Este artículo se publicó hace 16 años.
Animales de plástico, a la deriva del viento
El artista Theo Jasen crea máquinas con programas de simulación algorítmica
Blanca Salvatierra
Theo Jansen era casi un desconocido hasta que su obra fue escogida para un anuncio del fabricante de coches BMW. "Una parte de mí es un ingeniero que quiere calcular el progreso de la movilidad", destacaba en la publicidad este físico holandés que construye animales gigantescos mediante materiales reciclados.
Sus creaciones utilizan la fuerza del viento para avanzar por sí solas, dando lugar a una especie de animal que se pone en movimiento mediante miles de tubos entrelazados.
El Museo Reina Sofía, en Madrid, acoge hasta el 13 de octubre la exposición Máquinas & Almas, que muestra la convergencia entre arte, ciencia y tecnología. Uno de los 20 artistas escogidos es Jansen, que participa con su obra Strandbeest (Bestias de playa).
Hace 18 años que Jansen trabaja en la creación de una naturaleza alternativa con programas de simulación algorítmica. Mediante diseño con ordenador, este creador que huye de los clásicos robots realiza diseños que después somete a pruebas para comprobar qué animales, en teoría, serán los más resistentes y rápidos en condiciones adversas. Una vez elegidos los modelos, los reconstruye en 3D sin motores ni sensores, valiéndose de tubos e hilo de nylon y cinta adhesiva para unirlos.
Teoría evolutivaCon una filosofía de mejora continua para que estos animales artificiales sean capaces de sobrevivir frente a elementos como tormentas o agua, la base de su funcionamiento está en los conductos de plástico amarillos de instalaciones eléctricas que Jansen utiliza a modo de estructura ósea. Este material también le permite introducir pistones o que el aire pase a través de ellos.
El objetivo que persigue es que estas criaturas puedan sobrevivir en la playa en la que las deja. Sus últimas generaciones han sido diseñadas para transportar personas en su interior y algunas ya incorporan alas, que utilizan para impulsarse.
Jansen empezó a utilizar los tubos de plástico en 1980, aunque no fue hasta diez años después cuando empezó a trabajar sobre los esqueletos, demostrando su habilidad para aplicar sus conocimientos de ingeniería a un proyecto artístico. "Quiero hacerlo todo con tubos de plástico.
Así como la naturaleza que conocemos está formada en gran medida por proteínas, quiero crear mis propias formas vivas con un único material", afirma.
Pero también lo utiliza debido a que la exposición al sol y la lluvia decolora los tubos y los devuelve a su blanco original, asimilándose a huesos reales.
El artista, además, no oculta que también hubo una motivación económica en la elección del material. Un animal de diez metros de largo, cuatro de ancho y cuatro de alto tiene un coste que ronda los 100 euros.
Comunidades digitales con el teléfono móvil
Antoni Abad es otro de los artistas que exponen su obra en ‘Máquinas & Almas’. Abad explora el arte que puede surgir de fusionar las posibilidades de un móvil y una red social. En 2003, creó el proyecto
‘www.zexe.net’, centrado en la creación de comunidades digitales mediante el uso de la cámara integrada en los teléfonos móviles.
La idea es dar a conocer la voz de colectivos que carecen de presencia activa en los medios. En la exposición, se incluye un proyecto llevado a cabo con los ‘motoboys’ de Sao Paulo (Brasil), en el que un grupo de 12 mensajeros documenta sus experiencias cotidianas mediante imágenes y las suben a la Red. Abad también ha realizado proyectos con comunidades como los taxistas de México DF o las prostitutas de Madrid, abriendo un espacio en el que intercambiar opiniones.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.