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Carmen Elías: "Gloria es una mujer cegada por la fe"

La actriz protagoniza Camino, el controvertido drama de Javier Fesser sobre la hija enferma de una familia del Opus Dei

CARLOS PRIETO

La actriz Carmen Elías (Barcelona, 1951) tiene una larga trayectoria: casi 30 filmes en tres décadas de carrera. No obstante, es posible que nunca antes se haya enfrentado a un personaje tan conflictivo como la protagonista de Camino, el salto de Javier Fesser de la comedia al drama. En efecto, en Camino, que se estrena el viernes, interpreta a Gloria, una madre que vive la enfermedad, agonía y muerte de su hija como una redención religiosa.

¿Cuál fue su primera impresión del personaje cuando leyó el guión?

Pensé que era un filón. Gloria era un personaje con doble filo, había que encararlo con mucho cuidado, pero daba para implicarse a fondo.

¿Qué le gustaría que los espectadores sintieran por ella? ¿Compasión? ¿Odio?

Hay muchas formas de ser creyente. Gloria es del Opus Dei, es una militante de la fe, cree casi a ciegas. Partiendo de ahí, el espectador puede sentir diferentes cosas. Unos dicen: “¡Qué suerte tener esa fe tan grande en una situación así!”. Otros afirman: “¡Qué horror de personaje!”. Provoca reacciones favorables y adversas muy extremas. Como actriz he intentado abstraerme de todo el entorno religioso que la rodea. Fesser me dijo que tenía que ser la madre más amorosa del mundo. Así que he encarado la interpretación desde el dolor de una madre cuya hija sufre una grave enfermedad. Ella ama a su hija. Que se equivoque o no en la toma de decisiones no es asunto mío como actriz. Al menos he intentado no juzgarla. La interpretación podía haber sido un desastre si lo hubiera hecho.

Los espectadores parecen identificarse con el personaje del padre. Sin embargo...

Sin embargo, es incapaz de tomar decisiones, ¿verdad?

Sí.

Al menos ella actúa. A lo mejor lo hace mal, no quiero juzgarla, pero hace lo que cree que debe hacer. El padre se queda en el limbo de la duda.

Entonces, si la responsabilidad es compartida, ¿por qué nos sentimos identificados con él?

No tomar decisiones es una toma de partido como cualquier otra. No obstante, el padre nos resulta más cercano porque en unas circunstancias tan terribles no es fácil tomar una decisión y actuar en consecuencia.

¿La madre escucha a su hija?

Ambas creen que se entienden mutuamente, pero cada una vive en su realidad paralela. Por un lado, se podría decir que sus problemas de comunicación no tienen nada de especial: pasa mucho, todos debemos escuchar más atentamente lo que nos dice el otro. Sin embargo, en el caso de esta familia, el problema está agudizado. Gloria es una mujer cegada por la fe, vive en un globo sin comunicación con el exterior. Debería abrirse más, sí, pero su entorno la torpedea. Con todo, hay un momento en el que algo hace clic en su cabeza. Lo que la salva, lo que la redime como personaje, es que al final le da igual que su hija sea santa, lo que quiere es que viva. Y si es necesario, está dispuesta a permitir que vaya, por ejemplo, a las clases de teatro.

¿Por qué no la dejaba ir antes? ¿A qué tiene miedo?

Mi madre no quería que yo fuera a clases de teatro (se ríe). Los padres tienen tendencia a sobreproteger a sus hijos. Supongo que tienen miedo a la libertad de la vida, a que te alejes del entorno familiar. El miedo es uno de los motores del mundo. En mi opinión, la religión cumple una función si consigue abrirnos a la dimensión espiritual o al amor, pero si solo sirve de coraza contra el miedo, mal asunto.

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