Este artículo se publicó hace 17 años.
En busca del verdadero coche fantástico
Fabricantes y universidades trabajan en vehículos casi inteligentes
Cuatro ojos ven más que dos, sobre todo a la hora de aparcar. El fabricante japonés Nissan ha empezado a comercializar vehículos dotados de un sistema que permite al conductor observar el exterior del coche a vista de pájaro, algo que viene muy bien cuando se está aparcando. Es el ejemplo más reciente, pero no el único, de la incorporación de las nuevas tecnologías a la automoción.
El mecanismo, conocido como Monitor de Visión Estereoscópica, cuenta con cuatro sensores equipados con microcámaras. Situados en las esquinas del techo del vehículo, graban todo lo que lo rodea. Los sensores sirven para medir las distancias.
Toda la información y las imágenes se muestran en una pantalla situada en el salpicadero del coche. Alarmas acústicas y visuales avisan si se aproxima de forma peligrosa al vehículo del vecino o a la columna del aparcamiento. Un modelo de Nissan con esta tecnología ya está a la venta en Japón.
Pero no sólo los japoneses innovan. El sector del automóvil, con 500 millones de vehículos circulando por las carreteras de Occidente, está atento a cualquier tecnología que pueda incorporarse a los coches.
La seguridad es el factor más estudiado. Investigadores de un laboratorio de IBM en Israel quieren que el coche mejore sus reflejos. El objetivo es que los vehículos informen a su conductor de su estado, reciban información de la vía y se comuniquen con otros coches.
Aunque el conductor tiene la última palabra, el sistema puede tomar decisiones por su cuenta, como reducir la marcha o corregir la dirección.
El motor no va con alcohol
El fabricante sueco Volvo ha empezado a instalar en sus camiones pesados un sistema para impedir la conducción si se ha bebido. Un aparato, similar a los alcoholímetros de la guardia civil, mide las trazas de alcohol en el aliento del conductor.
Si da positivo, el ordenador de a bordo desconecta la corriente del encendido y la bomba de combustible. Los accidentes en las carreteras europeas costaron el año pasado, además de miles de vidas, unos 160.000 millones de euros.
En España, científicos de la Universidad de Alcalá de Henares trabajan en un proyecto de análisis automático de las señales de tráfico con técnicas de procesado digital de imagen e inteligencia artificial.
Combinado con el GPS se podría, en un futuro, avisar al conductor sobre las señales más importantes. Los sistemas de navegación también podrían actuar sobre la velocidad del coche o la iluminación de los faros.
Mientras, en Italia, un prototipo de Fiat modernizado por investigadores de la Universidad de Cambridge avisa a los mecánicos cuando hay que cambiar algún repuesto. Cada pieza del motor tiene un chip de radiofrecuencia (RFID) con sus datos.
Un avión que circula por la carretera
Un grupo de ex alumnos del MIT (EEUU) han dado el primer paso para tener el primer coche volador. Estos ingenieros, fundadores de la empresa Terrafugia el año pasado, han fabricado unas alas plegables para Transition, un híbrido de vehículo y avión.
En anteriores prototipos, las alas se desmontaban a mano, pero ahora han logrado hacerlo en la cabina. Tras este objetivo, ahora van a por el coche. La parte más complicada es el motor, que debe valer tanto en vuelo como en tierra. Los aviones usan un combustible que no hay en las gasolineras y ellos quieren que use gasolina sin plomo.
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