Este artículo se publicó hace 14 años.
Tres pueblos quieren que su pantano sea atómico
Los alcaldes de las localidades, en la provincia de Cáceres, exigen al Supremo que el embalse de Arrocampo se considere una pieza de Almaraz para multiplicar sus ingresos. Pasarían de ganar 100.000 euros a recaudar más de tres mill
El pasado 24 de enero, unos 140 pescadores se acercaron a capturar percas al embalse cacereño de Arrocampo, atraídos por un cartel que promocionaba un torneo de pesca. El póster estaba ilustrado con el aspa identificadora del material radiactivo sobre la imagen del pantano. Los aficionados atraparon unos 400 peces, una cifra récord que demuestra que Arrocampo, sobrevolado por los buitres negros del cercano Parque Nacional de Monfragüe, es un edén para la pesca.
El secreto de este humedal paradisiaco está en su orilla: los dos reactores de la central nuclear de Almaraz. La planta atómica absorbe agua del pantano para refrigerar su turbina y la devuelve caliente al embalse. Una vez allí, el agua se encuentra con un muro de hormigón que obliga al líquido a seguir un circuito en forma de U de unos 25 kilómetros de longitud, hasta que se enfría y vuelve a entrar en la central. Este insólito uso del embalse ha creado un ecosistema único, en el que proliferan los peces y algunas aves poco comunes en otros lugares de Extremadura, como el somormujo y la garza imperial. Con el agua a 25 grados de temperatura, Arrocampo es un hamam donde las aves se refugian durante el invierno.
Sin el embalse, construido simultánea y expresamente con la central a partir de 1973, los reactores de Almaraz se fundirían, como en Chernóbil. Sin embargo, la Audiencia Nacional no considera que el pantano sea una instalación nuclear. Tres alcaldes de municipios anexos al embalse Saucedilla, Serrejón y Romangordo pidieron en 2005 a la Dirección General del Catastro que considerara la masa de agua como un componente más de la planta, como si fuera un reactor o una turbina. Pero el organismo se negó.
La exigencia de los regidores no era caprichosa. Si Arrocampo se admite como parte de la central, Saucedilla pasaría a recaudar más de dos millones de euros correspondientes al Impuesto sobre Bienes Inmuebles de la central, en lugar de los 10.000 que cobra ahora. Romangordo saltaría de los 90.000 euros actuales hasta 800.000. Y Serrejón, de 600 a 210.000 euros. En total, un brinco desde 100.000 euros a tres millones. Los tres pueblos, con una economía basada en el cereal y el ganado, se convertirían en superpotencias en la región. Hoy, sólo Almaraz, con el reactor en su término municipal, recibe dinero de los impuestos de la central, propiedad de Iberdrola, Endesa y Unión Fenosa. El pueblo no quiere compartir el botín, y no concreta de cuánto es. No obstante, los otros tres municipios ya reciben dinero de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos por estar cerca de la planta atómica. Saucedilla y Serrejón reciben más de 300.000 euros anuales cada uno. Y Romangordo, unos 200.000. Entre los tres suman 1.500 habitantes.
Empate a unoLa pelea entre los cuatro pueblos acaba de llegar al Supremo. En 2007, el Tribunal Económico-Administrativo Central dio la razón a Saucedilla, Romangordo y Serrejón: el embalse y la central formaban un todo indisoluble. Sin embargo, a finales de noviembre, la Audiencia Nacional tumbó el veredicto: el pantano volvía a desgajarse legalmente de la planta atómica.
El secretario del Ayuntamiento de Serrejón, Antonio González Matías, parió la idea de exigir la consideración atómica para el embalse de Arrocampo en 2005. "Pensé que podíamos sacar beneficio para el pueblo", recuerda. Su causa, sin embargo, se ha topado con la oposición de Almaraz y de todos los pueblos españoles con un reactor nuclear en su término municipal, inquietos por la posibilidad de que el caso siente jurisprudencia, aunque difícilmente podría extrapolarse, dada su singularidad.
Los abogados del municipio de Almaraz han preparado un arsenal de argumentos para evitar que la Justicia clasifique el tranquilo embalse de Arrocampo como instalación atómica. La disputa judicial se ha convertido en una batalla entre catedráticos de Física Nuclear. Los profesores Carolina Ahnert y José María Aragonés, de la Universidad Politécnica de Madrid, contratados por Almaraz, sostienen que concebir el pantano como componente de la central sería como considerar que el Mediterráneo es una pieza de la planta nuclear de Vandellós, en Tarragona. Según este razonamiento, Beirut, en la otra punta del Mediterráneo, tendría derecho a recaudar impuestos de la central catalana.
La alcaldesa de Serrejón, Melisa Campos, del PP, no se traga este argumento. "Todo el mundo sabe que el embalse se hizo para la central. Y en nuestro término municipal, van a construir 20 torres de refrigeración que, según ellos, no tienen nada que ver con la planta", denuncia. En su caso, la pugna por los impuestos es fratricida. La alcaldesa de Almaraz, Sabina Hernández que no ha respondido a las llamadas de Público también pertenece al PP. "Cada uno mira por sus intereses. A mí, como alcaldesa, me interesa que Serrejón cobre", admite.
"Estamos pasmados"El alcalde de Saucedilla, el independiente Urbano García, tampoco entiende la sentencia de la Audiencia Nacional. "Nos hemos quedado pasmados. El único uso del embalse es refrigerar la central nuclear. Yo fomento la pesca y la observación de aves en Arrocampo para tranquilizar a la gente del municipio, pero estos usos son anecdóticos", subraya.
El regidor se lamenta por los efectos del pantano en su localidad y exige una compensación. "El agua está a 28 grados. Ahora mismo te puedes bañar. Las temperaturas en el pueblo son más cálidas y hay muchas nieblas por culpa del embalse. Ya no se hace matanza, porque los chorizos se estropean", protesta. La tercera alcaldesa, la socialista Rosario Cordero, de Romangordo, comparte las reivindicaciones de sus compañeros, pero prefiere "no hablar hasta que no se pronuncie el Tribunal Supremo".
Los tres son optimistas y confían en desempatar el combate judicial a su favor. Tienen munición. El propio director de la central nuclear ha comunicado al Ayuntamiento de Serrejón que "el embalse de Arrocampo fue construido para refrigerar la central nuclear y forma parte integrante de la instalación". En la misma línea, el Consejo de Seguridad Nuclear cree que el pantano "constituye el foco frío de la central, por lo que no puede considerarse un elemento independiente de la instalación nuclear".
El catedrático de Física Nuclear Manuel Lozano Leyva, de la Universidad de Sevilla, interviene en la disputa técnica a favor de las tres aldeas. Su informe pericial desmonta la teoría del Mediterráneo de los profesores de la Politécnica. "El embalse de Arrocampo, en el que al agua se le obliga a recorrer un camino que termina en el punto de partida, juega un papel conceptualmente distinto al del Ebro o el Mediterráneo en el caso de los sistemas de refrigeración de otras centrales", como Ascó, Garoña y Vandellós. Lozano recuerda que ni el río ni el mar se construyeron ad hoc con las centrales. La comparación "no es pertinente", zanja.
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