Público
Público

El 'michael moore' de la derecha, contra Darwin

Los creacionistas promueven la película ‘Expelled’ para denunciar la prohibición de sus teorías en la escuela. El 16% de los profesores de ciencias en EEUU defienden el ‘Diseño Inteligente’

VÍCTOR CHARNECO

Integrada en un país eminentemente audiovisual, cabía preguntarse por qué la derecha americana no se había inventado antes un Michael Moore que sirviera a sus intereses y defendiera sus ideas. Casi 20 años después de que el periodista de Michigan empezara a grabar reportajes de agitación con su videocámara (Roger & Me, sobre cómo el cierre de una factoría de Ford destruía su Flint natal fue el primero), y más de un lustro después del campanazo de Bowling for Columbine (2002), el ala más conservadora ya tiene a su estrella mediática en acción. 

El elegido es Ben Stein, un abogado, economista, actor y estrella de la televisión, que fue redactor de discursos de los presidentes Nixon y Ford durante sus mandatos y ha puesto en jaque a la comunidad científica americana con su documental Expelled: No intelligence allowed (Expulsado: no se permite la inteligencia).


Autor de dieciséis libros de diversas materias, entre ellos siete novelas, Stein no había hecho ninguna incursión en el campo de la ciencia hasta la elaboración de esta cinta. Ahora lo hace, según cuenta, movido por un interés divulgativo, para responder a las preguntas que él mismo se plantea sobre la evolución de las especies, y con el fin de denunciar la persecución a la que son sometidos en su país los afines al Diseño Inteligente (DI), también conocido como creacionismo.

Su línea argumental parte de la evidencia de que Darwin no tenía acceso a la información de descubrimientos posteriores, como el ADN o la microbiología, cuando publicó, hace 150 años, El Origen de las Especies. Y se hace fuerte en una pregunta clave: ¿es posible seguir defendiendo que todos los organismos proceden de uno solo, evolucionado por circunstancias que podrían calificarse de azar?

El protagonista trata de demostrar que en Estados Unidos hay una fuerza oculta que impide el debate científico, prohíbe la enseñanza de las teorías creacionistas en las escuelas y expulsa del sistema a quienes las defienden. Para demostrarlo, toma la cámara al estilo Moore y se echa a la calle para enlazar las entrevistas que componen Expelled: No intelligence Allowed, copiando también parte de los peores métodos de la estrella de la izquierda; a algunos de los investigadores que interroga les miente sobre el título de la cinta y su contenido para poder tergiversar más tarde sus opiniones. El mejor ejemplo de ello es el testimonio de Allister McGrath, profesor de Oxford integrado en los círculos científicos cristianos, a quien conduce hasta la afirmación de que en el proceso evolutivo hubo una intervención externa sin preguntarle directamente sobre el DI, consciente de que en su libro The Dawkins Delusion ya había dejado sentado que esta corriente no podía ser considerada científica.

Stein demuestra un buen conocimiento de los métodos de propaganda televisiva y juega con los sentimientos de los americanos, en cuya población hay un 88% que se considera muy religioso y un 65% que acude a los servicios semanales. Hacia el final de la cinta, se queda a solas con sus pensamientos en el Museo del Holocausto y traslada sus dudas, la injusticia de la persecución legal a la que son sometidos quienes piensan diferente en un país 'consagrado a la defensa de las libertades'. El único dato objetivo al respecto son las sentencias judiciales que determinan que el DI es una creencia religiosa, y no científica, y prohíben su enseñanza en los centros escolares porque vulnera el principio constitucional de 'separación entre Iglesia y Estado'.

A ello se podría oponer un estudio de la Universidad de Pensilvania, hecho público esta semana por New Scientist, en el que la presidenta de la Asociación Nacional de Profesores de Ciencias de Estados Unidos, Linda Froschauer, no se muestra sorprendida porque un 16% de los profesores de ciencias se consideren creacionistas y un 12,5 % enseñe estas teorías en detrimento del darwinismo.

Si el objetivo de Stein era crear una polémica a lo Moore, lo ha conseguido. Las proyecciones de la película se han visto interrumpidas con frecuencia por los aplausos de los espectadores, y hay salas en las que, como en los festivales de cine, hubo ovación en pie durante los títulos de crédito. También los medios de comunicación y la comunidad científica han entrado al debate con ardor, y en Internet hay foros que echan humo con el cruce de acusaciones entre los afines de uno y otro bando. La propia publicidad de la cinta dice que se trata de un 'documental satírico', puede que un juego de artificio destinado sólo a hacer ruido, pero teniendo en cuenta que éste es un país cuyo presidente coqueteó en 2005 con la idea de que el DI se enseñará en igualdad de condiciones con las teorías darwinianas, surge una duda: ¿es todo fruto de la curiosidad de un solo hombre o hay detrás una estrategia conservadora para poner en jaque a la ciencia?

El creacionismo, con este nombre o el más tardío de “Diseño Inteligente” (DI), tiene una amplia tradición en EEUU desde los años veinte. Sus grupos de presión han conseguido pleitear con la administración judicial y conseguir, en varias épocas, que su enseñanza se permitiera en estados como el de Pensilvania. Actualmente no es legal que se integre en el temario escolar porque se considera un contenido religioso, y no científico, y atenta contra el principio constitucional de aconfesionalidad del Estado.

El principal problema que podría encontrarse en el caso de una hipotética inclusión del creacionismo en los programas educativos es que el DI no tiene un cuerpo teórico publicado. Nacida en el seno del Discovery Institute de Seattle, esta teoría no cuenta con una demostración de carácter científico. Como acostumbra a proclamar Michael Behe, uno de los fundadores y más acérrimos defensores de este pensamiento, lo que defienden es “una opción que hay que tener en cuenta”.

Sólo hay un libro en el que se habla del DI: ‘De los pandas y la gente’, obra de Percival Davis y Dean H. Kenyon, publicada por la Fundación para el Pensamiento y la Ética (FTE) de Texas.

La mayor parte de los estudios en los que se encuentran refutaciones de las teorías creacionistas del DI son obra de autores de las corrientes cristianas de la ciencia, que quieren desmarcarse de sus planteamientos. Entre ellos, es muy importante ‘El lenguaje de Dios: un científico presenta evidencias para creer’, de Francis Collins. En el documental también es entrevistado el profesor Allister McGrath, autor del libro ‘The Dawkins Delusion’, en el que se rechaza la utilización del cristianismo para justificar la aparición de un principio externo e inteligente en la evolución.

 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?