Este artículo se publicó hace 14 años.
Salva el planeta o salta por los aires
Retirado un cortometraje ecologista por su contenido brutal
Los promotores de la campaña 10:10 se las prometían muy felices cuando convencieron a Richard Curtis para que les hiciera un cortometraje con el que promover su iniciativa. 10:10 se originó en Reino Unido en septiembre de 2009. Su objetivo es conseguir que ciudadanos, organizaciones privadas e instituciones reduzcan en un 10% su huella de carbono a lo largo de un año. En otras palabras, que emitan menos gases de efecto invernadero en su actividad cotidiana.
La elección parecía perfecta. Curtis es casi intocable en el cine británico por ser el guionista de películas como Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill y Love, actually.
La campaña intentaba movilizar a la gente contra el cambio climático
El suyo es un cine divertido y comercial. ¿Qué podía salir mal? Todo. Nadie esperaba que Curtis se soltara con un anuncio brutal que además confirma los peores estereotipos que los grupos reaccionarios difunden sobre los ecologistas y cualquier persona preocupada por el calentamiento del planeta.
En el corto, se ve a una profesora explicar a los niños la necesidad de ser sensibles con la protección del planeta. Todos están a favor, excepto dos alumnos. No pasa nada. La maestra aprieta un botón rojo y los dos niños saltan por los aires. Sus compañeros de clase quedan cubiertos por sangre y vísceras. Como en una película mala de cine gore. Lo mismo ocurre en una empresa. Ahí son tres los trabajadores que quedan convertidos en pulpa.
HorrorizadosEn el vídeo, varios niños explotan al no mostrar su apoyo al ecologismo
Los responsables de 10:10 quedaron horrorizados al ver el vídeo, pero eso no impidió que se colgara en su web hace unos días. Fue retirado en menos de 24 horas. Su director pidió disculpas y Curtis tuvo que plegar velas: "Pensaba que merecía la pena hacer algo inesperado. Espero que a la gente que no le ha gustado piense aún que este es un tema que merece su apoyo".
Varios activistas ecologistas han resumido la reacción más extendida. Se trata de convencer a la gente, no de amenazarla con ser triturada. "Es la clase de estupidez que sólo nos perjudica. Refuerza la idea preconcebida de que somos gente sin control, desconectada de la realidad y con un extraño sentido del humor", dijo Bill McKibben en el blog Climate Progress. A veces, la creatividad es un arma peligrosa en las manos equivocadas.
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