevan presionando desde mediados de los noventa para que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) certifique la idea, y en enero pasado, Atomenergoprom probó que sus planes, esta vez, van en serio.

Suministrará electricidad y calor en lugares remotos

Una misión francesa dio crédito a lo que pudo ver en los astilleros Baltiyiski Zavod, cerca de San Petersburgo. Efectivamente, los rusos están ensamblando los generadores de vapor en la estructura de una plataforma flotante, equipada con dos compartimentos para otros tantos reactores nucleares. Ocho unidades de intercambio de calor las que transfieren las temperaturas en los tubos de los circuitos primario, secundario y el terciario semiabierto esperaban en un hangar anexo para ser montadas. Igual que dos flamantes reactores nucleares de la firma OKBM Afrikantov. Un documento oficial de Atomenergoprom, fechado el 4 de marzo pasado y al que tuvo acceso Público, no ofrece lugar a dudas sobre los avances reales de la construcción.

Lo que hace única e importante esta experiencia es que no se trata de un rompehielos, portaviones o mercante nuclear como los que pueblan las marinas rusas en los últimos 50 años. No es un simple reactor que flota porque debe mover el buque que lo mantiene a flote. Es una auténtica central nuclear, sólo que no tiene los cimientos en el suelo, sino metros de profundidad submarina bajo el reactor.

Las ONG creen que la central flotante puede ser un blanco fácil para ataques

Según lo anunciado por el representante ruso Yuri Baranev ante la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) a finales de 2008, la primera central flotante será bautizada Académico Lomonossov, del nombre del célebre científico ruso del siglo XVIII. Esa primera barcaza llevaría a bordo dos pequeños reactores del tipo KLT-40S, y su objetivo es demostrar la viabilidad en condiciones normales de explotación.

El reactor KLT-40S es, originariamente, un motor nuclear para los rompehielos, que lleva cuatro décadas funcionando sin que los rusos hayan informado de ningún fallo. Moscú cita con orgullo el ejemplo del submarino Kursk cuyo reactor nuclear, pese al accidente de 2000 y pese a haber estado sumergido catorce meses, no estalló ni tuvofugas, según la tesis oficial.

Ese reactor ha sido modificado para que suministre 40 megavatios de potencia. Con sus dos reactores de este tipo, el Académico Lomonossov podría suministrar electricidad y calor para alrededor de 200.000 personas en el Gran Norte ruso.

La central nuclear flotante, según el calendario previsto, será remolcada desde los astilleros donde se construye hasta una región de la lejana Kamchatka donde Moscú pretende deslumbrar al mundo: cargará los reactores con su combustible uranio enriquecido justo por debajo del 20%, límite internacional juzgado proliferante, y comenzará a producir electricidad y calor. Según los planes iniciales, estacionará a unos 300 metros de la costa, y las instalaciones de conexión a la red eléctrica se encontrarán en tierra.

El barco-central se instalará en Kamchatka, al norte del país, en 2013

En junio pasado, el número uno del lobby nuclear ruso, Sergei Kiriyenko, presentó al presidente ruso, Dimitry Medvedev, el plan. No precisó cuál será el método de transporte desde San Petersburgo, en el corazón del Báltico y muy cerca de varios países de la UE, hasta el extremo oriente ruso. Cierto es que, para Moscú, el proyecto de central es totalmente seguro, tanto desde el punto de vista ecológico como en términos de seguridad: fuentes del proyecto aseguran que no dejará ningún residuo, ya que almacenará a bordo el combustible usado, y que sólo tendrá que ser parada para carga y descarga cada 12 años.

Como dice el prospecto publicitario de Baltiyiski Zavod, 'uno de los campos más prometedores para la industria de los astilleros navales es la construcción de centrales nucleares flotantes y de plataformas de desalinización'.

No lo ven así dos organizaciones ecologistas, la noruega Bellona y la internacional Greenpeace, ni la Autoridad Noruega de Protección Radiológica, que ya ha manifestado sus dudas sobre la gestión de los residuos de estas centrales, aunque, debido al secretismo ruso, reconoce no tener suficientes datos.

Para Igor Kudrik, uno de los responsables de Bellona, 'estas centrales plantean varios problemas. En el terreno económico, el precio inicial [más de 200 millones de euros] es tal que nunca podrán ser amortizadas. En materia medioambiental, lo cierto es que al ir destinadas a áreas remotas, habrá pocas posibilidades de recuperar material perdido en caso de accidente, y la prevención de fallos y control de explotación serán imposibles'.

Greenpeace ya había alertado a los países miembros del G-8 sobre los planes rusos de lanzar minicentrales flotantes con un documentado informe enviado con ocasión de la cumbre de Gleneagles (Escocia), a medidados de 2005. Tras esa alerta, que concernía sobre todo los riesgos de ataques terroristas a un blanco presa fácil, los rusos dejaron de hablar públicamente de su proyecto, algo que hizo pensar que había desaparecido. En realidad, siguieron presentando planos para la certificación de la AIEA en los discretos foros de esa organización. La prueba de que el plan sigue sobre la mesa es que la primera central está en construcción. 'En materia de no proliferación, esta planta, que es móvil, puede ser vendida a zonas políticamente inestables, donde puede ser blanco de ataques ya no sólo de grupos terroristas, sino también de simples piratas a la caza de material radiactivo', añade Igor Kudrik.

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