Este artículo se publicó hace 13 años.
Caravaggio enfrenta a Sinde con Rouco Varela
Duelo entre Iglesia y Estado por el valor de 'El descendimiento'
Cuatro siglos más tarde Caravaggio sigue dando de qué hablar y dividiendo a sus patronos. Ayer, la sala cuatro del Museo del Prado fue testigo de la tensión entre Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, y Antonio María Rouco Varela, cardenal arzobispo de Madrid. Durante la presentación de El descendimiento, obra firmada por Caravaggio en 1604, el arte volvió a separar la visión laica de la religiosa.
Donde el Cardenal veía una excusa perfecta para que decenas de miles de fieles reafirmaran sus creencias frente al cuadro procedente de los Museos Vaticanos para formar parte de los eventos de las Jornadas de la Juventud, la ministra de Cultura veía una oportunidad de aumentar el número de visitantes al museo, de expansión de la cultura, de un acontecimiento que "activa a la población para construir una nueva mirada y resaltar aspectos en nombre de la Historia del Arte".
"Fue un criminal perseguido por la ley, un homosexual disoluto", dijo Sinde
Donde Rouco considera que "esto sirve para conocer lo que supone la Santa Sede para el Patrimonio de la Humanidad", González-Sinde recalca que "Caravaggio siempre ha sido apartado por los poderes dominantes, y después fue recuperado con el tiempo". "Fue un criminal perseguido por la ley, un homosexual disoluto, un rebelde que no respetó ninguna convención del arte y que fue rescatado mucho tiempo después", señaló para evidenciar las posiciones enfrentadas. La ministra reprochó de manera clara y directa en sus argumentos a la Iglesia por la presión y persecución que sometió a ciudadanos de toda índole, no solo al pintor. "Tras años de persecución hoy celebramos su pintura y le recordamos como uno de los grandes de la historia del arte", añadió González-Sinde.
Lo realmente reseñable para Rouco era que sus fieles participarían con más ímpetu en las Jornadas. "Ésta es una ocasión única para que la juventud encuentre estímulo religioso, más que un goce estilístico, es un goce de fe y esperamos un éxito religioso, en la creencia", añadió y no le quedaron palabras al cardenal para la juventud no católica. Por su parte, González-Sinde depositó sus expectativas en la afluencia a la pinacoteca: "Servirá para activar el museo, construir una nueva mirada y resaltar otros aspectos de la Historia del Arte".
A pesar de que la mayoría de las obras del maestro tenebrista fueron encargadas por la Iglesia, la relación entre ambos nunca fue buena. Artista indisciplinado y transgresor con los cánones establecidos de su época y su forma de entender la iconografía religiosa, de rasgos naturales y cotidianos, con modelos extraídos del pueblo, chocaba con el idealismo que pretendían las imágenes sagradas. Le costó múltiples quejas y rechazos por parte de entidades eclesiásticas.
Acostumbrado a las quejas por sus concepciones escandalosas de leyendas religiosas, en este caso "no tuvo ninguna crítica negativa, ni en su creación en 1602, ni en nuestros días", afirma el director adjunto de El Prado Gabriele Finaldi, para quien la falta de polémica en torno a la obra es una virtud. El cuadro de Caravaggio, que visita España por primera vez, y que figura junto a David vencedor de Goliat (única pintura del genio del barroco que posee el Museo), es el protagonista del itinerario artístico La palabra hecha imagen, un itinerario de 14 obras diseñado para el encuentro con el Papa.
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