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¿Por qué ir a una biblioteca si puedo comprar un libro por tres euros?

El truco de reutilizar

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Re-Read quiere hacer llegar los libros a gente que tiene el gusto de la lectura, pero no puede permitirse un libro nuevo, cuyo precio oscila entre 19 y 22 euros.

BARCELONA.- ¿Por qué ir a una biblioteca si puedo comprar un libro por tres euros? Esto mismo se han tenido que preguntar muchos de los vecinos de Re-Read, la cadena de librerías low cost que actualmente está trabajando en la próxima apertura de seis nuevos locales, tras abrir más de treinta franquicias.

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En resumen, actualmente resulta difícil, sino imposible, pensar en un abaratamiento de los libros, al menos de los llamados libros de primera mano.

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El truco de reutilizar

Re-Read se presenta como una librería de bajo coste con un lema claro: precios baratos y libros de segunda mano. Los lectores, en efecto, son atraídos a esta librería por los precios de los libros y no tanto por la novedad de los mismos: “A partir de los diez libros, cada nuevo libro cuesta dos euros” se anuncia en letras visibles en cada uno de los locales, cuyos precios resultan, incluso, imbatibles para los libreros del Mercado de Sant Antoni de Barcelona, ciudad donde nació esta cadena.

Re-Read no ha nacido para hacer competencia a las librerías de nuevo y tampoco a los libreros de viejo

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Weber subraya que la cadena no ha nacido para hacer competencia a las librerías de nuevo y tampoco a los libreros de viejo, “nuestros mejores clientes, puesto que encuentran en nuestras librerías libros que, luego, ellos pueden vender por bastante más. Nosotros les hacemos la criba”. El modelo Re-Read nació ante la necesidad de crear un nuevo modelo de librería que funcione después de los años de la crisis. “Somos libreros de toda la vida. En 1996 abrimos una librería, en calle Muntaner, pero cuando en 2008 comenzó la crisis, empezamos a facturar cada vez menos y nos dimos cuenta de que era necesario buscar otro modelo más sostenible.

El precio lo es todo

“Para poder vender a 3 euros un libro necesitamos comprarlo a veinte céntimos de euro”, nos explica Weber, evidenciando que el éxito radica precisamente en vender a precios irrisorios y comprar a precios todavía más irrisorios, por no decir absolutamente insignificantes. “No compramos a empresas, compramos solo a privados que quieren deshacerse de sus libros por distintas razones, pero no los quieren tirar”.

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Los precios son fijos, no hay diferencia entre una primera edición o una edición de bolsillo

Los precios son fijos, no hay diferencia entre una primera edición o una edición de bolsillo. “Nos llevamos muy bien con las librerías de nuevo, si nos piden un libro que acaba de salir y no lo tenemos, recomendamos la librería más próxima. Por otro lado, nuestros mejores clientes son los libreros de viejo, pues somos el mejor filtro para ellos: nos compran libros a tres euros y ellos los vuelven a vender por una cifra bastante más elevada.

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20 céntimos, un libro

Que hay gente que no valora el libro no es una novedad; son varios y recientes los casos de herederos de reconocidas escritoras que no dudaron en vender sus bibliotecas; en esos casos, se hizo por dinero, sin importar que el legado bibliográfico de sus familiares quedara disperso, pero no son pocos aquellos que no encuentran mayor incordio que heredar un apartamento lleno de libros; en efecto, el propio Weber nos comenta que muchas veces se dirigen a apartamentos cuyos dueños quieren deshacerse de grandes cantidades de libros: “cuando hay personas que se deshacen de más de cinco cajas de libros, vamos a sus casas a recogerlos, puesto que es imposible que ellos mismos los traigan a la tienda”.

Es reflejo de la generalizada infravaloración del libro, pero ¿acaso quienes acuden allí no buscan libros, solamente libros?

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Uno podría concluir que Re-Read es reflejo de la generalizada infravaloración del libro, pero ¿acaso quienes acuden allí no buscan libros, solamente libros? Los compradores de estas librerías, por el contrario, parecen reflejar precisamente lo contrario: nos les importa la belleza del libro, ni su actualidad, ni la novedad, solamente el libro… porque si os llega una novedad que está en las librerías por más de veinte euros, vosotros no lo vendéis, ¿Verdad? “Si alguien ha ido a hacer un viaje, compra una novedad, y luego viene y nos la vende, pues la compramos.

Falta de criba, precios bajos y muchos compradores

Con la única criba que selecciona los libros vendibles, Re-Read puede ser el paraíso para cualquier lector. Precios absolutamente tentadores y una oferta que se renueva cada día con la llegada de nuevas adquisiciones –basta pasar una mañana en cualquiera de sus locales para ver llegar a vecinos con bolsas llenos de libros. Weber insiste que, a parte de todo esto, la clave del éxito está en la innovación tecnológica: “a diferencia de un librero de viejo nosotros catalogamos los libros y los lectores pueden saber que hay en cada local”, nos comenta, reconociendo que tuvieron que buscar la manera de mantener actualizado su fondo de libros que “se varía a cada minuto, con entradas y salidas”.

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"Estamos en fase de prueba y este sistema solo es válido en cinco tiendas, pero queremos extenderlo a todos los locales"

Por el momento, estamos en fase de prueba y este sistema solo es válido en cinco tiendas, pero queremos extenderlo a todos los locales”. Weber insiste en la importancia del desarrollo tecnológico, sobre todo en cuestiones de interconexión con los lectores, pero, destacando el desarrollo de técnicas informáticas, subrayando la construcción de una imagen y de un sello, alabando la presencia en redes, ¿habría sido posible el éxito Re-Read con precios más elevados?

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“Hay una voluntad ética de querer hacer llegar los libros a los máximos lectores”, nos comenta el co-fundador, que en estos tres años ha colaborado con algunas ONG para hacer llegar libros a países donde su acceso es complicado, sea por cuestiones económicas sea por cuestiones de transporte. “Se trata de hacer la lectura accesible”, subraya una vez más. En su discurso, se percibe un honesto compromiso con la lectura y su divulgación, pero, dejando de lado las campañas realizadas con ONG, los precios de venta y esos veinte céntimos que ofrecen por cada libro que compran obligan a reflexionar sobre el valor del libro en sí mismo.

El éxito de Re-Read despierta sentimientos encontrados

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Sin embargo, ¿es devaluando el precio hasta lo más mínimo y, consecuente, devaluando el valor intrínseco del libro que queremos hacer accesible la lectura? El éxito de Re-Read despierta, así, sentimientos encontrados: ante el entusiasmo por el número de lectores que agolpan sus librerías, está aquellos que no dudan en vender libros por sencillamente veinte céntimos, vaciando el libro de todo valor, o aquellos que olvidan que no basta con comprar libros, sino que es necesario comprarlos reconociéndoles, también económicamente, su valor.

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