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Imágenes desde el espacio por 100 euros

Con una cámara, un globo y un móvil prepago, tres estudiantes fotografían la Tierra desde 30.000 metros de altura

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

Tres estudiantes de escasos recursos económicos ellos se definen como 'pobres'del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EEUU, soñaban con ver la Tierra desde el espacio. Tras descartar otras opciones que escapaban a su presupuesto, idearon una forma de lograrlo: poner una cámara fotográfica ahí arriba.

La primera idea fue atarla a un globo con un sedal de pesca. Pero, investigando un poco más, dieron con la combinación perfecta: una cámara elevada por un globo atmosférico cargado de helio. A la cámara, una Canon más bien normalita, le instalaron el programa CHDK, que permite programarla para que tome imágenes a intervalos. La programaron para que disparara cada cinco segundos. Para evitar que se quedara sin memoria justo cuando estuviese en lo más alto, le pusieron una tarjeta de almacenamiento de 8 GB. Ya podían soltar el globo.

Abrigaron su sonda con un calentador de manos y gomaespuma

Pero se dieron cuenta de otro problema: ¿Cómo ver las imágenes después? Había que asegurarse de que la cámara regresara a la Tierra de una pieza y, no menos importante, saber adónde. Para lo primero, pusieron la Canon en una caja de poliexpan y a ésta le colocaron un paracaídas de fabricación casera. Puesto que los sistemas de rastreo atmosférico cuestan miles de euros, para lo segundo recurrieron a un móvil prepago barato con GPS. Se lo pegaron y listo.

'Ya lo teníamos todo listo cuando caímos en la cuenta de que en la estratosfera hace mucho frío', cuenta Justin Lee, uno de los soñadores, junto a Oliver Yeh y Eric Newton. En concreto, en la estratosfera la temperatura baja de los 50ºC bajo cero. Ni la cámara, ni el teléfono ni las baterías de ambos están preparados para soportar un frío tan gélido. Decidieron cubrir el ingenio con un calentador de manos de usar y tirar, y este, con un aislante térmico en espuma.

Noche en un aparcamiento

Gracias a Google Maps, localizaron la cámara por las coordenadas GPS

Los chicos pueden ser unos románticos, pero saben de ciencia. Viven en Boston, una ciudad pegada al mar en la costa este de EEUU. Saben que los vientos predominantes en su zona son del oeste. Si hubieran soltado el globo en las afueras, lo más probable es que hubiese acabado 200 millas mar adentro. Decidieron alejarse de la costa. Tras conducir 250 kilómetros, durmiendo en un aparcamiento para ahorrarse el hotel, llegaron a Albany, en el Estado de Nueva York.

Las condiciones del viento las siguieron mediante el Balloon Trajectory Predictor, un servicio de seguimiento de globos meteorológicos que puede consultarse por Internet. El tiempo previsto era espléndido, casi sin viento, y dejaron que su Proyecto Ícaro (en homenaje al personaje mitológico que voló con unas alas pegadas a su espalda con cera) volara. Habían calculado que la ascensión duraría unas cuatro horas para, tras el enfriamiento y la fuga del gas, descender en 45 minutos.

Como en tantos lanzamientos de la NASA, ellos también tuvieron problemas. A la altura de 2.500 pies (670 metros) perdieron la señal del GPS, quizá por problemas de cobertura del móvil. Aunque siguieron el artefacto con la vista. 'El Sol nos cegó en seguida', cuentan en el blog que han creado para narrar su aventura. Por suerte, el GPS volvió a mandar su posición por SMS al cabo de casi cinco horas, tal como lo habían programado. Las coordenadas enviadas por el navegador se volcaron en el programa Google Maps. Subidos al coche, siguieron su caída con un portátil. Acabó en un terreno donde estaban a punto de edificar, pero su propietario les dejó pasar, ayudándoles incluso en la recuperación.

La bolsa usada a modo de paracaídas hizo su trabajo y la cámara estaba intacta, lo mismo que sus imágenes. Cualquiera puede descargar desde su blog las 3.300 fotografías que recogen todo el experimento, desde el despegue hasta el feliz aterrizaje.

Lee reconoce que las imágenes no están tomadas exactamente desde el espacio. Un globo meteorológico no escaparía de la atmósfera y mucho menos entraría de nuevo. Pero han cumplido su sueño de ver la Tierra desde casi el espacio. También han demostrado que la tecnología está en cualquier tienda y al alcance de todos los bolsillos. Para los perezosos, pondrán en el blog una guía para jugar a ser Ícaro.

 

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