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Censurados

Un centro de arte de Londres proyecta cintas censuradas por la BBFC

ISABEL REPISO

Señorita rubia casada llega a un campamento y traiciona el sexto mandamiento al ponerle los cuernos a su marido. La España franquista no transigió y resolvió hacer trizas la trama de Mogambo: Los espectadores observaban incrédulos cómo Grace Kelly y Donald Sinden se besaban en la boca por mucho que interpretaran a dos hermanos de los años 30. Y a pesar de no ser un partido de fútbol, la gente salía del cine con un marcador en la cabeza: incesto 1-fornicación 0. ¿Qué sería del surrealismo sin el tijeretazo? Un perro andaluz y poco más.


Para demostrarlo, qué mejor que una filmografía de alto voltaje erótico. El centro de arte londinense Barbican recupera películas cuyo contenido sexual fue objeto de censura por parte de la British Board of Film Classification (BBFC) y las proyecta en un ciclo del 19 al 25 de octubre.
Los títulos seleccionados abordan el sexo en toda su complejidad: violaciones, adicción y autolesiones forman parte de los personajes protagonistas. Y resulta imposible no acordarse de escenas precursoras. La mutilación genital que retrata Haneke en La Pianista (2001) recuerda a la angustia existencial de Gritos y susurros (Bergman, 1972).
La selección del centro de arte londinense da para reflexionar sobre una batería de cuestiones incómodas y tradicionalemente silenciadas. ¿Dónde acaba la repulsión y empieza el consentimiento en la violación que sufre Monica Bellucci en Irreversible (Gaspar Noé, 2002)?
El deseo de lo prohibido, la necesidad de posesión exclusiva o el placer del dolor son algunos temas que pone sobre el tapete El imperio de los sentidos (Nagisa Oshima, 1976), y Shortbus (John Cameron Mitchell, 2006) explicita las relaciones homosexuales. Aunque los amantes del realismo castizo quizá echen de menos esa crónica de ama de casa sufrida que esbozó Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Una cinta que da cuenta del sexo conyugal impuesto y del espontáneo extramatrimonial. El ciclo incorpora una fotografía en la que no faltan cuerpos tersos, lo cual siempre resulta placentero. A esto se suma el gusanillo de ‘auscultar’ a unas veinteañeras Ornella Muti y María Schneider.   


Descuento
El programa se antoja muy apetecible, con títulos como L’ultima donna (Marco Ferreri, 1975), Red headed woman (Jack Conway, 1932), La bête (Walerian Borowczyk), She done him wrong (Lowell Sherman, 1933), El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972), Lolita (Stanley Kubrick, 1962), Un chant d’amour (Jean Genet, 1950), Garden of Eden (Max Nosseck, 1954), The party’s over (Guy Hamilton, 1963), Conspirators of pleasure (Jan Svankmajer, 1996), Romance (Catherine Breillat, 1999) Baise-moi (Virginie Despentes, 2000) y Crash (David Cronenberg, 1996). A pesar del rol que juega la sexualidad en la filmografía pasoliniana, ninguna de sus cintas será emitida por Barbican. Las localidades cuestan 8,50 libras por cada proyección pero si se reservan tres sesiones el centro de arte hace un descuento de 5 libras.  

 
La BBFC se creó en 1912 y actualmente cataloga los filmes distinguiendo los que van destinados a una audiencia de 12, 15 y 18 años. Hasta la década de los 60, este organismo desempeñó una labor de control social y en su currículum destacan las descremadas ediciones de Rebelde sin causa y Smiles of a summer night, entre otras lindezas.

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