Este artículo se publicó hace 11 años.
Ariadna Gil: "Vivimos en una tradición castigadora y culpable"
La actriz regresa al cine español después de cuatro años de ausencia con 'Sola contigo', la nueva película de Alberto Lecchi, un 'thriller' donde se muestran los vicios de una sociedad dominada por la necesid
Ariadna Gil es la máxima apuesta de Sola contigo, la nueva película del argentino Alberto Lecchi (Nueces para el amor), que disfraza de thriller un drama, casi una tragedia, donde se dejan entrever los vicios de una sociedad dominada por la malsana necesidad del éxito profesional y social, y en la que las mujeres están en desventaja. Leonardo Sbaraglia la acompaña en el reparto de esta película, una coproducción con Argentina con la que la actriz regresa al cine español después de cuatro años de ausencia.
El baile de la Victoria, de Fernando Trueba, en 2009, fue la última aparición de Ariadna Gil en el cine nacional. Entre aquella y esta coproducción, la actriz ha participado en una producción danesa y en una mexico-canadiense. "Ahora hay muchos menos proyectos, no se puede rodar nada, no se puede poner nada en marcha", dice la intérprete, que asegura que en su profesión están bastante negras las cosas y recuerda que ella ha estado dos años sin trabajar.
"Ahora hay muchos menos proyectos y no todo el mundo se puede permitir estar dos años en el paro esperando una película""Este es un oficio complicado e inestable. Yo he estado dos años sin trabajo, no es fácil. Y no todo el mundo se puede permitir estar dos años en el paro esperando una película", dice Ariadna Gil.
"La del cine no es gente que nade en la opulencia, pese a la imagen que quieren dar de nosotros. Por otro lado, la crisis está afectando a la creatividad, se pueden seguir contando cosas, pero... la crisis incide en la ambición creativa, los proyectos son muchísimo menos ambiciosos", añade.
La desventaja de la mujer en esta sociedadEn Sola contigo interpreta a una mujer en el límite. Una abogada de éxito, a la que éste le costó lo más importante de su vida, sus hijas. Alcoholizada, perdió la custodia y ahora ni siquiera puede acercarse a ellas. Desesperada y a punto de romperse definitivamente, recibe la llamada de un tipo que dice que va a matarla. Ahí comienza la cuenta atrás de esta mujer, enfrentada ahora al pasado y al recuerdo de todos los seres queridos a los que hizo daño.
"Es una mujer que ha llegado a un límite y la culpa que siente es de tal tamaño que cree incluso que debe ser castigada", explica la actriz refiriéndose al personaje, una creación que le sirve a Alberto Lecchi para subrayar la desventaja de la mujer en esta sociedad.
"Toda la historia sería muy distinta si el personaje en vez de una mujer fuera un hombre. Para empezar, no es igual para un hombre que para una mujer dejar de ver a sus hijos -dice el director-. Hay algo más dramático y más culposo si es una mujer. Es el sentimiento de culpa lo que empeora la condición de la mujer. Y en la generación a la que pertenece este personaje, la religión es la mayor responsable del sentimiento de culpa en las mujeres".
"Creo que vivimos en una tradición castigadora y culpable", añade Ariadna Gil, convencida de que desde que nacemos nos estamos preguntando constantemente de quién es la culpa de las cosas. "Eso es una losa que puede lastrarte completamente. Y si a eso le metes, además, la religión, todo se multiplica".
La tragedia de perder a los hijos"Muchas personas esconden hoy su sufrimiento y hay un índice muy elevado de suicidios por desesperación"Sobrepasada por ese sentimiento, rodeada de hombres con intenciones nocivas, algunas siniestras, y con la única ayuda de una mujer de su entorno, una ayudante del despacho con la que en un momento mantuvo una relación íntima, este personaje se acerca a su final rodeado del misterio de las llamadas anunciándole su muerte. "Todo era tan trágico, el deterioro era total, era demasiado dramático", recuerda Alberto Lecchi, que buscó en el thriller el elemento atenuante de tanta gravedad.
"Con el thriller la historia se podía contar sin perder la esencia", afirma y confiesa que la necesidad de narrar un relato como éste obedece seguramente a un momento especial en su vida, a "la sociedad que hemos levantado y a estos tiempos, donde hay muchas personas que están escondiendo su sufrimiento y donde hay un índice muy elevado de suicidios por la desesperación. Vivimos una época en la que se vive al límite".
"La gente del cine no nada en la opulencia"Hay también en Sola contigo un eco de los hijos desaparecidos en Argentina. "Allí ha pasado eso, la tragedia de perder a los hijos, aunque de otra manera, claro", concluye el cineasta. "Y en Argentina ha habido y hay madres que pelean por sus hijos".
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