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Un 'hacker' británico se enfrenta a 70 años de cárcel

La madre de Gary McKinnon, acusado de la mayor operación de ciberpiratería en la historia militar de EEUU, niega que su hijo intentara dañar al Pentágono o a la NASA, sino que buscaba vida extrarrestre

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El británico Gary McKinnon, acusado de la mayor operación de ciberpiratería en la historia militar de EEUU, trata de evitar la extradición al país estadounidense, donde podría ser condenado a 70 años de cárcel en una prisión de alta seguridad.

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Mckinnon, de 42 años, ha perdido todos los recursos presentados desde que fue detenido hace seis años, incluido el de última instancia en la Cámara de los Lores, según informa hoy el diario The Times.

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Ahora ha apelado al director de la Fiscalía Pública de Gran Bretaña tras declarase culpable de un delito tipificado por la ley británica sobre el abuso de los ordenadores, en un intento de ser juzgado en su país en lugar de en Estados Unidos.

Su madre, Janis Sharp, intenta convencer a las autoridades británicas de que McKinnon es víctima del síndrome de Asperger y no intentó con sus acciones dañar al Pentágono o a la NASA, sino que buscaba vida extraterrestre.

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En declaraciones al periódico británico, Sharpe argumenta que con el síndrome de Asperger, una especie de autismo parecido al que sufría el personaje de Dustin Hoffman en la película Rainman,  su hijo no sobrevivirá en una cárcel norteamericana.

McKinnon admite haber entrado en las redes de comunicación secretas de la NASA, pero niega que lo hubiese hecho con mala intención. Fue descubierto cuando trataba de descargar fotografías de la NASA que él creía que habían sido manipuladas para ocultar pruebas de la existencia de vida extraterrestre.

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La fiscalía norteamericana defiende que no se pueden excusar sus actos de ciberpiratería con el argumento de que se trata de simple acciones inofensivas de un creyente en las teorías de la conspiración perdido en el ciberespacio.

Blancos de sus operaciones fueron el Pentágono, el Ministerio de Justicia, el Centro Espacial Johnson, la Oficina de Investigaciones Especiales de la Fuerza Aérea, el Ejército estadounidense e incluso la Estación Naval de Earle, que suministra municiones a la flota del Atlántico.

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Según la acusación estadounidense, el ciberpirata pretendió de forma intencionada y calculada de "influir en el Gobierno de Estados Unidos mediante la intimidación y la coerción".

Sin embargo, para su madre, McKinnon "el problema es que esas instituciones no tenían claves de acceso. Gary las avergonzó. Entonces quisieron dar una lección y pensaron que mi hijo era un blanco fácil".

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"Creo que los gobiernos tratan de asustar a la gente. Quieren crear villanos para justificar sus acciones", critica Janis Sharp.

A McKinnon se le diagnosticó el "síndrome de Asperger" el año pasado, y desde entonces es tratado por Simon Baron-Cohen, autoridad mundial en autismo. Desde su infancia, McKinnon se interesó por la actividad extraterrestre y con sólo diez años ingresó en la Asociación Británica de Investigaciones sobre los OVNIS.

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Su madre está especialmente furiosa con las desiguales condiciones que establece el tratado de extradición entre Gran Bretaña y Estados Unidos.

Los fiscales norteamericanos no necesitan presentar pruebas para conseguir la extradición de un ciudadanos británico mientras que Gran Bretaña no puede obligar a su vez a Estados Unidos a entregarle a un ciudadano de ese país.

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