Este artículo se publicó hace 14 años.
Alicia ni pringa ni empalaga
Alicia en el país de las Maravillas
Director: Tim Burton
Intérpretes: Mia Wasikowska (Alicia Kingsley), Johnny Depp (El Sombrerero Loco), Helena Bonham Carter (La reina de corazones), Crispin Glover (Sota de corazones), Anne Hathaway (La reina blanca), Christopher Lee (El Jabberwock), Michael Sheen (El conejo blanco)
Clasificación: No recomendada menores de 7 años
Género: Aventuras
Vaya por delante que el enredado universo de Lewis Carroll es difícil de domesticar, de encerrar en cuatro paredes sin ventanas, y que sus dobles y triples sentidos y sus múltiples lecturas hacen que una historia infantil pueda tener diferentes efectos en lectores de todas las edades. Pero echar la culpa a Tim Burton de una versión "poco fiel" a Carroll, que escribió su libro en un contexto y para un público que no es ni el de hoy ni el de hace 50 años, sólo podrán hacerlo los privilegiados que tengan sentado a su lado al escritor, algo complicado. Al contrario, ‘Alicia' es ideal para ser llevada al cine por el director que mejor ha rodado cuentos infantiles para adultos, y que incluso se ha atrevido con Roald Dahl (‘Charlie y la fábrica de chocolate', ‘James y el melocotón gigante').
Niños y jóvenes de hoy tienen derecho a su ‘Alicia', a disfrutar de una historia que no es más nuestra que de ellos y que no tiene que ver con otras anteriores.
Dicho esto, habría que valorar las herramientas con las que Burton dibuja a su Alicia, a la que aumenta de edad hasta colocarla al borde del matrimonio. El exceso cromático y la caricatura recuerdan a su ‘Charlie...', pero por suerte no le ha salido tan higiénica (en aquella, Burton pasó de mostrar la mugre y el hambre que escondía la pesadilla industrial de Dahl). Esta ‘Alicia' es exuberante y fantástica, sus rosas pinchan y sus reflejos devuelven una imagen invertida.
Hasta su primera mitad, la película se desarrolla a la perfección, con ritmo, personajes reconocibles y respetados, y unos diálogos que buscan la complicidad del espectador y que hacen de la palabrería aleatoria un arte y una gozada.Su segunda parte muestra las debilidades que ya hay que presuponerle a Burton. Es cuestión de cada uno cuánto se le soportan ciertos ‘tics'. Empezando por Johnny Depp, que parece clonar a Willy Wonka pero con ojos de huevo y que disfruta de exceso de protagonismo. Su papel es fundamental una vez que Burton acerca el cuento de Carroll a la épica y las leyendas mitológicas, rematando su lectura con un enfrentamiento entre el bien y el mal que nunca pidió. Carroll no habló de bandos, más allá de los locos y de los más locos. Sobre un tablero de ajedrez, la batalla se desarrolla con roles claros, como en una ‘Comunidad del Anillo' caótica y desarrapada.¿Y qué trae la golosina del 3-D? Un sabor amargo.
Si hace dos semanas ‘Furia de Titanes' ponía sobre la mesa el peligro de su utilización atropellada, en ‘Alicia' es pura cosmética. Su truco, como aquella mandíbula de ‘Tiburón 3-D' que salía de la pantalla, consiste en lanzar tazas al espectador, que termina agachando la cabeza. La idea es disfrutarla como en su día se hizo con ‘Dentro del laberinto' y ‘La historia interminable'. Podría ser peor: Burton podría haber dividido el libro en dos partes y hacerla empalagosa, víctima de un pastel que hace crecer. Y eso sí que no.
El complejo DeppQue Burton apadrine a Alicia tras cumplir con ‘Charlie’ no sorprende. Que haya elegido a Depp para interpretar al Sombrerero Loco (estirando su presencia hasta lo soportable) debería darle reparo. Con todo, no le ha salido tan Jim Carrey como Willy Wonka. En lo mejor, ‘Alicia’ recuerda más a ‘Mars Attack!’ (con esas humillaciones a las que somete al cuerpo humano), una de las pocas películas de Burton que Depp se perdió.
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