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30 años del musical que inspiró 'Nine'

'All that jazz se' estrenó en Broadway en diciembre de 1979

ROBERTO ARNAZ

Bob Fosse sabía cual iba a ser su final. Incluso fue capaz de escribir su propio obituario casi una década antes de su muerte. Lo hizo en formato cine y se tituló All that Jazz (Empieza el espectáculo, en castellano). En ella retrata la implacable caída y muerte de un creador de Broadway consumido por sus propios excesos. Demasiadas coincidencias con su propia vida para ser pura casualidad.

Como Joe Gideon protagonista de su fábula musical magistralmente interpretado por Roy Scheider, Fosse vivió demasiado rápido. Realizó su primera gira a los trece años con su propio número musical. Con quince creó su primer coreografía sobre el tema That Old Magic, de Cole Porter. Trabajó sin descanso hasta los cincuenta para ver cómo, poco a poco, su talento se apagaba debido al abuso del alcohol y las drogas y, como no, por las mujeres, su debilidad. Fosse siempre dijo 'vive como si fueras a morir mañana, trabaja como si no necesitases el dinero y baila como si nadie te estuviera mirando', y lo cumplió hasta las últimas consecuencias.

Fue el primer musical moderno gracias a su dramatismo y sus alucinógenos flasback

All That Jazz se estrenó el 20 de diciembre de 1979 y su influencia perdura tres décadas después. Muchos ven en ella el primer musical moderno gracias a su dramatismo, su estética rompedora para la época y su ritmo. Su estructura poco convencional, salpicada de alucinógenos flashback, se aprovecha de la sórdida vida de un implacable coreógrafo, cuya exigencia llega hasta la extenuación para fotografiar con ojo crítico la dureza, el esplendor y decadencia de la gente que trabaja en el mundo del espectáculo.

La película retrata la otra cara del show, lo que ocurre entre bastidores, lejos del glamour de la fama. Además, la película tiene un mórbido encanto: desde el principio el espectador sabe que Joe Gideon va a morir pronto. De esta forma, se desarrollan dos historias paralelas: por un lado, tras bambalinas, donde Gideon conversa con Angelique (la muerte disfrazada de ángel interpretada por Jessica Lange) y, por otro, la puesta en escena que es su propia vida.

Todo unido por un común denominador: All That Jazz, las tres palabras que, recitadas frente al espejo cada día aderezadas con un desayuno a base de Dexedrine y Alka-Seltzer y la música de Antonio Vivaldi, permiten a Gideon seguir con su vida.

A medida que se acerca el momento de la muerte, las escenas se vuelven cada vez más y más surrealistas dotadas de una indudable estética glam. Al final, el fatídico e inevitable momento llega, eso sí, precedido de un show monumental, en un auditorio donde están presentes todas las personas implicadas en su vida, dirigido por OConnor Flood (Ben Vereen), en el cual la estrella es el propio condenado.

El filme cierra con la canción Bye bye life (una parodia de la canción Bye Bye Love), interrumpida secamente por el sonido del cierre de una bolsa de plástico para conservar cadáveres. Para Bob Fosse, el show terminó el 23 de septiembre de 1987. Un ataque al corazón tuvo la culpa.

La historia era un vaticinio de la muerte de su creador, el coreógrafo Bob Fosse

Escrita junto a Robert Alan Aurthur, el filme All That Jazz gano cuatro premios de la Academia y de la Palma de Oro del Festival de Cannes de ese año, lo que terminó por consagrar a Fosse como uno de los coreógrafos más importantes del pasado siglo XX.

Para muchos, la vida de Bob Fos guarda muchos paralelismos con la del cineasta Federico Fellini. De hecho, Fosse debutó en cine con Sweet Charity, un musical basado en la obra Las Noches de Cabiria del director italiano. Además, All That Jazz es considerada la adaptación musical de 8 ½ con los neones de Broadway de fondo, de ahí que su influencia sobre la recién estrenada en EEUU Nine, de Rob Marshall, sea más que evidente, tanto en el estilo visual como en la coreografía.

Marshall, como su idolatrado Fosse, fue coreógrafo teatral antes de lanzarse al cine. 'Su influencia en mí ha sido gigantesca. Tengo pocos ídolos con los que siento una afinidad, y en este caso ambos hemos tenido trayectorias profesionales parecidas: comenzamos como bailarines, después fuimos coreógrafos y directores de teatro hasta llegar al cine. Fosse fue un innegable maestro', reconoció recientemente el director de Nine durante la promoción de la cinta.

Además de Marshall, la obra de Fosse ha marcado el cine de numerosos autores contemporáneos y entre los sucesores de este genial cineasta que revolucionó la forma de contar historias con su inventiva y sus incomparables estructuras narrativas habría que incluir a realizadores tan arriesgados como Fred Schepisi, autor de Seis Grados de Separación; Alejandro González de Iñarritu, en 21 Gramos; o al Steven Soderbergh de Solaris. El cine de Fosse sigue vivo, y con buen pulso, justo tres décadas del estreno de su obra más arriesgada.

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