Este artículo se publicó hace 13 años.
Viaje al "refugio mágico" de James Watt
Una muestra homenajea al ingeniero, héroe de la Revolución Industrial
El matemático e ingeniero James Watt (1736-1819) fue un científico quisquilloso que se encerraba en su taller de Birmingham para hacer experimentos con todo tipo de utensilios. Transformó la ineficaz máquina de vapor de Thomas Newcomen en un sistema viable de producir energía, lo que le convirtió en el primer héroe de la Revolución Industrial. El Museo de la Ciencia de Londres lo homenajea ahora exponiendo de forma permanente algunas de sus máquinas y los 8.434 objetos que formaban su taller, denominado el "refugio mágico" por el biógrafo de Watt. El lugar fue cerrado a cal y canto a la muerte de Watt en 1819, y permaneció intacto hasta 1924, cuando fue vaciado por las autoridades científicas.
Watt perfeccionó la máquina de vapor atmosférica incorporándole el movimiento paralelo en lugar del circular y el medidor de presión del vapor. El invento de Newcomen, de 1711, utilizaba tres cuartas partes de la energía en calentar el pistón y el cilindro hasta que Watt le aplicó una cámara de condensación que la hizo mucho más eficaz. Esta mejora se considera uno de los grandes inventos que aceleraron la Revolución Industrial en Reino Unido.
Transformó la máquina de vapor en un sistema viable de producir energía
Entre los artefactos que se exponen en Londres destaca un cilindro metálico, de 1765, que fue el modelo para el primer condensador, el mayor perfeccionamiento aplicado al motor de vapor. El cilindro estuvo escondido entre los objetos del "retiro mágico" hasta que en la década de 1960 fue hallado por azar por los investigadores del museo, que continúan sin saber para qué servían muchos de los objetos.
Ben Russell, comisario de Ingeniería Mecánica del Museo de la Ciencia, cuenta que "para los victorianos, el taller fue un local místico porque funcionaba tanto como obrador activo y vigente que como museo personal". Las reformas de Watt permitieron aplicar el motor de vapor a las minas de carbón, a la producción textil, a la cerámica y a todo tipo de fábricas. Watt fue el primer ingeniero que mereció una estatua entre los grandes personajes inmortalizados con una escultura en la abadía de Westmisnter.
No todo fue gloria en la vida del ingeniero. Tras perder a su mujer y arruinarse su mecenas, Watts escribió lo siguiente: "Estoy desconsolado por lo detestable que es este país". En 1774, se trasladó a Birmingham para trabajar con Matthew Boulton, el mayor industrial de aquel momento. El tándem comercial Watt-Boulton revolucionó el mundo de la industria y dibujó el futuro de las generaciones venideras. "Watt representa el momento crucial en el que la industria arranca; transformó nuestras vidas dado que en el siglo XIX las mejoras de Watt a la máquina de vapor y al desarrollo industrial supusieron una poderosa contribución a la fuerza de Reino Unido y a la derrota contra Napoleón por parte de Wellington", explica Andrew Nahum, otro de los comisarios de la muestra.
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