Este artículo se publicó hace 16 años.
‘Absurdistán’: el nuevo cine bélico
Hollywood por fin encuentra, tras años de fracasos, la manera de enfrentarse a la Guerra de Irak: la risa
Cuando en 2001 EEUU lanzó la operación Libertad Duradera, destinada a encontrar a Bin Laden, uno de los chistes más recibidos en nuestros correos electrónicos fue aquél con un mapa de Oriente Próximo en el que se leía: "Aquinoestán, Aquisiestán...". Siete años más tarde, otro país medio de cachondeo, Absurdistán, se ha convertido en una entidad
dolorosamente real.
El término lo acuñó en la novela homónima Gary Shteyngart. Pero poco han necesitado los gurús de la progresía para hacérselo suyo y referirse con él a la cadena de patéticos desastres que rodean la política intervencionista de Bush fuera de sus fronteras.
El gran responsable del nacimiento del género absurdistaní ha sido el cine. En concreto, una película en apariencia tan inocente como la secuela de Dos colgaos muy fumaos, titulada Harold and Kumar scape from Guantánamo Bay. La semana de su estreno en EEUU (25 de abril), las peripecias de dos oligofrénicos sin otra preocupación que las mujeres en biquini y la marihuana llegó sorprendentemente al segundo puesto de la recaudación.
Podría ser otra comedia teen más de no ser por su argumento: Harold y Kumar son enviados, sin motivo aparente, al famoso centro penitenciario de los monos color butano por un senador que se pasa la Declaración de Derechos Humanos por el arco del triunfo. Según el guionista Hayden Scholessberg, el propósito no era denunciar la situación irregular de los presos: "Sin embargo, hemos comprobado que la mayor parte de los estadounidenses y, en particular, los más jóvenes, no tienen ni idea de lo que está pasando en Guantánamo". Y se han enterado a través de un filme que iba directo a la Carcajada facilona.
Delirios y Abu GhraibEl éxito de Harold and Kumar... ha propulsado las ambiciones y promociones de las productoras, que creen haber encontrado una nueva veta para la recaudación en la sátira despiadada sobre Irak. Así se explica la expectación ante el próximo estreno de Full Battle Rattle (Tony Berger y Jesse Moss), un documental sobre Medina Wasl, parque temático en el desierto de Mojave en forma de pueblo iraquí, destinado a que los marines se entrenen antes de partir a la Guerra. Para Gerber, es una bonita metáfora de la guerra como espectáculo: "Está a la altura del pavo de Acción de Gracias de plástico o de la delirante historia de la falsa heroína Jessica Lynch. Hay tal apagón informativo que ya no sabemos qué es real y qué no".
Memorial Day, de Josh Fox, toca las torturas de Abu Ghraib pero de una manera, digamos, algo más irreverente. Una pandilla de marines con ganas de juerga salvaje se hacen un viajecito a Irak con el lema "la tortura es una fiesta y la fiesta es la guerra que debemos ganar". Puede parecer de mal gusto, pero su director se excusa: "Lo único que nos queda de Irak son las imágenes de Abu Ghraib, y no porque nos den vergüenza, sino por su alto contenido erótico. En realidad, era porno duro en nuestros televisores".
Quizás suene frívolo, pero, tras ver cómo caían en el campo de batalla de los cines, una tras otra las aproximaciones serias al conflicto iraquí (Leones por corderos, Expediente Anwar, En el Valle de Elah...), tal vez el humor de brocha gorda y escatológico no sea una mala opción para que no se olvide ni a los culpables de la guerra ni sus consecuencias.
Tres apuntesLa comedia facilona
Harold y Kumar, típica pareja de películas norteamericanas como Dos tontos muy tontos, son enviados sin ningún motivo a Guantánamo.
El documental
Full batlle Rattle muestra un parque temático en el desierto californiano de Mojave, donde los marines se entrenan antes de acudir a Irak.
La gamberrada
El tema de Abu Ghraib es tratado con total irreverencia en Memorial Day. A la violencia, se unen sexo y ganas desenfrenadas de juerga.
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