Este artículo se publicó hace 14 años.
La UE propone desbloquear el cultivo de transgénicos
Los estados contrarios a nuevas autorizaciones no impedirían cultivar al resto
En doce años, la Unión Europea sólo ha autorizado el cultivo de dos plantas genéticamente modificadas: una especie de maíz y otra de patata. Una lucha política y de argumentos científicos a escala europea ha impedido, hasta ahora, la vía libre al cultivo de nuevos transgénicos. Para superarla, la Comisión Europea, tradicionalmente sensible a los intereses de la industria de la biotecnología, propuso ayer un cambio en la legislación comunitaria para permitir a los estados miembros tener la última palabra.
La modificación, propuesta ayer por el comisario de Salud, John Dalli, permitirá a los gobiernos vetar, por motivos éticos o socioeconómicos, el cultivo de productos transgénicos en su país. Dalli aseguró que el proceso de autorización europeo, que tiene en cuenta la seguridad alimentaria y el medio ambiente, seguirá vigente. Sin embargo, grupos ecologistas y partidos verdes denuncian que la táctica del Ejecutivo comunitario pretende que los países que sistemáticamente bloquean nuevas autorizaciones relajen su escepticismo a la hora del voto europeo por disponer de la nueva posibilidad de un veto nacional.
"Solidez científica""La autorización basada en la solidez científica no se va a modificar", aseguró ayer el comisario, aclarando que Bruselas no está "ni a favor ni en contra" de los transgénicos. Por su parte, Stefanie Hundsdorfer, de Greenpeace, afirmó que "la Comisión ofrece a los países prohibiciones nacionales si miran para otro lado en cuanto a los peligros para la salud y la seguridad durante el proceso europeo de autorización".
Lo cierto es que países que, como Francia, se oponen a estos cultivos, ya impiden a sus agricultores plantar el maíz MON 810 o la patata Amflora, las dos especies autorizadas. En ese sentido, la modificación podría quedarse en un mero reconocimiento legal de una práctica ya habitual. La Comisión pretende además facilitar que los estados puedan declarar regiones libres de transgénicos para proteger, por ejemplo, la agricultura ecológica.
La importación y comercialización de productos cultivados fuera de la UE no se modificará con esta propuesta y será el Ejecutivo comunitario quien siga autorizando productos muy demandados en Europa, como el pienso transgénico, siempre que no haya una clara mayoría de países a favor o en contra.
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