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El volcán herreño está a 200 metros bajo el mar

El buque 'Ramón Margalef' concluye el mapeo del fondo

JAVIER SALAS

El Ramón Margalef llegó tarde, pero ha justificado su viaje en tan sólo dos jornadas de trabajo, ya que ha acabado con las dudas que se tenían sobre cómo es la erupción del volcán junto a las costas de El Hierro. Un solo cráter, con una boca eruptiva de 120 metros de ancho que se eleva cien metros desde el fondo marino, a 200 metros de la superficie del Atlántico. Un volcán que sigue liberando escoria a 2,4 kilómetros al suroeste de La Restinga, la pequeña población herreña que por esa razón continúa en semáforo rojo de alerta nivel 1.

El volcán podría haber alcanzado mayor altura de no ser porque sufrió un colapso lateral, una situación bastante común en este tipo de erupciones, un derrumbe de parte del edificio volcánico que se estaba formando al liberarse la lava. Al nacer a 300 metros de profundidad, la erupción nunca llegó a estar a menos de 200 metros de la superficie, límite señalado por los científicos como propicio para que se diera una explosión. Aun así, las autoridades del comité de crisis (Pevolca) optaron por evacuar a la población ante el riego por la emisión de gases.

El cráter mide 120 metros y se eleva cien sobre el lecho marino

El equipo de geólogos liderado por Juan Acosta a bordo del buque científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO) llegó a las turbias aguas del mar de las Calmas a primera hora de la tarde del domingo 23, y hasta la noche del lunes estuvo realizando este mapeado de los fondos marinos, desde la isla hasta un kilómetro de profundidad, para conocer con exactitud cuál es el paisaje que ha dejado esta erupción. Al comparar sus imágenes con otra fotografía de esos fondos, realizada en 1998, descubrieron el nuevo edificio volcánico, que además coincide con la ubicación del burbujeo de gases que se pudo observar en la superficie del mar la semana pasada.

'No es el único foco eruptivo, sólo es el más llamativo, porque es ahí donde se ha acumulado más emisión de materiales', aseguraba ayer Acosta en conversación telefónica desde el Margalef, buque que regresa a puerto hoy. Mañana jueves se empezará a trabajar con el robot teledirigido Liropus2000, que podrá tomar imágenes del volcán. El domingo terminará la fase de estudio geológico de la zona, y se comenzará a investigar las condiciones físico-químicas del agua.

Desde que los científicos comenzaron a barajar la posibilidad de una erupción en la isla canaria, muchos investigadores reclamaron que acudiera alguno de los buques científicos españoles para no perder la valiosa oportunidad de ser testigos del nacimiento de un volcán o incluso de una isla.

'No es el único foco, pero sí el que arroja más material', dice el geólogo jefe

Mientras llegaba desde Vigo el Margalef, se acercó desde Gran Canaria el Ignacio Lozano, que estuvo tomando muestras del estado de las aguas hasta el domingo. Esta tarea estuvo a cargo del submarino radiocontrolado Sea-Glider, que cuenta con varios meses de autonomía en el mar. Tras una semana de trabajo, el Instituto Canario de Ciencias Marinas perdió la conexión con el sumergible. El aparato está localizado y sigue ejecutando su misión programada, pero fuera del control de los técnicos.

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