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Albert Dupontel se desgañita llamando idiotas a los cómplices del sistema

El cineasta retrata en 'Adiós idiotas' —ganadora de siete premios de la Academia francesa— el desquiciado e injusto mundo en el que vivimos. Un humor ácido y negro, referencias a los Monthy Python y mucha mala leche son sus armas para convencer de que hay que dejar que "a inteligencia colectiva se exprese"

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Albert Dupontel, el director y protagonista. — La Aventura Aduiovisual

madrid, Actualizado:

"Esto no es una democracia. Tengo miedo a este sistema. Es injusto, lastima a mucha gente". Este recelo que siente el cineasta francés Albert Dupontel, unido a su "fobia a un error judicial", se ha convertido en una comedia con muy mala leche desde la que se desgañita llamando 'idiotas' a los políticos, las fuerzas de seguridad y las instituciones.

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Su alarido, Adiós, idiotas, ha recibido el eco de dos millones de espectadores –y ello en medio de lo peor de la pandemia- y de nada menos que siete Premios César de la Academia del Cine Francés, entre ellos, los de Mejor Película y Mejor Dirección. Dupontel no fue a recoger los galardones. "Soy muy cauteloso con la definición de 'ser lo mejor de algo'. Encuentro que ser el mejor en términos de gustos es algo muy personal (...) El mejor vino es el que te gusta, la mejor película es la que te gusta. No es discutible, no es negociable", declaró al canal LCI tras la ceremonia.

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Total, todo, o mucho, de lo que quería decir ya lo había dicho en su película, una comedia ácida y negra sobre el delirante sistema en el que vivimos, en la que el cineasta no se ha reprimido ni ligeramente y donde desafía a los voceros de la actualidad llamando a las cosas por su nombre.

Un mundo kafkiano

Un extraordinario especialista en sistemas de seguridad informática despedido por 'viejo' –tiene 50 años-, una peluquera de 43 años sentenciada por los años de trabajo aspirando aerosoles químicos y un archivero ciego que perdió la vista por un disparo de la policía que le confundió con un terrorista y que ahora cumple la cuota en una institución pública son los protagonistas de este retrato de un mundo kafkiano donde valen mucho más los porcentajes que las vidas de los seres humanos. El propio Dupontel, Virginie Efira y Nicolas Marié son los actores principales. 

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"Es muy injusto, soy muy bueno" son las palabras que el primero, JB, pronuncia en un vídeo de suicidio. "Perdonen la grosería: adiós, idiotas". El tiro con la escopeta que ha comprado — siguiendo los consejos de Terry Gilliam en un anuncio de Happy Hunter — le sale por la culata, atraviesa la pared y da en el hombro de uno de esos jóvenes que le van a reemplazar. Joven funcionario que estaba atendiendo a la desesperada peluquera, Suze Trappet, angustiada por encontrar al hijo que tuvo con quince años y que sus padres la obligaron a dar en adopción. Los dos se unen en la búsqueda, donde van a conocer al Sr. Blin, el archivero ciego, que…

La historia se repite

Y así la acción se va encadenando con un ritmo trepidante y divertido, donde las situaciones recrean la atmósfera de las películas de Chaplin — "Para mí solo hay un clásico en el cine, es Chaplin"—, el sentido del humor remite a sus admirados Monthy Python y la historia recala en la realidad social y sus injusticia, como hace el cine del tercero de sus referentes cinematográficos, Ken Loach.

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Virginie Efira, Nicolas Marié y Albert Dupontel, protagonistas de la película. — La Aventura Audiovisual

Una combinación con la que Albert Dupontel experimenta para recrear este "mundo hiperconectado, pero sordo", que nació de la idea de "oponer dos casos extremos, el de alguien que quiere vivir pero que no puede y el de alguien que podría vivir pero que no quiere", según explica en las notas de producción de la película. 

Aquella semilla creció y se transformó en este espejo de la demencia en la que sobrevivimos, cosida con problemas graves de nuestra sociedad, con la injusticia, la soledad, la incapacidad política e institucional, la brutalidad policial, la agresión constante a nuestra salud y el ataque mortal contra el planetac. "Este guion lo escribí hace dos años, mucho antes de que empezaran a aparecer noticias similares en los medios. Sin embargo, da la sensación de que algunos de los temas tratados están más de actualidad que nunca. El aspecto trágico de lo que se cuenta en la película es que la Historia lamentablemente acaba repitiéndose. No soy capaz de ver el futuro, pero sí tengo buena memoria…"

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Homenaje a 'Brazil'

Y el recuerdo y fascinación por la película Brazil (Terry Gilliam, 1985), a la que Dupontel rinde un clarísimo homenaje con esta Adiós, idiotas. Si en aquella reinaban las máquinas, aquí es el mundo informático, las pantallas y computadoras, el que nos ha dominado, pero las consecuencias no son muy diferentes. Por eso, en esta comedia hay personajes que siguen llevando los nombres - Kurtzman, Tuttle, Lint…- de esa historia futurista de culto.

Una secuencia de 'Adiós, idiotas'. — La Aventura Audiovisual

Todo como contribución "humilde" de un creador para conseguir, tal y como dijo en declaraciones a Le Devoir, "un discurso humanista, ecológico y altruista, totalmente posible si dejamos que la inteligencia colectiva se exprese. Lo cual, lamentablemente, a la vista de nuestras élites, no parece ser el caso".

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