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"Aparentar es una ambición colectiva"

El dramaturgo Giuseppe Montesano avanza en 'Magic People Show' la decadencia de Occidente

ISABEL REPISO

El periodista Giuseppe Montesano ha condensado en Magic People Show la deriva mediática en la que fluye la sociedad actual.

Lo que comenzó como una columna de sátira en el periódico Il mattino llegó a las librerías italianas en 2005 y, previa traducción al español por Jordi Galcerán (autor de El Método Gronholm), se escenifica hasta el 3 de mayo en el Teatro Valle-Inclán de Madrid.

Montesano explica el espectáculo como una farsa de su propia ciudad, Nápoles, que puede leerse como una farsa de su propio país, Italia, y de la que no niega su vocación global. “Creo que asistimos a la decadencia de Occidente. Pero el modo frívolo en que se materializa esta decadencia la hace enormemente dramática. Hemos llegado a un momento histórico en el que hay una pérdida de significado en las palabras. Las palabras que intercambiamos ya no tienen un sentido fuerte, y esto se traduce en las relaciones personales y en modo particular, en la familia. La familia es el lugar de la decadencia”, señala.

Montesano no tiene piedad por el individuo, al que considera único culpable de la deriva hacia lo frívolo por encima del poder político, a veces desilusionante. “La política es el resultado final de un cambio más profundo de tipo antropológico. Es un cambio que venimos sufriendo desde finales de los 70”.

Pero ¿en qué consiste este cambio? En una dependencia cada vez más latente por la mediación. “Es una enfermedad que afecta al individuo, a su modo de relacionarse, de hacer el amor o de no hacer el amor. Nuestras relaciones están cambiando profundamente de manera equivocada, haciéndose más mediatizadas.

Las personas no vivimos en manera directa sino representándonos, subiendo a escena. Aparentar es ahora fundamental, se ha convertido en una ambición colectiva. La gente ya no se conforma con charlar con cuatro amigos o leer tranquilamente un libro; necesita exhibirse y para hacerlo necesita dinero. Por eso el dinero se ha convertido en una cuestión vital. Ya no se trata de tener dinero para vivir sino de tener dinero para aparentar”. Un diagnóstico al alcance de cualquier hipocondríaco que se acerque al teatro Valle-Inclán.   

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