Este artículo se publicó hace 16 años.
El volcán que resfrió al mundo
La erupción del Huaynaputina en Perú, en 1600, provocó un enfriamiento del clima con amplias consecuencias globales
En febrero de 1600, el volcán Huaynaputina, en Perú, no aguantó más la presión acumulada en su interior y voló por los aires. Los testigos contaron cómo las cenizas llegaron a caer sobre los barcos que navegaban en el Pacífico, a más de 120 kilómetros de distancia; los habitantes de las localidades próximas vieron como caía sobre ellos una noche que se prolongó más de 10 días. Murieron unas 1.500 personas que vivían cerca del Huaynaputina, pero no fueron los únicos afectados por la erupción.
En un artículo publicado en American Geophysical Union Newsletter, científicos de la Universidad de California Davis (EEUU) afirman que el estallido del volcán, mayor que el del célebre Krakatoa, provocó un problema global.
El estudio de los anillos de los árboles indica que 1601 fue el año más frío en seis siglos, probablemente debido al enfriamiento provocado por las partículas de azufre inyectadas por la erupción en la estratosfera.
El geólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) Javier Carmona explica: “Esos sulfuros provocan unas reacciones químicas en la atmósfera que hacen que se refleje con más intensidad la luz solar que llega a la Tierra y baje la temperatura”.
El enfriamiento se pudo sentir muy lejos de Perú. En Rusia, un invierno más intenso de lo habitual causó una hambruna; y en Suecia, las precipitaciones de nieve, más intensas que de costumbre, causaron grandes inundaciones y escasas cosechas. Junto a otros datos recogidos entre los registros históricos, los investigadores estadounidenses comprobaron que los galeones que viajaban entre México y Filipinas completaban su periplo en un tiempo menor de lo habitual, debido a las alteraciones en las corrientes.
El autor principal del estudio, Kenneth Verosub, indicaba a Nature que “algunos de estos sucesos habían sido atribuidos a una tendencia de enfriamiento de varios siglos, conocida como la Pequeña Edad del Hielo [que tuvo lugar entre los siglos XVI y XIX]”. Sin embargo, en su opinión, sería más adecuado adscribirlos al estallido del Huayaputina, registrado en 1600.
Un año sin verano
El estudio dirigido por Verosub es uno de los primeros que se preocupan por los efectos sociológicos de una gran erupción volcánica. El investigador se interesó por este asunto al estudiar la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, en 1815. Aquel estallido es el mayor que se conoce en tiempos históricos. Entonces, las enormes cantidades de azufre que llegaron a la atmósfera provocaron un enfriamiento tal que 1816 ha pasado a la historia como el año sin verano.
“Los procesos geológicos que provocaron la erupción del Huayaputina u otras que se produjeron en el pasado no se han detenido. Lo que ocurrió en el pasado, podría volver a suceder”, explica Javier Carmona, geólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). Los volcanes han sido importantes actores a lo largo de la historia de la Tierra y pueden volver a serlo.
Hay teorías que les atribuyen el fin de los dinosaurios. En la meseta volcánica de Decán (India) un inmenso manto de basalto atestigua el apocalíptico episodio de vulcanismo que tuvo lugar hace más de 60 millones de años. Debido a un afloramiento desde el manto terrestre, una falla de cientos de kilómetros vomitó una extensión de lava que pudo alcanzar el millón y medio de kilómetros cuadrados (tres veces la extensión de España). Con la roca fundida, volaron a la atmósfera millones de toneladas de emanaciones tóxicas que comprometieron la estabilidad del clima.
En un caso más reciente, el estallido del volcán Pinatubo (Filipinas), en 1991, provocó un enfriamiento del planeta que frenó, temporalmente, el calentamiento global.
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