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"Al cine se va a relajar el esfínter"

El realizador vuelve a Valle-Inclán en ‘Martes de Carnaval’, su última colaboración con Rafael Azcona 

CARLOS PRIETO

Rafael Azcona (1926-2008) y José Luis García Sánchez (1941), sacando a pasear a la más bonita del pueblo, a la que más les gusta. Una imagen que explica por qué este tándem, que ya había adaptado a Valle-Inclán con Tirano Banderas (1993), se decantó por realizar una serie de tres películas de las tres obras esperpénticas de Martes de carnaval (1930). Hoy se proyecta en el Teatro Español de Madrid Los cuernos de Don Friolera, la segunda parte de esta trilogía nacida para la televisión, que García Sánchez va a convertir en película para el otoño. A falta del estreno de Los girasoles ciegos, última adaptación de Azcona para el cine.

‘Tirano Banderas’, ‘Divinas palabras’ y ahora ‘Martes de carnaval’. Es la tercera vez que adapta a Valle-Inclán, ¿por qué vuelve a él?
Es uno de los autores más completos de la literatura española: poeta, dramaturgo, novelista… Su poesía merecería una película por sí misma. Además, con la edad se fue radicalizando, cada vez era más rojo, más estético, más maravilloso. Ojalá me ocurra lo mismo.

¿Cómo surgió el proyecto?
Mi relación profesional con Azcona basculaba entre escribir textos originales y adaptar obras ajenas, como la adaptación que hicimos del Tirano Banderas de Valle-Inclán. Nos quedó regular, entre otras cosas, por problemas económicos. Teníamos una espinita clavada con Valle-Inclán, así que, cuando surgió la oportunidad de adaptar otra de sus obras, nos decidimos por nuestro texto favorito: Martes de Carnaval. Como productores nos permitimos sacar a bailar a la más guapa del pueblo.

El proyecto ha ido creciendo, ¿de qué manera?
TVE ha sido la gran impulsora. Allí trabajan personas cultas dispuestas a defender las adaptaciones literarias. El guión original se convirtió en una serie de tres películas: Las galas del difunto, Los cuernos de Don Friolera y La hija del capitán. Ahora hemos retomado la idea de convertirlas en una única película para estrenar en cine este otoño.

¿Se trata de realizar un nuevo montaje?
Es algo más que eso. Voy a incluir nuevas escenas. Ahora tengo en mis manos tres películas de hora y cuarto; ensamblarlas tiene su complicación. Para entendernos: es como si tuvieras que convertir una novela en un libro de relatos. Muy complicado.

¡Qué jaleo!
La industria del cine está en ebullición. La denominada crisis del cine es una crisis de crecimiento. Cierran salas legendarias de cine pero, al mismo tiempo, se están editando películas en DVD que nunca hubiéramos soñado con poder ver. Al cine todavía le está saliendo el bigote. Algo se está moviendo. No está claro si es mejor estrenar primero en televisión y, luego, en cine o de otra manera.

Es una vieja cuestión: ¿Cómo hacer que la gente vea una película?
Ah, el mercado que lo sabe todo. Los teóricos del mercado aseguran saber qué película vas a ir a ver esta tarde. Es un mercado falso, sin igualdad de oportunidades. ¿Quién coño quiere ver una adaptación de
Valle-Inclán hoy? 

¿Cómo se escribe un guión a cuatro manos?
Depende de qué cuatro manos estemos hablando. Si tu acompañante es Azcona, la cosa está clara: él escribe, tú aporreas el teclado. 

¿Cuáles son las dificultades de adaptar un texto teatral?
Son lenguajes totalmente diferentes. La actitud del espectador de teatro es la de quien se sienta en la butaca a reflexionar, a compartir una aventura sobre el conocimiento humano. Por su parte, el de cine va a la sala a someterse a una hipnosis, a relajar el esfínter.

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