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Bicis tuneadas

Los vehículos menos contaminantes se reinventan gracias a la customización.

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Donovan habla con acento español y mejicano. Todo a la vez, mezclado. Y salpica cada frase con vocablos procedentes de las cárceles y las calles de los barrios marginales de los Ángeles.

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Aunque Donovan nada tiene que ver con la vida carcelaria, adora la cultura chicana forjada a golpe de navaja e imaginación. De ésta salen los llamados cholos, hombres duros, tatuados, reunidos en bandas y con una estética y lenguaje propios. “Nosotros no somos cholos, eso sería una falta de respeto hacia ellos”, dice Donovan, muy serio, “pero si vendemos su estilo de vida y amor por el diseño”.

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A fallback.

Las bicis que vende Donovan -junto a su socio y a Richard, el mecánico y creador de muchas bicicletas- en su tienda DyD LowRider de Barcelona son “para fardar”, bicis demasiado especiales ¡y caras! cómo para dejar en la calle. Estos modelos tampoco se caracterizan por su comodidad. Nadie ha dicho que la estética vaya de la mano con la practicidad.

Costumizar o morir

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Niños grandes

“Tú, si subieras no podrías manejarla”, dice Richard mientras muestra algunas de sus creaciones: una con un sidecar, otra con dibujos a modo de tatuajes, otra con un manillar de medio metro de alto… Y es que en el mundo de la customización todo es posible.  Richard incluso cuenta que primero dibuja los bocetos de la bicicleta y después mira cómo hacerlos viables, ¡cómo hacer que “aquello” se aguante!.

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