Este artículo se publicó hace 17 años.
Alta sensibilidad
El Centro de Fotografía Documental de Barcelona monta el festival Tràfic en el CCCB, una semana de actividades en torno a la nueva fotografía documental.
Ha sido un fenómeno silencioso pero implacable. En los últimos diez años no han dejado de surgir colectivos, asociaciones y fundaciones privadas que, desde posicionamientos distintos, parecen reclamar lo mismo: nuevos espacios para una nueva fotografía documental.
Tenga o no una finalidad comercial, el fotógrafo se posicione frente a lo retratado y aporta un punto de vista singular. Hermana tranquila del fotoperiodismo, la imagen documental plantea un acercamiento a los temas de actualidad de manera más reflexiva y pausada. No se trata tanto de tomar una instantánea en un acontecimiento, sino de llamar la atención del público sobre diferentes aspectos del mundo actual, con una voluntad crítica.
Contra la banalización
Pero parece que vivimos tiempos poco dados a la reflexión, y mucho menos si es pausada. O al menos, es lo que sostienen algunos de los colectivos que participan esta semana en el festival Tràfic (que organiza talleres, exposiciones y proyecciones desde hoy hasta el 28 de octubre, en el CCCB).
Sonia Balcells, que fundó junto a otros ocho profesionales el Centro de Fotografía Documental de Barcelona (asociación responsable de estas jornadas dedicadas a la imagen), nos cuenta que la idea nació “como reacción a las pocas oportunidades de mostrar nuestros trabajos en los medios de comunicación”. ¿El motivo? “La banalización del contenido en la mayoría las revistas y suplementos”. Y es que la prensa ha sido tradicionalmente el espacio natural para estas imágenes.
Héctor Mediavilla, fotógrafo y miembro de la más reciente de estas asociaciones, Pandora, se muestra de acuerdo con su colega de profesión: “Se destina menos espacio y dinero a visiones alternativas de la realidad. Eso nos ha llevado a la necesidad de asociarnos para defender la disciplina de este proceso de frivolización. Pero también de inventar nuevas formas de mostrar nuestras imágenes, más allá del tradicional formato revista”.
Sin la prensa
Es el momento de independizarse de la prensa y buscar nuevos caminos, por el momento indefinidos y cercanos al mundo del arte. Por otra parte, Internet y los formatos digitales han impuesto una dictadura de la inmediatez, en los medios donde la rapidez es más importante que la calidad de las imágenes o de que éstas transmitan un determinado punto de vista o exijan un esfuerzo al espectador.
Otros colectivos, sin embargo, ven en este acceso a la tecnología un aspecto positivo y clave para su creación. Así, Jessica Murray, cuya actividad se centra en organizar talleres con autores extranjeros, en la asociación Al·liquindoi, habla de un proceso de democratización de la fotografía: “Gracias a la tecnología digital, ha dejado de ser una técnica elitista.
Ya no hacen falta grandes recursos para exponer en una galería, gracias a la impresión digital o las proyecciones”. Por su parte, Joanna Orzechowska, coordinadora de Nophoto, que agrupa a 14 fotógrafos, habla de “mayor presencia de la fotografía en nuestro país en los últimos años”, gracias a certámenes como PhotoEspaña, por ejemplo.
Sumar esfuerzos
Tras la creación de estos grupos se esconde también una necesidad humana. “La fotografía es una profesión muy solitaria”, nos cuenta Murray, “al cabo de un tiempo de dedicarse a ella, uno acaba teniendo la necesidad de reunirse con otros compañeros y discutir”. Para Mediavilla, ese es uno de los aspectos más duros de la disciplina: “El fotógrafo pasa media vida relacionándose con el mundo, enfrentándose a aspectos realmente duros de la sociedad.
Pero luego toda la reflexión posterior, de selección y edición de las imágenes, la hacemos solos”. Son muchos los fotógrafos que ven en estos colectivos la posibilidad de colaborar junto con otros compañeros, aportando nuevas metodologías de trabajo.
En ese sentido, la labor del colectivo Nophoto es ejemplar entre todos. “Los proyectos se crean en grupo. Creo que es muy interesante para todos los integrantes, ver cómo estos evolucionan desde la primera idea hasta la realización gracias a la comunicación y a las aportaciones de los miembros”, cuenta Joanna. Con un proceso de creación similar en mente nació Pandora, que aspiran a “potenciar el trabajo conjunto, a la vez que se respeta la libertad individual”.
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