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Cañonazo de romanticismo contra el cinismo y la banalidad

Hay química entre Ryan Gosling y Emma Stone

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Bailes y arrumacos contra el cinismo.

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MADRID.- El escultor británico Antony Gormley reprendió en cierta ocasión a la crítica por su inclinación a “comparar demasiado y olvidar la alegría de tener que mirar y contemplar por sí mismo”. Parecen palabras a la medida de La ciudad de las estrellas (La La Land), el musical de Damien Chazelle, con Ryan Gosling y Emma Stone, que ha arrollado en los Globos de Oro y que se presenta como una de las máximas favoritas para los Oscar y, desde luego, para la taquilla.

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Hay química entre Ryan Gosling y Emma Stone

La ciudad de las estrellas (La La Land) es una historia de amor y desamor de dos soñadores en Los Ángeles. Sebastian es un compositor y pianista enloquecido por el jazz que aspira a recuperar una mítica sala dedicada a esta música, mientras malvive tocando canciones que detesta en clubes donde nadie le escucha. Mia es una aspirante a actriz que va de prueba en prueba, soportando el maltrato de los directores de casting y que paga el alquiler con lo que gana como camarera. Al encontrarse refuerzan su tesón por conquistar sus sueños. Pero, tal vez, rematar esas ambiciones sea incompatible con el amor. Un cuento de hadas para adultos con el que combatir a la sociedad cínica y pueril de Los Ángeles.

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Emma Stone en un lance de 'La ciudad de las estrellas (La La Land)

Un viaje por clásicos del musical

La épica del sacrificio que dominaba en su anterior película, Whiplash, sigue aquí presente. No tanto como ‘la letra con sangre entra’, que él vestía de ‘el éxito no solo se consigue con talento’, si no como ‘todo lo que hay que sacrificar para alcanzar realmente tus sueños’. Cierto que se esfuerza por recuperar el espíritu de aquellos clásicos, pero no consigue atrapar su grandeza. Ryan Goslin no es Fred Astaire ni Gene Kelly y Emma Stone, aunque más convincente en la parte musical, tampoco es Ginger Rogers ni Eleanor Powell.

Esperanza y romanticismo

“Ahora más que nunca necesitamos esperanza y romanticismo en las películas. Son el lenguaje de los sueños, porque la realidad a menudo no está a la altura de nuestras fantasías”, afirmó Damien Chazelle en la rueda de prensa que ofreció en Venecia. Festival que inauguró esta película y que le dio pie a Emma Stone, cuando recogió su premio, para acusar a los jóvenes de cinismo. “No tenemos que vivir de manera cínica, esta película no lo es nunca mientras que los jóvenes de hoy en día sí lo son. Queríamos mostrarles que hay que trabajar con todo tu ser para lograr algo”.

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