Este artículo se publicó hace 14 años.
¡Que vuelva el descubridor de las vacunas!
En 1862, el movimiento antivacunación hizo que se retirara de Trafalgar Square la estatua de Edward Jenner
Es un detalle que puede pasar desapercibido a los millones de visitantes que recibe uno de los lugares más emblématicos de Londres, la plaza Trafalgar Square; pero, de los cuatro pedestales erigidos en las esquinas de la plaza presidida por una efigie del Almirante Nelson rodeado por leones, hay uno que permanece vacío o, al menos, sin un ocupante permanente.
Ahora, un grupo de médicos británicos, avalado por su revista de referencia, el British Medical Journal (BMJ), ha pedido que se coloque en ese lugar la estatua del considerado padre de las vacunas, el médico británico Edward Jenner (1749-1823), que puede visitarse desde 1862 en los jardines de Kensington.
Se trataría, en realidad, de un regreso, ya que la estatua ya estuvo cuatro años en ese emplazamiento. Según explica un editorial publicado en el último número del BMJ, la figura fue retirada por la presión de los movimientos antivacunación de la época. El procedimiento ideado por Jenner de infectar a individuos sanos con el virus del equivalente bovino de la viruela para inmunizarlos frente a la enfermedad era, para ellos, una iniciativa peligrosa, descabellada y contra natura.
Los detractores decían que los vacunados podían convertirse en vacas
La retirada de la estatua ya causó en su día mucha polémica. Las dos revistas médicas más importantes de la época, que se siguen editando en la actualidad el BMJ y The Lancet publicaron sendos artículos quejándose del agravio que suponía. "El memorial que se erigió a Jenner en Trafalgar Square ha sido desterrado, incluso con ignominia, de este honorable vecindario de hombres considerados grandes por haber matado a otros hombres, mientras que él sólo salvó seres humanos", se podía leer en la edición del 18 de octubre de 1962 del BMJ.
Halagos y rechazoJenner no llegó a ser testigo de la ignominiosa retirada de su estatua, pero sí fue objeto de rechazo a lo largo de su vida. El autor de Inquiry el libro donde explicó en 1798 los primeros ejemplos de inmunización inducida por un virus hubo de enfrentarse a otros médicos, que prometían proteger de la viruela con procedimientos no aclarados y muy caros y que veían cómo su fuente de ingresos podía acercarse a su fin. También a los expertos que vaticinaban que aquellos a los que se inoculaba una sustancia bovina acabarían desarrollando características propias de las vacas. La Iglesia se posicionó en contra de Jenner, que hubo de escuchar que la vacunación era un invento del diablo.
La Iglesia dijo que la inmunización era un invento del diablo
Las críticas se dispararon cuando el Gobierno británico decidió instaurar una ley que obligaba a vacunar a todos los niños de viruela, una enfermedad que afectaba a una de cada tres personas y mataba a una de cada 12.
Pero Edward Jenner también vivió momentos de reconocimiento en vida, asociados a la rápida expansión de su hallazgo. La vacunación estuvo disponible en América del Norte sólo cuatro años después de la descripción de su hallazgo. Llegó a India en 1802 y, para 1806, se había extendido por el mundo, gracias a una expedición filantrópica real que había llevado la nueva tecnología a las colonias españolas. Jenner llegó a tener seguidores en todo el mundo y recibió incluso un anillo de diamantes de la emperatriz rusa María, así como dinero en efectivo de diversas ciudades indias y títulos de algunas colonias norteamericanas.
Incluso el propio Napoleón, en guerra con el Imperio Británico, accedió a la petición de Jenner de liberar a dos prisioneros de su país, diciendo: "No puedo negarle nada a este hombre". Las tropas del emperador francés fueron de las primeras en ser inmunizadas globalmente frente a la viruela.
Aunque los médicos británicos han dejado hasta ahora que la estatua de Jenner repose en paz en los jardines de Kensington, consideran que ya es hora de que su figura vuelva al grandioso emplazamiento de Trafalgar Square. Y lo piensan así porque este año se cumplen 30 de la declaración formal por parte de la Organización Mundial de la Salud de la erradicación de la viruela en el mundo.
"La estatua de Jenner merece ser reinstaurada junto al resto de héroes de Trafalgar. El reino del terror de Napoleón duró 20 años, pero el de la viruela asoló al planeta durante siglos", escribe en el BMJ el profesor de Medicina de la Universidad de Bristol Gareth Williams.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.